CAPITULO 9

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SAMANTHA

Cuando desperté, apreté más contra mi pecho a Ashley, me deleitaba el olor de su cabello, esto se estaba volviendo bastante personal, pero abandone la idea rápidamente, me deslicé de la cama y fui a la cocina por un desayuno bueno para Ash, en mi mente no se dejaba de repetir la frase "estas pagando", y yo la recordaba cada vez que mi corazón se aceleraba.
Subí con panecillos, huevos, café, fruta y un jugo de naranja y la encontré sentada en la cama, con el cabello revuelto, la imagen más sexi que había visto.

- Hola buenos días... - Ashley me sonrió, "hola" susurró muy bajo, aliste la mesa de desayuno en la cama y me acomodé frente a ella, que tenía la mirada perdida en la comida - ¿estás bien?

- Si, un poco... sorprendida. - Era la imagen mas perfecta de ver, con el cabello desordenado, mechones que caían por sus mejillas, sus mejillas rosadas y el suave aroma natural de su cuerpo

- ¿Porqué? - ladeé la cabeza - ¿hice algo mal?

- No. Solo... No me gusta despertar sola - Se pasó la mano por el cabello y acomodo algunos mechones sueltos detrás de sus orejas - Todo está bien, esta mas que bien... - Se inclinó y me dio un beso en la mejilla, el corazón me dio un brinco y terminamos por devorarnos él desayuno como dos locas en pocos minutos, y ella se ofreció a lavar los trastos, se demoró algunos minutos abajo y luego subió igual de linda que siempre. - ¿Que haremos ahora?

- ¿Que quieres hacer?, - me hizo un gesto desinteresado alzándome los hombros - ¿qué sueles hacer un domingo después de desayunar?

- No lo se... me gusta dormir los domingos, me levanto como a las.... ¿dos?... - Me dio risa.

- Esa era la hora que me levantaba antes de ser abogada. - Ella me sonrió por cortesía, wow. momento. - No lo dije por ofenderte.

- No me ofendes.

- Bien, es la verdad, en mi vida universitaria así tuviera mucho trabajo dormía hasta tarde, ahora es imposible.

- ¿Por? - Bueno, ¿Qué le puedo decir?

- Tengo muchísimo trabajo, simplemente cuando tengo mas de un caso no me queda tiempo de respirar...

- ¿y porque no te tomas las cosas con calma, de a un solo caso? - Me tomo por las mejillas y me beso con ternura, no quería pensar que Ash... no era imposible, enterré mi lengua en su boca de manera posesiva y ella respondía tan bien a mi beso, su cuerpo encajaba tan perfectamente con el mio, mi teléfono sonaba en algún lugar de la habitación, pero ninguna fuerza podría quitarme de estar encima de Ashley... - deberías contestar - la ignore y le quite una de mis camisas que no supe en que momento había tomado del perchero justo antes de bajar a lavar los platos.

- Me muero de ganas por tener sexo duro contigo... - JODER.

Un silencio inundo la habitación, ya no sonaba mi teléfono, y Ashley había dejado de besarme, bien. Tenia un gesto inexpresivo que no pude entender, se había deslizado de mi cama y estaba buscando su vestido, para cuando reaccione estaba terminando de calzarse sus tacones.

- Ashley, ¿ a donde vas?

- A mi casa.

- Espera por favor, ¿que paso, que hice? - Ashley salio de la habitación casi corriendo, la seguí hasta el umbral de la puerta de entrada de la casa, la tome fuerte por el brazo y la detuve

- Me estas lastimando. - A pesar de esas palabras no la solté, su desprecio al rechazar mi oferta de sexo duro pisoteo mi ego, no estaba acostumbrada a que ninguna mujer me rechazara, la devolví hacia mi cuerpo.

- ¿Que pasa?, ¿que quieres que te diga? - Nos observamos por segundos donde todas las emociones pasaron en los ojos de Ashley.

- ¿Crees que quiero que esto signifique algo o que? - Sus ojos se cristalizaron.

- Ashley tu y yo sabemos que esto es solo sexo, si te hace sentir mejor... muy buen sexo... - Me sonrió con reproche - ¿Estas contenta ahora? - Su sonrisa fue como una pisoteada en mi cara.

- No te estoy pidiendo nada Sam, yo no siento nada, ni lo sentiré nunca por una persona como tu. - auch. Unas picadas en el corazón de puro dolor me hicieron parpadear rápidamente.

- Perfecto, eso era lo que quería escuchar, ahora, necesito que hablemos de algo.

- Mira Samantha, tu tiempo termino hace 12 minutos, por eso me estoy hiendo.

- Puedo pagarte dos horas mas.

- tengo mi tiempo ocupado, para ser exacta una cita en leves minutos.




***


ASHLEY

- Tengo mi tiempo ocupado, para ser exacta una cita en leves minutos. - Sus ojos se nublaron de ira, ya había visto esa mirada y esa expresión antes, era la que le había dado a Tatiana la noche anterior. Me arrastro hacia una habitación de la casa, que resultaba ser un estudio, "siéntate" me dijo mientras encendía el computador de mesa de la habitación, tome asiento frente a un gran escritorio y del otro lado estaba ella concentrada en escribir algo en el computador.

- ¿Cuánto te ganas al mes?

- ¿Por? - Me dio una mirada asesina.

- ¿Cuánto? - me dijo apretando los dientes.

- Por poco 4000 dólares si trabajo todos los días excepto los fines de semana, y por mucho 6000 dólares trabajando fines de semanas completos y noches completas, como contigo anoche. ¿Por qué tanta curiosidad? - Me ignoro por completo y continuo escribiendo algo, la impresora se puso a trabajar y saco dos papeles.

- Esto es un contrato, quiero exclusividad, serás mía todos los días del mes, sin derecho a descanso, no quiero decir que sea un ser insaciable, quiere decir que te quiero disponible cuando me apetezca y que tendrás que fingir ser mi novia cuantas veces deseé. La paga es tres veces más de lo que te ganarías en un buen mes, por supuesto tienes que renunciar a tu empleo y tienes que vivir conmigo, el contrato esta por vigencia de un año, si en un año aún me pareces apetecible, lo renovamos, si el caso es el contrario, terminamos todo en un año.

- ¿Estas demente?, por supuesto que no. - Me dio una mirada de suficiencia por encima del escritorio.

- Te doy hasta el miércoles para que lo pienses, si no me buscare otra. - me tendió el contrato y dude en recibirlo, si lo recibía era como si fuese a aceptar aquella canallada, ¿Qué clase de persona compra a otra de tal manera?

- ¿Acaso no puedes conseguirte a alguien?, a quien no tengas que pagarle por supuesto.

- He concluido lo que quería decirte, en el contrato esta mi numero, si aceptas, házmelo saber. Vete.

¿En que momento esto dio tantas vueltas?, ¿donde quedo el hecho de besarnos y tocarnos hasta casi borrar nuestras bocas? Todo había sido mi culpa, yo era la que se había enojado hasta los cojones cuando Samantha no menciono palabras tiernas, ¿que me pasaba?, yo era una jodida profesional.

LA PREPAGO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora