CAPITULO 5

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ESTRELLA

- Solo debes fingir que eres mi chica. - Yo podía hacerlo, de hecho quería hacerlo.

- ¿Que se supone que haga? - Le pregunté con curiosidad imaginándome todo en mi cabeza.

- Bien, te daré un cheque para que te compres un vestido de diseñador junto con unos zapatos, de paso dinero para maquillaje y lo que sea que te quieras comprar.

- Tengo todo eso, no necesito dinero para nada.

- No es algo a discutir Estrella. - Me miró fijamente sintiéndome inmediatamente intimidada, a veces me asustaba pero... - ¿Cuál es tu verdadero nombre?

- ¿Que? - es decir, ¿qué?

- No puedes llamarte Estrella, es simplemente... un nombre extraño.

- ¡No te diré mi nombre! - Me levanté, intentando huir, pero Sam me tomó de la mano y me regreso con fuerza hacía la cama, quedando sentada en su regazo.

- No tiene nada de malo que me digas tu nombre, yo te dije mi profesión...

- Solo porque me necesitas.

- ¿Que te hace pensar eso?

- Es la verdad, puedo sentirlo.

- No inventes, puedo contratar a alguien más si quisiera.

- ¡Pues hazlo! - Intenté levantarme y me devolvió a sus piernas, me apretó más fuerte que antes.

- Heyyy... - Me rozó sus labios contra mi oreja - No te estoy pidiendo nada del otro mundo...

- Claro que si Sam, quieres que mezcle mi vida privada con esto, y eso no sucederá.

- Solo quiero tú nombre...

- Déjame levantarme.

- Quiero tu nombre.

- Okay, te lo daré, pero suéltame. - Me soltó y pude ponerme de pie, la mire con tanta irá y fue peor cuando vi la sonrisa con sarcasmo que me dedico, solo la había visto dos veces en mi vida, pero odiaba esa sonrisa con mi alma.

- Dímelo.

- Ashley.

- ¿Ese es?, creí qué pusiste tanta resistencia porque te llamabas Rosa Tulia o algo. - La mire sin expresión en mi rostro y ella se levantó hasta alcanzarme - No me odies, tienes cara de Ashley. - Caminó hasta su maleta y la abrió sacando esta vez un arnés con el falo más grande.

- ¿Quieres matarme? Esa cosa es enorme, no vas a meterme esa cosa. - Ella pareció no escucharme, pasó sus piernas por las correas y se lo amarró bien, la sola imagen de ella con el arnés y esta vez sin camisa hizo que me humedeciera. - ¿No escuchaste?

- No. - Lleno el falo nuevamente de lubricante y se acerco a mí con una mirada un poco nublosa, no se en que momento me giro y me puso en cuatro contra el borde de la cama, me estremecí ante la sensación de sentir el falo poco a poco tocarme los alrededores de mi vagina, Sam me coloco dos dedos delante de mi boca - Lame. - Los lamí como si se tratará del mejor chocolate del mundo. - Dejalos bien lubricados - sus palabras me hacían estremecer. Me paso los dedos llenos de mi saliva por la vagina y me penetro de una sola vez.

- ¡AYYYY! - Esta vez fue un gritó genuino.

- Quería que gritaras de verdad. - y comenzó a darme fuerte sin detenerse, la vista se me nubló y me corrí no habiendo pasado ni un minuto. - Ella salió de mí y me volteó dejándome boca arriba, acostándome completamente en la cama, volvió a entrar en mí y ya no sentí ni un poco de dolor sino un placer genuino, no se en que momento la gire y la cabalgué, solo se que me deje llevar y mientras la montaba coloque mis manos en su vientre y acaricie sus hermosas abdominales, me vine varias veces seguidas, cuando me quise bajar de encima de Sam, ella misma me acostó delicadamente y lentamente saco el gran falo dentro de mí, pude ver cómo escurría mis fluidos de el.

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