Capitulo 30

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Corremos por las calles desiertas de Alexandria con Nicholas colgando de nuestros hombros, Glenn hace muecas de dolor mientras entramos con dificultad a la enfermería, recostamos a Nicholas en la camilla mientras Rosita se acerca con preocupación a nosotros.

—Glenn, Sarah. ¿Qué les pasó?

—Estamos bien.— murmuro mirando al asiático.

—Se ven fatales.— exclama Tara desde la camilla frente a nosotros.

Sonrío y me acerco a ella, Rosita nos confirma que estará bien y sonrío de alivio al verla tan recompuesta. Glenn camina hacia nosotros sonriendo hasta que la voz de Maggie llama nuestra atención.

—¿Tara?

—Estoy bien, ellos no.— suspira y nos señala.

—Glenn, ¿Qué les pasó?— se acerca a su esposo con preocupación.

—Estabamos afuera y los caminantes nos atacaron, solo...— hace una mueca de dolor mientras Maggie inspecciona la herida de bala.

Maggie mira con desconfianza hacia Nicholas y Glenn me mira en busca de ayuda.

—Fui yo, fue un accidente, no tenía un tiró limpio.— murmuro intentando esconder mi tono molesto.

—Estamos bien, no te preocupes.— sonrie Glenn.

Eugene entra con prisa a la enfermería pero se detiene en cuanto ve a Tara despierta, entra cauteloso y se para junto a la camilla sin despegar sus ojos de ella.

—Gracias a Dios, tu peinado está intacto.— murmura Tara con una sonrisa.

Eugene toma su mano con delicadeza y sonríe con alivio sin despegar sus mirada de aquella muchacha.

—Oigan, Eugene me está asustando. ¿Pueden traer a Noah para que me proteja?— dice en broma.

Siento una pequeña punzada en el pecho al escuchar su nombre, la miro con tristeza y niego para hacerle entender que Noah no lo logro, un pequeño sollozo se escapa de sus labios y yo me acerco con cuidado a ella, acaricio su brazo con delicadeza e intento sonreírle.

[...]

Me siento en la pequeña escalera frente a la casa, las calles están silenciosas y solo se logra escuchar los grillos del jardín. Suspiro y escondo mi cabeza entre mis brazos con cansancio, esto es cada vez más difícil, un carraspeo hace que levante mi vista.

—Hola.— murmuro con tristeza.

—Me enteré lo de Noah.— dice mientras se sienta a mi lado.

Mis ojos se llenan de lágrimas que no puedo contener por mucho tiempo, Daryl pasa su brazo por mis hombros y me atrae a su cuerpo, sollozo sin importarme llenar su camisa con mis lágrimas. Acaricia mi cabello con delicadeza mientras intento calmarme de a poco, levanto mi vista hacia el y me pierdo en el azul de sus ojos por un momento, con su pulgar acaricia mi mejilla llevándose con el mis lágrimas derramadas, le sonrío con vergüenza y el curva sus labios en un intento de sonrisa.

—Daryl, quiero explicarte algo.— digo temerosa.

El ballestero se tensa levemente y esquiva mi mirada, clava su vista al frente y en silencio se levanta.

—No tienes por qué explicarme nada. Hasta luego sarah.— dice sin más dando algunos pasos hacia su casa.

Corro hacia el y lo tomo de la mano haciéndolo voltear.

—No puedes huir de los sentimientos Dixon.— lo miro molesta.

—No estoy huyendo.— murmura cortante.

Esperanza //*Daryl Dixon* [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora