Capítulo 18 Hablemos

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7 de Mayo de 1969

Han pasado cuatro días desde que Clarke me propuso esa locura de convivir como si no hubiera pasado nada. Ha veces pienso que se sobre esfuerza demasiado. También son cuatro días que llevo sin ver a Ontari, no es que me suba por las paredes, es que en ocasiones echo de menos hablar con ella, Clarke me ha suprimido temas de las que no debemos hablar ¿con quién las hablo ahora? Doy gracias a dios que la señora McConaughey es comprensiva y soporta mis charlas. Pensaba que me iba a regañar y decirme que mis deberes eran con mi esposa, ¡Ay! si realmente supiera que mi esposa es Clarke:

– ¿Qué sientes al tener a tu esposa lejos?

¿Qué siento respectivamente al tener a Ontari lejos?:

– La hecho mucho de menos ¿Sabe?– Le comento mientras estoy haciendo un pequeño descanso– con ella es diferente, no tengo que estar midiendo las palabras, es comprensiva y puedo confiarle todo sin tener miedo a que me juzgue a la primera de cambio, de Clarke ya no sé qué esperar, ahora que la voy conociendo nuevamente, en el fondo no lo hace con malas intenciones – bueno "en algunas ocasiones sí"– pero no sé si debo conformarme con eso. Ontari es más reflexiva, en ocasiones – me veo sonriendo, puede que ya sea porque vaya aceptando esa faceta tan enervante de mi verdadera mujer– Clarke, piensa demasiado o por el contrario es demasiado impulsiva, no mide y te puedo asegurar que me la pasamos más tiempo discutiendo incluso por pequeñeces.

– ¿Con tú mujer no discutes?

Por mucho carácter que tuviera Ontari, ella es la calma, pocas veces me echa en cara nada, es más si discutimos acaba siendo por mis cabezonerías y mayormente porque Clarke es el tema principal. Ahora, lo que me duele es la facilidad que tuvo para marcharse y dejarme sola con Clarke, ni una llamada, ni un telegrama ni si quiera una mísera carta en la que me diga está bien:

– No, solo al comienzo– me entró la risa– tenía buena mano para soltarme una cachetada cuando trataba de pretenderla, me gusta cuando saca su carácter

– No hay quien te entienda joven– acaba reconociendo la mujer – dices que tu mujer es tranquila, pero reconoces que te gusta que saque el carácter, la tal Clarke tiene y mucha.

– Si la viera, me comprendería, se sale de todo tipo de cánones de belleza, ni la típica rubia que se la pasa todo el día en la peluquería o dentro de casa tratando de ser la ama de casa perfecta– me siento en su porche y pierdo la mirada en el camino de tierra – es como el tabaco, sabes que es malo y sabe mal, pero no puedes dejar de fumarlo – arrugo la frente, creo que esa no había sido buena comparación – Poco a poco, todo este sentimiento de vacío empieza a surgir, quien sabe a lo mejor permanecía latente, a la espera de su chispa, Ontari solo me ayuda a no derrumbarme. Asique – me encojo de hombros – sigo en las mismas, porque por mucho que me haga sentir, el miedo a sufrir está ahí.

Siento la mano de la mujer en mi hombro:

– Si el amor fuera fácil de comprender, si fuera fácil leer la mente de cada persona, el amor acabaría siendo efímero, lo bonito de convivir con una persona es que siempre se acaba aprendiendo algo nuevo, no esperes que todo será color de rosa– sonrió y se le iluminó los ojos – Mi difunto y yo también teníamos nuestras peleas, no era perfecto, nadie es perfecto, aun así lo amaba, porque él era mi chispa– me acaricia del mentón– sé que quieres a Ontari cariño, pero si realmente la amaras no dudarías, la escogerías a ella con los ojos cerrados, Clarke es tu primer amor y si dudas es porque algo quedó, no puedo decirte si quieres a una más que otra, lo único que sé es que tienes dos historias y una debe de cerrarse – movió las manos como si fuera una balanza– La seguridad, la comprensión, el amor y apoyo de tu mujer o, saber hasta cuando estás dispuesta arriesgarte por la incertidumbre.

Honor Guerra y Amor 2 (Clexa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora