Capítulo 17 Comienzo

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3 de Mayo de 1969

Pues claro que va a querer dormir bajo el mismo techo, no la iba a mandar a los establos a dormir con la yegua. Comienzo a divagar mientras estoy apoyada en la valla. El problema es que me lo estoy replanteando lo que me ha ofrecido "Ya lo has aceptado" Oh cállate, me respondo a mí misma. Sí mis abuelos me vieran ahora, me darían dos buenos cocotazos, no me educaron para tener mujer de quita y pon. Mejor era sentarse a hablar, mientras desayuno porque sigo teniendo hambre, miró fulminante al enorme perro:

– Espero que hayas disfrutado los bollos – miro a mi espalda la yegua estaba en medio del campo pastando – Pues espero que no vuelva a intoxicarme con más laxante.

Digo en voz baja mientras decido entrar en la casa, con la esperanza de que esté perfectamente vestida y menos calenturienta. Voy acercándome a la cocina y la escuchó cantar, una canción que en más de una ocasión he tenido grabada a fuego en mi cabeza:

Break it to me gently

So my tears

My tears won't fall too fast

If you must go,

Me quedo un buen rato detrás de la puerta escuchando y dibujo una sonrisa, la canta mejor que yo, no recordaba que cantaba tan bien:

Then go slowly

Let me love you

To the last

Me asomo lentamente, está distraída, apoyada en la encimera cortando fruta, paraba un poco y se introducía un trozo de manzana, lo masticaba y quedaba pensativa, como si quisiera recordar la letra o por donde había parado de cantar, tenía un gesto interesante, iba a comenzar nuevamente a cantar cuando se da cuenta de mi presencia y se cohíbe:

– ¿Cuánto tiempo llevas ahí?

Me guardo las manos en los bolsillos y permanezco en la puerta:

– Por mí no dejes de cantar– dibujo media sonrisa– te estaba saliendo mejor que a mí, The love we shared, for oh so long – paro de cantar, debo de estar ridícula– mejor olvídalo

– ¿Te la sabes?

Me iba a sentar junto a la mesa, cuando paro y la observo, está sonriendo. Me doy cuenta de un dato, cada vez que Ontari me regala una sonrisa pienso, "es la sonrisa más bonita que he visto nunca" Clarke no hay pensamiento alguno, más bien es un sentimiento, contagioso porque me veo sonriendo con ella:

– Nunca me he parado a escuchar la canción– respondo sinceramente– ni sé quién la canta, simplemente la tengo en mi cabeza.

Se contiene las ganas de reír, como si hubiera dicho algo obvio, se gira y se dispone a acercarme un plato de huevos revueltos y bacón frito:

– No te calles, ¿qué es lo que te hace gracia?

Me sirve un plato y otro ella, con mucha menos comida. Se muerde el labio inferior pensativa, hasta que por fin me lo dice. Normalmente suelen decir que soy muy charlatana, en esta ocasión me puede el interés de escucharla y no sé si tiene que ver, pero es la primera vez que le brillan un poco los ojos, apenas como, ya que me cuesta apartar la mirada de ella:

– Intentaste hacerte la valiente y no llorar, de verdad que sentía mucho haberte pillado la mano, pero es que estabas tan mona con el uniforme y entregándome el ramo de flores con pulso tembloroso– creo que ya leí una escena así en mi diario, solo que no me la imaginaba así, no conseguía poner caras, expresiones o sonrisas como las que ponía ahora– me tocó socorrerte, mientras que insistías constantemente en hacerme tu mujer, pensé que en vez de haberte pillado la mano, te pillaste la cabeza, nos acabábamos de conocer...

Honor Guerra y Amor 2 (Clexa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora