Capítulo 30 Creer en el amor

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No era de ver mucho la televisión, pero me había entretenido viene una serie, una bruja que se enamora de un humano y tiene que vivir en el mundo de los humanos. Clarke se fue a la cocina, no sé si es por estrés últimamente la veo comiendo mucho. Veo que sale decaída y me siento culpable aunque no debería sentirme así, es decir ella fue la que me mintió y tampoco es que la haya dejado o gritado:

– Clarke– le digo desde el sillón, me mira precavida– ¿Hay palomitas o algo para picar?

– Creo que hay patatas fritas

Iba a entrar nuevamente a la cocina:

– No ya voy yo– digo levantándome y me dirigí a la cocina– tú siéntate, el programa está entretenido y creo que emitirán otro capítulo– rebusco en los muebles, tampoco soy de picar entre horas, prefiero comer un buen plato de comida caliente, casi lo estoy haciendo por hacer algo juntas. Me sigue igualmente y encuentra la bolsa mucho antes y que mejor sitio que en el alacena, como se nota que la cocina es el único sitio que es mi debilidad, me la da– Ven siéntate a verlo conmigo, seamos la típica familia que se emboba enfrente del televisor.

Curva la comisura de los labios y asiente con la cabeza. Se sienta junto a mi y le arropo con la manta. Suerte que dio tiempo a comenzar a ver el siguiente capítulo. Hice una mueca:

– La suegra del Darrin ese tiene el título de bruja aunque no tenga poderes– miró a Clarke y me entra la risa, casi se engulle la bolsa entera de patatas– ahora mismo te pareces a la Samanta esa meneando el tanto el hocico

– ¿Te aterra que me ponga gorda?

Me pregunta dejando la bolsa encima de la mesilla:

– No digas tonterías, odio cuando dices eso, no estoy enamorada de tu cuerpo y ¿si soy yo quien engorda?

Finge poner una mueca de pavor:

– Obviamente te pediré el divorcio y me iré con otra con mejor cuerpo y más joven.

La miro boquiabierta:

– Así que con una más joven– asiente entre risas– no lo harías– tiro de ella para que se sentara sobre mí– no dejaría que lo hicieras.

Se pone un poco más sería y me mira fijamente, totalmente vulnerable y me acaricia roza gran parte de mí cicatriz:

– ¿Lo prometes? ¿Aunque meta la pata una y otra vez?

– Clarke no te voy a mentir, raro es el día que no me den ganas de mandarte a la mierda

– ¿Por qué no lo haces?

Me preguntó curiosa, era una pregunta con una respuesta obvia:

– Porque te quiero

Lo normal esperaba escuchar un yo también. Pero siguió con una pregunta a mi parecer extraña:

– ¿Qué pasa si el día de mañana quedo embarazada? ¿Seguirías estando dispuesta a adoptar un niño que no es de tu sangre?

– Clarke no debes temer, quieres a ese pequeño no me voy a negar a adoptarlo, estoy segura de que yo también lo voy a querer mucho– retiré un mechón y besé la punta de la nariz– escogeremos la mejor educación, haría doble turno solo para pagarle la mejor Universidad, porque irá a la Universidad– digo asintiendo con la cabeza– como si quiere ser ingeniero. Le dedicaremos a ser un hombre de bien yo le enseñó a pilotar y tú a cocinar.

– ni de coña dejo que le acerques a un trasto de esos

Eso ya lo veríamos, seguro que cada una quiere llevárselo a su terreno, Clarke con la medicina y yo la pasión por los aviones. Algo debe aprender de mí y si es reparando las cosas de la casa seguro que se reiría al ver cómo me doy más de un martillazo:

Honor Guerra y Amor 2 (Clexa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora