Honor Guerra y Amor 2 (Clexa G!P)

capítulo 32 Perder más que ganar

Nada más escuchar eso para en seco, lo más común es que insistiera como en la mayoría de las ocasiones. "Déjame explicarte" "fue un malentendido" "no es lo que parecía" "te quiero" un buen recital. Me miró completamente seria, asintió con la cabeza y se dio media vuelta para entrar en casa. Siempre pensé que lo más difícil que había hecho en mi vida había sido arrebatarle la vida a una persona. Lo más difícil de mi vida estaba a punto de hacerlo esta misma mañana.

Ambas nos sentamos enfrente de la otra ¿qué podíamos decir? En realidad, ya lo había dicho yo nada más llegar, aunque si me gustaría adivinar que estaba pasando por la cabeza de Clarke. Pasa las manos por encima de la mesa de roble:

– No voy a discutir Lexa– me sorprende con ese comentario– no puedo alterarme, no voy a insistir y arriesgarme a perder más de lo que pueda ganar.

¿Cómo puedo interpretar eso? ¿Perder más de lo que pueda ganar? Es de nuestro matrimonio de lo que estaba hablando ¿qué era más importante que esto? ¿Niylah? ¿Bem? Yo no quiero seguir por no hacernos más daño, eso no quiere decir que sea mengüe su importancia:

– En ese caso– digo levantándome– no tiene caso que siga aquí

– Diga lo que te diga no me vas a creer– se levantó y fue hasta la mesa de centro que estaba enfrente del sillón, había unas cuantas cajas, las reconocí nada más entrar, ya que esas mismas las subí al ático al poco de mudarme, sacó un montón de cartas atadas por un lazo y me las tiró con rabia– A lo mejor si lo ves por tus propios ojos...

– Seguiría viendo en ellas que me lo estuviste ocultando durante un buen tiempo– manoseo el paquete de cartas y tomo aire– Clarke, no te habré contado todo y las pocas cosas que he llegado a ocultarte ha sido con intención de protegerte, tú me lo ocultaste por miedo ¿Cómo pretendías seguir con algo si ni siquiera eres capaz de confiar en mí?

Miro un objeto que sobre sale de una de las cajas y lo reconozco enseguida, mi estómago se encoge y siento nostalgia. Doy un par de pasos hasta la caja y agarro el oso de peluche, cuando supe que estaba embarazada o mejor dicho, cuando me lo chivó Ontari.

Clarke se acerca y me arrebata el objeto solo para lanzarlo de nuevo a la caja. Me mira con resquemor ¿es qué acaso soy la mala? Encontré a otra besándola ¿hubiera estado mejor que quedara de brazos cruzados?:

– Recuerda esto Lexa Woods– da un paso hacia a mí y debo decir que empiezo a sentirme intimidada– Tú también vas a perder mucho más el día que firmes los papeles del divorcio, será la última vez que me veas y sepas de mí

– En ese caso, te desearé lo mejor y que encuentres la felicidad que yo no pude darte.

Fui hasta la puerta, no me sigue, no me detiene y tengo que luchar con todas mis fuerzas por no llorar o en el momento en que mi mano tocó el pomo de la puerta poder abrirla y dar el paso hacia a fuera. Quiero gritarla, quiero discutir, quiero pelear pero con la finalidad de quedarme, de estar varios meses sin hablar, pero siempre a su lado. De que serviría seguir nadando contra corriente, nos conocimos en época de guerra, nos conocimos en el peor momento de nuestras vidas. Hice de tripas corazón y me marché.

Los siguientes días, no voy a mentir fueron horribles, andar por casa en pijama, comer helado, llorar mientras escucho temas de Frank Sinatra, incluso renuncie a mi trabajo, Ontari me tenía en su casa como alma en vilo, ella tampoco solía hablarme mucho, suficiente hacía con recoger la mierda que dejaba a mi paso y haber retrasado su viaje, solo hasta que yo abandonara su casa. Una mañana estaba sentada en el sillón, comiendo las chocolatinas que había comprado Ontari el día anterior mientras veía Embrujada, creo que hasta he engordado un par de kilos.

Escucho a Ontari gruñir desde la cocina y salir a grandes zancadas, me arrebató el mando de las manos y miró con furia los envoltorios que estaban encima del sillón. Debo decir que me intimidó tanto que encogida, recogí los papeles pensando que era porque los había dejado en medio: