Capítulo 16

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16

  -Vamos, que alguien coja a Meghan y la lleve a la enfermería. Los demás: id también a que os miren esas heridas –ordena Dédalo.

 El mundo empieza a funcionar de nuevo: la gente se vuelve loca. Todos empiezan a hablar a la vez, unos encima de otros, ayudando a los cazadores heridos, incluyendo a Dan, Noah y Andrea, a llegar a la enfermería.

  Noah sigue temblando, Andrea me ve e inclina la cabeza a modo de saludo. Los sigo hasta el ala médica.

  El suelo de los pasillos se va empapando de sangre a medida que recorremos los pasillos, como cuando un vaso de agua se derrama en una mesa. La sangre es una mezcla entre la de Meghan, que va unos pasos por delante de nosotros, y de la pierna de Andrea, que tiene un profundo corte en el muslo. Oigo gritos y golpes detrás de mí y me giro: un grupo de cazadores está intentando oprimir a una mujer…

  … una mujer de ojos blanquecinos.

  Es una Blanca.

  ¿Querrán hacer con ella lo mismo que habían hecho con aquel hombre que escupía espuma? Mis nervios incrementan su potencia.

  Deja de pensar en lo que viste en los laboratorios, tonta – me digo.

  Intento alejar de mi cabeza esa imagen tan desagradable y aterradora… solo consigo alejarla parcialmente. Sigo a los heridos.

                                                                                 ***

  -¿Puedo ayudar en algo? –pregunto a la enfermera castaña, la que está al lado de la camilla donde se encuentra Andrea. Me siento impotente e inservible aquí parada en una esquina sin hacer nada, solo mirando.

  La enfermera me mira.

  -Sí. Ven aquí y procura que Andrea no se mueva –Asiento y me acerco a la camilla. La enfermería está a rebosar de gente. Huele a sangre y a sudor. Andrea tiene el corte del muslo lleno de trocitos de cristal. La sujeto por los hombros y hago fuerza para tumbarla de nuevo en la camilla.

  Andrea me mira suplicante.

  -Por favor, Amanda, haz que me pongan anestesia – lloriquea-. Me duele mucho.

  Miro a la enfermera, que me devuelve la mirada y lanza una mirada de pena a Andrea.

  -Dios, Andrea, relájate…

  -¿¡Cómo que me relaje?! Tengo un boquete en mi muslo…

 -…ya sabes que reservamos la poca anestesia que tenemos para las cirugías – le hace un torniquete improvisado con un cinturón un poco más arriba de la herida.

  -Andrea, muerde esto –le entrego un trapo que he cogido de la mesita de al lado -, aguanta un poco. No me seas llorona –me lanza una mirada que promete darme un buen golpe después de esto.

   Andrea se mete el trapo en la boca y la enfermera coge unas tijeras quirúrgicas y se dispone a empezar a sacar los trocitos de cristal.

   Andrea me agarra la mano con fuerza.

  -OH. DIOS. MÍO. QUE. DOLOR –grita Andrea.

    La enfermera introduce las pinzas en el interior de la herida mientras hurga un poco con los dedos, enguantados en látex, para encontrar los trocitos. Cada vez que encuentra uno utiliza las pinzas para extráelo lo más rápido posible, ignorando los gritos de Andrea. Es una imagen tan desagradable como ver a un animal muerto, pero no puedo dejar de mirar. La mirada de Andrea está cubierta de angustia y dolor.

REFUGIO ( #1) [EDITANDO]Where stories live. Discover now