Capítulo 8

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  Me encuentro sentada en una de las esquinas que rodean una tarima donde dos Cazadores –Asó me habían dicho que se llamaban los que salen a patrullas y a luchar -, peleando.

   La chica joven consigue dar un puñetazo en la mandíbula al hombre, claramente más mayor. Es la primera vez que lo consigue en los quince minutos que llevan peleando. Una idea cruza mi mente.

   Me doy cuenta de que no es tonta, al contrario, es listísima; lo que pretende es imitar la estrategia alemana en la Primera Guerra Mundial –la guerra de desgaste -, y agotar al enemigo hasta forzar su rendición. Que astuto e inteligente.

    El hombre gruñe y se da cuenta, demasiado tarde, del error que ha cometido al subestimarla e intenta un ataque desesperado para desestabilizarla, intentando darle un golpe en la espinilla. La chica lo esquiva u le hace la zancadilla, lo que hace que el hombre caiga al suelo y levante las manos en símbolo de rendición.

   -¡Me rindo! –Exhala.

    Todos los presentes estallaron en vítores, dándole un golpecito amistoso en las espalda a la chica –Lucía, según los gritos -.

    Lucía rompe su serio semblante y deja ver una amplia sonrisa de suficiencia. Le ofrece la mano al hombre –Will- y lo ayuda a levantarse. Le dirige unas palabras en una voz tan baja que solo ellos lo pueden oír.

   -¡ENHORA BUENA, LUCÍA!

   -¡MENUDA PALIZA!

   Entre todo el gentío, Jorge, el entrenador y árbitro de Refugio, se abre paso hasta llegar al centro y coge el brazo de Lucía.

  -¡La gran ganadora de la tarde: Lucía García! –Los vítores y los aplausos vuelven.

  En esta primera semana que he pasado entre esta gente ha sido bastante tranquila y relajada. Hoy ha sido el primer día que alguien –Jorge- me ha dicho que hoy tenía que hacer algo.

   Son las siete y media de la tarde y todavía no sé qué es lo que tengo que hacer.

    Jorge hace callar a la multitud.

    -Vais listos si creéis  que esto ha sido todo por hoy, gente –lo dice todo con la voz típica de los anuncios de la tele tienda-. Hoy tenemos entre nosotros a una cara nueva y bonita –me mira directamente a la cara y señala donde está él, lo que hace que el resto lo haga también-, que debería acercarse aquí y demostrar que tiene lo que hace falta para pelear.

    Oh, mierda.

   La gente me empuja pero yo me resisto…hasta que una voz se sobrepone en el silencio.

   -Venga, princesita Amanda. Ven a jugar –Meghan sale de entre el gentío. Era la única que no había salido en la patrulla de reconocimiento que ha partido esta mañana –según me habían informado- con Noah, Andrea, Dan, Los gemelos, y cinco más que no conozco. Ni idea de por qué Meghan ha decidido quedarse y no ha ido corriendo detrás de Noah, chupándole el culo como lleva haciendo toda la semana, y seguramente bastante más tiempo.

   Una pizca de valentía -más bien de estupidez, porque no tengo ni idea de lo que voy a tener que hacer una vez llegue al centro de la tarima-, y me dejo llevar por el gentío hasta que llego junto a Jorge.

  -Yo no sé pelear –todos ríen. Tengo miedo, pero no como el miedo que me arrolla cuando me siento el peligro, sino miedo a que se rían de mí –absurdo, lo sé – y a que me den una paliza sin motivo.

  -Claro que sabes pelear, Amanda –contesta Jorge. Meghan sigue mirándome con superioridad-. ¿Cómo, sino, has sobrevivido tanto tiempo sin que un Blanco te haya matado o te haya convertido en una mierda como ellos?

REFUGIO ( #1) [EDITANDO]Where stories live. Discover now