Capítulo 28

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28

¡La culpa, querido Brutus, no es de nuestras estrellas, sino de nosotros mismos que consentimos en ser inferiores!

—William Shakespeare, Julio César

 

El agua fría de la ducha me despierta del todo. Salgo de la ducha y me visto lo más rápido posible. Desde que pude salir de la enfermería me ducho una hora antes de que todos se despierten para evitar situaciones de tensión. Nadie quiere verme, porque si me ven me matan, así que evito encontrarme con mucha gente, claro que tengo que hacerlo en las horas de las comidas. Llevo cinco días así.

Noah me espera en la salida de mi pasillo de habitaciones a la hora habitual del desayuno y caminamos tranquilamente. Cuando llegamos a las puertas del comedor para desayunar me paro.

—¿Qué? —Pregunta Noah.

—¿No podría comer en mi habitación? —Noah pone los ojos en blanco. Todas las mañanas, los mediodías y las noches le decía lo mismo. Debe de estar hasta las narices de repetirme siempre lo mismo.

—No va a pasarte nada —me coge la muñeca y me arrastra.

—Ya lo sé, pero mi cuerpo no. Mi corazón se acelera, la respiración es superficial y mi vista nublada cada vez que tengo que entrar ahí —señalo la puerta de metal—¿Seguro que no hay otra opción?

—No. Vamos — le agarro la mano para no desmayarme ahí mismo y entramos en el comedor.

Camino con la mirada bajada, sin despegarla del suelo, sin embargo noto todas las miradas clavadas en mí. Aprieto con más fuerza la mano de Noah. Llegamos a la mesa más alejada de todas, en la que antes comían unos cuantos, y que ahora era toda nuestra.

—Bien —Noah siempre sonríe y habla de forma agradable cuando estamos en la hora de las comidas, no es que fuera no lo sea, pero más en estos momentos —, cuéntame algo interesante.

—¿Qué quieres que te cuente? —Digo con la boca llena de cereales, lo que hace que Noah se ría.

—Mmm… no sé, ¿cuál era tu asignatura favorita en el instituto? Por ejemplo —bebe un gran trago de leche.

Me río.

—Ni siquiera el recreo me gustaba —Noah levanta una ceja mientras se limpia el bigote de leche con una servilleta. Explico—: La gente era rara.

Suelta una carcajada.

—A lo mejor eras tú la rara, yendo tan a tu bola —hago una mueca mientras pienso en ello.

—Probablemente, pero da igual. Nadie me caía bien, eran todos copias baratas unos de otros —bebo un trago de agua—. Me atraen más las personas calladas y que tengan alguna historia que contar. Que sean interesantes.

—¿Yo soy interesante? —Levanta la ceja provocativamente.

—Cállate. Tú tienes una cara bonita —le tiro un trozo de pan a la cara. Nos reímos.

—Será solo mi cara bonita… Soy muy interesante.

Lo miro intentando reprimir una sonrisa. Noah es interesante, es curioso, callado, tranquilo y adorable. Nunca nadie se había centrado en mí lo suficiente como para querer conocerme más, debo de parecer borde o algo, excepto Noah… y Andrea, o eso pensaba. No es que culpara a Andrea y a Dan por no querer hablarme, necesitan tiempo para digerirlo, pero tampoco me atribuyo toda la culpa por lo de Jorge… Si lo hubiera ayudado podría haberse salvado, pero también podríamos haber muerto ambos…

REFUGIO ( #1) [EDITANDO]Where stories live. Discover now