Capítulo 18

291 18 0
                                    

                                                           18

  —Hoy tenemos un invitado especial, princesa —dice Jorge. Miro a la puerta de cristal que acaba de abrirse—. El señorito Noah Bellamy.

 Me asombro. No sabía que estaba en Refugio.

   — ¿Qué haces aquí? ¿No tienes patrulla?

Hace una mueca y después sonríe.

  Tiene mejor aspecto que cuando lo vi hace dos días en la sala de postoperatorio.    Me alegra verlo así, aunque sé que por dentro debe de estar destrozado y triste.

   —Dado que tres de mis cazadores han muerto, y más de la mitad está recuperándose de sus heridas, no creo que volvamos a salir hasta dentro de unas semanas —no le pregunto por qué él no ha salido en otro grupo, había días que ni Dan ni Andrea salían, pero sé que no tiene ninguna gana de salir hasta dentro de un tiempo. Comprensible.

  —Entonces, ¿vienes a reírte un poco de mis habilidades? —estoy contenta de que Noah esté así de animado y de que esté aquí, que vaya a entrenar conmigo, pero inmediatamente me acuerdo de Meghan tumbada en la camilla, y recuerdo que no va a poder luchar nunca más, que no va a poder caminar. Se me parte el corazón.

Noah se acerca más a las colchonetas de entrenamiento y saluda a Jorge con un movimiento de cabeza. Jorge se va a hacer otras cosas y nos deja solos.

—Ya que Dan y Andrea todavía están en recuperación, me toca aguantarte —está bromeando y hago un mohín. Él se ríe.

— ¿Vas a entrenarme?

—Correcto, pero no creas que aquí voy a intentar ser tu amigo. Nada de eso. Para eso tendremos los ratos de las comidas y los descansos —me mira para ver si lo he entendido.

—Entendido.

—Bien. Mientras tú y yo entrenemos aquí, te voy a exprimir hasta que sepas disparar un arma con los ojos cerrados y dando a la diana, obviamente —explica. Esto va a ser difícil—. Vas a cansarte tanto de mí que ni siquiera vas a querer saludarme. Y espero llegar a enseñarte lo suficiente como para que participes en los torneos de La plaza.

Trago saliva con miedo repentino. No quiero participar esos combates ni aunque me den todo el chocolate del  mundo. Ni de coña quiero que todos los habitantes de este lugar se rían en mi cara.

—Tranquila, para eso aún queda bastante —añade adivinando mis pensamientos.

Asiento nervioso, Y Noah cambia de tema y se centra en la lección de hoy.

—Hoy no vamos a centrarnos en dar puñetazos, sino en esquivarlos. A ver si esto se te da mejor —sonríe con condescendencia.

 —Lo principal para esquivar un golpe es: utiliza las piernas, ya que si fuerzas mucho la espalda te harás daño. Gira el cuerpo para evitar el golpe y así poder atacar antes de que el oponente se recupere —me mira buscando entendimiento mientras yo intento hacer todo lo que me dice—. No apartes nunca la mirada de tu oponente, esquivando así los posibles golpes siguientes.

—Vale…

—Y por último: estudia a tu oponente para saber qué es lo que va a hacer antes de que lo haga, y así anticipar sus movimientos. Para esto haz amagos y pruébalo para ver cómo responde. ¿Entendido?

—Más o menos…

—Ven, atácame y verás como esquivo tus golpes —su tono es el de un verdadero profesor de gimnasia, solo le falta ponerse ese chándal fluorescente que hacía a los profesores parecer vendedores de droga en el instituto.

REFUGIO ( #1) [EDITANDO]Where stories live. Discover now