Capítulo 31

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31

El resto es silencio.

—William Shakespeare, Hamlet

Todo está patas arriba. Todo lo veo confuso. Cuelgo boca debajo de una cuerda que me quema los tobillos, me los deja en carne viva. La sangre me empapa el cerebro, los ojos giran en sus cuencas, y debajo de mí el infierno se alza.

Las llamas devoran el mundo, lo reducen a cenizas, se lo comen, lo devoran. Yo soy un trozo de carne guardado para la barbacoa. La gente se retuerce llegando a formar figuras extrañas.

Los gritos son la banda sonora del Universo.

—Maddie, despierta —Noah me mueve suavemente los hombros. Abro lentamente los ojos.  Seguimos en el edificio de oficinas, yo tumbada en el sofá deshecho, y Noah arrodillado a mi lado. Ya no tiene la cara manchada de sangre. Miro sus verdes ojos con los míos entrecerrados por el cansancio —. Tienes que levantarte. Necesitamos salir hoy de aquí y buscar un lugar seguro.

¿Salir de aquí? Solo hemos estado aquí un par de horas, como mucho… ¿verdad? Suelto un gruñido al intentar levantarme, tengo el cuerpo como si me hubiera pasado por encima una manada de elefantes. Noah me ayuda a sentarme.

—¿Cuánto tiempo hemos estado aquí? —Me llevo una mano a la frente, la cabeza me retumba, la espalda me arde, y mis piernas amenazan con partirse.

—Cuatro días —me acerca una botella de agua a los labios.

—¿Y he estado inconsciente los cuatro días? —Trago agua a pequeños sorbos. Me encuentro mareada y cansada, dolorida y machacada. Noah se lleva la mano al pelo.

—Más o menos, tenías ratos lúcidos, pero tenías fiebre. No creo que te acuerdes —se levanta y pasa los brazos por debajo de mis hombros para levantarme, pero mis piernas tiemblan y Noah tiene que sujetarme—. Saldremos al mediodía, cuando te acostumbre a caminar de nuevo, te he curado la herida como he podido, no puedo hacer otra cosa —nuestras narices casi se rozan,  me lanza una sonrisa tímida, pero reconfortante. Me besa suavemente los labios…tan suavemente que parece un copo de nieve cayendo en mis labios. Me vuelve a besar, esta vez durante más tiempo, y señala con la cabeza un pasillo—. Hay agua corriente en los baños, quizá quieras ducharte o algo.

Me apoyo con un brazo por encima de su cuello mientras caminamos lentamente hacia los lavabos. Sonrío un poco y tuerzo la cabeza hasta que nos miramos.

—¿Qué? —Pregunta mientras abre la puerta del baño.

—¿Me acabas de decir que huelo mal? —Lo digo de broma, pero seguro que huelo fatal…y no me gusta oler mal.

Noah abre mucho los ojos y la boca, pero antes de que diga algo suelto una débil carcajada.

—No…no quería limpiarte yo…—Me mira con terror fingido mientras me sienta en un taburete al lado de una ducha—. Sé que, si me hubiera atrevido a hacerlo, ahora mismo me estarías pegando.

Su sonrisa tímida me hace sonreír.

—Puede…

Coge una toalla y me abre la ducha.

—Bien, aquí tienes lo que he podido encontrar: gel y una toalla. Lo siento si no te puedes lavar bien el pelo con eso.

Cojo lo que me ofrece. Está sonriendo.

—Ten cuidado al entrar y salir. Si necesitas ayuda —me giña un ojo—, me llamas.

—Creo que puedo sola —sonrío. Me besa en la frente y sale del baño, aunque sin cerrar la puerta del todo.

REFUGIO ( #1) [EDITANDO]Where stories live. Discover now