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Cuando llegamos al bar que me ha dicho Miroku, aparco lo más cerca posible y Kagome y yo salimos del coche. Es un bar pequeño, como un bar de pueblo, quiero decir, acogedor, rústico y seguramente con un olor rico de las tapas del lugar. Cuando entramos el olor de colonia de hombre nos envuelve al igual que una música con leve volumen y con el murmullo de la gente a los lados. 

Hay una gran barra de madera a un lado, lo demás son mesas con sofás pegados a la pared y sillas. Encuentro rápidamente a mi amigo cerca de la barra, sentado en un taburete y extrañamente solo.

Camino hacia él y Kagome me sigue, en cuanto nos ve sonríe y levanta la mano.

- Vaya, Inuyasha, y yo que te iba a invitar a tomar algo...- comenta con risa- pero si ya tienes una cita...

- Hola, soy Kagome- dice ella acercando su mano para estrecharla con Miroku- Inuyasha me hablado de ti. 

- Espero que haya hablado bien de mí 

Ambos se ríen y entonces Kagome se siente en el taburete al lado de mi amigo y llama al camarero para pedir una coca-cola, yo decido no pedir nada por el momento.

- Oye, ¿y Jak? - pregunto- pensé que estarías con él.

- Dice que tiene que estudiar - se encoje de hombros- en la casa de una compañera... - eso nos hace sonreír a Kagome y a mí- Amigos antes que chicas, esa es la norma.

- Entonces, ¿te ha dejado solito tu amigo? - bromea ella- Pobrecito...

- Tranquila cariño, entiendo que mis amigos prefieran pasar la tarde besuqueándose con una chica que jugando videojuegos conmigo- le dijo guiñándole un ojo.- Te he llamado Inuyasha por si me podías acercar al centro.

Los dos pares de ojos se posan en mí mientras sonrío. Por lo que Miroku me ha llamado ha sido para hablar de Kagome, o para ver si estaba con ella y, como ha venido, supongo que ya no puede reprocharme el ir despacio.

Antes de salir de allí, pagan y el camarero nos desea una buena tarde. Al salir, Miroku me de un golpecito en el hombro mientras subo al coche, Kagome se pone en el asiento del copiloto y  mi amigo se pone atrás. Todavía no tengo pensado donde llevar a comer a Kagome, aunque me muero de hambre, y entonces recuerdo el pequeño bar de la plaza mayor, donde Miroku, Spark, Jak y yo íbamos a jugar en verano al ajedrez de madera que tienen allí.

Pronto llegamos al centro, no hay mucho sitio para aparcar, por lo que me voy a un parking cercano y ya allí nos despedimos, no sin que antes Miroku me guiñe un ojo, suba y baje varias veces las cejas y me diga:

- Ya hablaremos, Romeo.

Intento no ponerme nervioso ante la idea de tener una cita no-cita con Kagome. Joder, me tiemblan las rodillas como las primeras veces que hablé con ella... pero intento que no se me note mientras caminamos hasta la plaza y entramos en el bar.

Es entonces cuando me doy cuenta de que Kagome está muy callada. Ya era raro que hubiera aparecido esperando al lado de mi coche en la universidad, pero Kagome es una parlanchina, no para de hablar nunca.

Inclino mi cabeza hacia ella cuando el camarero se va después de habernos preguntado qué íbamos a comer.

- ¿Estás bien, Kagome? - pregunto con un nudo en la garganta.

¿Tal vez soy yo? Quizá se haya arrepentido de esta cita no-cita y quiera irse... joder, yo pensaba que estaba cómoda...

- La verdad es que, me encontré con Bankotsu esta mañana... quiere hablar conmigo mañana después del entrenamiento.

El Diario De Un Ojidorado {InuKag}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora