Se encontró con la llamada perdida al abrir el móvil y con el número de él impreso en la pantalla. Lo había memorizado, así que el nombre también aparecía encima de las nueve cifras.
<<Jungkook>>
Taehyung se apoyó en la pared más cercana. Lo había estado pensando, y aun así, el momento decisivo era aquel. Podía olvidarse, no llamar, darle a entender que pasaba. O podía llamarlo y abrir una puerta que ya no sería fácil de cerrar.
Una puerta que no conducía a ninguna parte. También podía decirle la verdad.
—Es mi trabajo, ¿sabes? Lo siento. ¿Por qué no colaboras...?
La verdad no servía de nada. Ya no, lo perdería y por encima de todo, quería volver a verlo.
—Le harás daño.
Ya lo conocía, el resto lo inventaba y en paz. No sería tan difícil escribir... Taehyung continuó mirando la pantalla del móvil.
¿Por qué tenía que ser él? No lo había apartado de su pensamiento en aquellos dos días. Peor aún: había soñado con Jungkook. Paseaba con él, nada más, los dos cogidos de la mano y charlando, riendo. Ni siquiera hubo algo sexual. Y al despertar, el sabor de boca era tan delicioso como amargo fue el choque con la realidad y su brutal desencanto.
—Te gusta. —Se estremeció.
¿Y qué? ¿Tenía algún sentido?
Volver a verlo no les haría daño. Mejor decírselo cara a cara, recibir la bofetada, sentir la herida de sus lágrimas. Había sido un estúpido. Él y su maldito instinto, su afán de protagonismo, sus ganas de subir cuanto más rápido mejor. Tenía la excusa, se aferró a ella.
Hizo la llamada. Todavía pensó que el destino le echaría una mano, que él tendría el móvil desconectado y que ya no volvería a intentarlo. Pero no fue así. Escuchó su voz al otro lado, llena de promesas y música.
—Hola, Taehyung.
—¿Cómo estás?
—Bien. Me alegro de que me hayas llamado ahora. Esta noche he de ir a cenar a casa de mis padres, y ellos no saben nada. No hubiera querido que me llamases estando yo allí. Me pondría incomodo.
¿entiendes?
—Claro.
—¿Cómo estás tú?
—Todavía un poco... sorprendido.
—Yo también.
—No sabía si querrías...
—¿Seguir?
—Sí.
—¿Por qué no?
¿Por qué no?
No supo qué decir y se quedó en silencio a lo largo de unos embarazosos segundos.
—¿Sigues ahí?
—Perdona.
—Tu carta era menos convencional, más apasionada —pareció burlarse Jungkook.
—Sí, se me da mejor escribir —reconoció Taehyung.
—Eso es bueno. Admiro a la gente que sabe verter en un papel sus sentimientos. Oye... —Cambió el tono para decir—: No estás convencido, ¿verdad?
—Sí, sí lo estoy. — Taehyung cerró los ojos y apretó el puño libre—. Quiero volver a verte.
—Y yo a ti.
Apretó aún más el puño, y los ojos. En la oscuridad vio un millón de lucecitas cambiando de formas y colores. Volvía a tener la boca seca y el corazón al límite.
—¿Cuándo quieres que nos veamos?
—¿Mañana? —propuso Jungkook.
—Tengo trabajo. ¿Qué tal el sábado? Podemos ir al cine, luego cenamos... Así tendremos tiempo de charlar.
—De acuerdo, el sábado, ¿donde el otro día?
—Sí.
—¿Prefieres a primera hora, a media tarde...?
—A primera hora. ¿Las cuatro?
—Las cuatro, bien. ¿Puedo hacerte una pregunta ahora?
—Adelante.
—¿En qué trabajas?
Fue rápido. No tenía preparada la respuesta, pero aun así fue rápido.
—Soy fotógrafo.
—Suena interesante —reconoció Jungkook.
—He de dejarte.
—Hasta el sábado.
—Sí. Cuídate.
—Y tú.
Cortó la comunicación pero continuó apoyado en la pared de la que no se había movido, en mitad de la calle, rodeado de personas anónimas y el tráfico habitual de cada día. Ni siquiera se había dado cuenta del ruido. Estaba como en una campana de cristal, aislado del mundo entero. Ahora sin embargo todo volvía y multiplicado por diez. Un estruendo ensordecedor lleno de voces, pasos, motores... Otra cita.
Taehyung frunció el ceño. Fotógrafo.
Bueno, era lo más parecido a la verdad. Después de todo también hacía fotos cuando era necesario.
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Por un puñado de besos | VK
FanfictionJungkook y Taehyung han quedado para su primera cita, pero su conversación no es la habitual. Meses atrás los sueños de Jungkook, un hermoso y sensible chico, se quebraron trágicamente, sin embargo, siguió convencido de que el amor era para él una...