Capítulo XVI: nunca es bueno enamorarse

29 9 0
                                    



No sabía que le ocurría, pero sabía que le sucedía algo, sabía que era algo relacionado conmigo, por eso intenté tener una conversación decente con ella, pero antes me fijé en cómo iba vestida... no pude evitarlo.

Llevaba un vestido rojo que brillaba en la noche, era corto, pero tampoco demasiado...estaba hermosa. Llevaba unos tacones rojos como su pelo y su vestido, iba muy aconjuntada.

Nos mirábamos fijamente, aunque era inevitable no mirarla, estaba demasiado guapa para ser verdad.

La luna brillaba con mucha intensidad, además de que nunca la había visto con esa forma tan circular, pero sabía que aquellos momentos tan tranquilos acabarían destrozados en un instante.

—Hola. —Dijo ella con timidez.

—Hola. —Dije con una mirada fría y seca.

No me sentaba bien tratar así a Emma, pero no podía evitarlo, no podía dejar de pensar en...en todo lo sucedido.

La miré muy fijamente a los ojos, el azul que contenían no brillaba demasiado, parecía nerviosa, además de que la luz no le daba en los ojos, si no la oscuridad de aquella noche.

—¿Cómo estás? —Dijo ella con una media sonrisa, que al momento se iluminó en su rostro.

—¿A qué viene eso?

—No lo sé Daniel. Cada vez que te veo...siento un dolor en el pecho que no me deja mirarte con claridad. —Dijo ella con rabia al ver cómo estaba actuando.

Me asombré con aquellas palabras, no sabía qué pensar ni qué hacer, me encontraba...dudoso.

—Me resultas tan, tan...familiar, —Dijo ella acercándose a mí.— y sé que tú sabes el motivo.

—No sé de que estás hablando. —Dije mintiendo y dando media vuelta hacía ella.

No sabía cómo actuar ante Emma, no sabía qué decir ni qué hacer, me sentía demasiado confuso, además de que mi hermano estaba peleando con la sombra y se podían oír muebles golpearse.

De repente, dentro de la casa se escuchó un ruido demasiado fuerte para poder haber sido humano. Al momento me giré y me encontré a unos centímetros ante ella. Emma me miraba muy fijamente a los ojos mientras yo intentaba desviar la mirada de sus carnosos y preciosos labios.

—Ven, quiero decirte algo. —Dije para intentar distraerla del ruido mientras me apartaba de ella y me giraba para pensar en un sitio dónde sentarnos y hablar.

Pude ver el árbol dónde había "Conocido" a Emma, era justo como lo recordaba: demasiado alto para ser verdad. Al verlo a lo lejos empecé a andar en dirección a él, haciendo así que ella me siguiera. A Emma le encantaba estar allí, así que sería un buen lugar para hablar.

Estaba muy callada, no tenía muy claros sus sentimientos hacía mí o Adrián, igual que yo hacía ella.

Cuando ya nos encontrábamos enfrente de aquel árbol le extendí mi mano para que así pudiera escalar el árbol con más seguridad. Ella me dedico una amplia sonrisa  y me agarró del brazo, pude sentir el calor que desprendía, era tan especial y única...

Cuando ya nos encontrábamos en una de las ramas más altas, se podía ver todo el paisaje y a lo lejos un montón de luces, seguramente las farolas que se iluminaban en la noche. Las estrellas brillaban como lo hacía aquella preciosa mujer.

—Siento no haberte contado toda la verdad. —Dije intentando pensar en algo creíble para contarle.

—Lo siento yo. —Dijo ella agachando la cabeza— Has visto como Adrián y yo nos besamos.

—No somos novios Emma, no me importa...¿Por qué iba a molestarme?

—Siento que tú y yo no estamos bien en estos momentos y es todo por mi culpa, por querer a Adrián, aunque ahora no se qué pensar. —Dijo ella mirándome a los ojos y parando en seco durante unos segundos— Cuando estoy contigo, me siento alegre, contenta, viva y sobretodo...feliz. Eres una de las personas más importantes de mi vida y siento que te conozco de siempre. -Dijo mientras posaba su mano fría en mi mejilla— Tus ojos verdes me hacen derretirme, me gustaría acariciar tu pelo negro y sobre todo poder notar tus labios junto a los míos, poder sentir el tacto frío de tus labios es lo que en estos momentos de hace sentir viva.

Sentí un remordimiento de culpa hacía ella, no podía creer que me amara, pero a la misma vez a Adrián. Yo tampoco sabía que pensar en estos momentos, no sabía que hacer. Sentí que Emma empezaba a tiritar y aprovechando la ocasión, le puse mi chaqueta sobre sus hombros.

—Pareces tener frío. Te constiparás y nadie quiere eso para ti, porque eres una persona increíble, pero ahora mismo tampoco sé qué pensar, no sé que hacer.

—Empieza por contarme la verdad.

—No puedo hacer eso. —Dije negando con la cabeza— No es tan fácil como piensas.

Emma me miró triste y con...¿rabia?. Parecía estar furiosa conmigo, aunque yo también lo estaría.

—Pues Adrián me lo cuenta todo, no como tú, la cuestión es que no puedo amar a alguien que no me dice la verdad. -Dijo ella furiosa.

Yo, en cambio agache la cabeza y no pude evitar sentirme mal por lo que decía. Tenía la oportunidad en mis manos, podíamos tener una vida juntos, como habíamos planeado cuando ella...sabía lo que éramos. Me sentía triste y confuso.

—Adrián no te cuenta la verdad, es más, tiene el mismo secreto que yo. -Dije triste.

—Eso es mentira.

—Vale, tú cree lo que quieras, no te voy a negar ni a decir nada, pero quiero que sepas que él no tiene tanta ventaja para tenerte en sus brazos, en realidad, no te merece en absoluto.

—Creo que más que tú si, y ahora, si me disculpas, voy con Adrián que me confía todos sus secretos como un buen amigo, o cómo un buen novio.

No dije nada y dejé que se fuera, quedándome así solo entre las sombras y la niebla que se aproximaban a lo lejos.

El precio de enamorarse [#1EEP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora