Capítulo XII: Horrible

85 14 6
                                    


No paraba de andar en círculos, no podía parar, estaba demasiado nervioso para sentarme. Los demás me miraban pensando un plan para rescatarlos, pero todavía no se nos había ocurrido nada desde la noche pasada. Fui al instituto, yo no quería pero Elizabeth me obligó a ir para despejarme de lo que había pasado. Todo era muy raro sin Nerea en el instituto y sin mi hermano para apoyarme y animarme, si no salen de esta, no dudaré ni un segundo en morir, porque sin una de mis mejores amigas y sin mi hermano no podría vivir.
Era el quinto día y sentía como mi corazón se iba rompiendo poco a poco por no tenerlos cerca.
Elizabeth estaba más tiempo con Adrián de lo habitual, me daban náuseas verlos juntos, he vomitado varías veces y no dudaré en hacerlo de nuevo si es para no verlos juntos. No eran novios, pero podía sentir como miraban los ojos de Elizabeth a Adrián, pude comprobar unas cuantas veces como le brillaban al verle, aunque me sentía mal por mi mejor amiga porque Adrián no sentía nada por ella. Elizabeth no me contó nada referente a ese tema, normalmente se guarda sus sentimientos y el dolor para ella misma, al igual que yo. Adrián parecía sentir algo por Emma, las tenía a las dos comiendo de su mano y eso me hizo odiarlo aún más. En realidad Adrián ignoraba a Elizabeth, no quería estar con ella, a veces, porque otras pasaba días enteros junto a ella. Me empezaba a preocupar por Elizabeth, estaba tan enamorada que no se daba cuenta de que la estaban utilizando. Aquellos días en que Adrián la utilizaba y la dejaba tirada intentábamos idear un plan para rescatar a mi hermano y a Nerea, pero todos acababan con alguien muriendo. En los días que realmente se sentía traicionada íbamos al lago donde fui con Nerea, al lado del parque pequeño en lo alto de una montaña, en la que no nos costaba mucho adentrarnos.
Emma y Adrián. ¿Qué puedo decir sobre eso?, nada,  no puedo decir nada porque si no le arrancaría la cabeza a Adrián sin arrepentimientos. Me la imagino en mi mano, llena de sangre y arañazos, con su rostro sin vida, sería perfecto, pero no podía hacerlo por la siguiente causa, a las chicas que lo querían les importaba su salud y su bien estar. Hubo una vez que los pillé en la habitación de Adrián muy cerca, demasiado diría yo. Emma estaba con la boca abierta, apunto de que sus labios se rozaran con una sola caricia, haciendo que ella se erizara y se acercara más a él, todo era horrible. Algunas veces me planteo si debería vivir, sin mí no pasaría nada, todo sería mejor, porque si no estuviese no estarían encerrados las personas que quiero, Adrián no hubiera venido a la tierra, Emma hubiese tenido una vida más normal con otro ángel y mi padre no me hubiera traicionado.
Érica siempre está a mi lado, tiene un poco de miedo, siempre está viendo a las sombras y no la dejan. Hace tres días estaba rodeada, no podía moverse, le iban a golpear hasta dejarla inconsciente, hasta que llegué yo. En cuanto pasé por la puerta las miles de sombras se esfumaron, nunca había visto nada igual, aunque Érica si. Me sentaba mal que una niña como ella tuviera que pasar por esas atrocidades, yo tengo 443 y si alguna vez me hubiese pasado aquello ya no estaría en la tierra. En estos días he conocido más a Érica, tiene 13 años y las sombras cada día le dan una paliza en la que sufre y grita de dolor, pero su hermana gemela distrae a Nerea mientras las sombras van a por Érica. Tener una vida así es algo horrible. No tener a nadie que te apoye, no poder confiar en nadie, tener una vida desastrosamente absurda, Érica y yo nos parecíamos bastante. Su pelo negro como los ojos de Lucifer era precioso y sus puntas blancas me hacían pensar en la nieve, donde me hospedé con Emma y su familia años atrás.
-¿Por qué tienes el pelo de distinto color? -Pregunté curioso a Érica.
-Pues...mi hermana Claudia me quería quitar mis poderes debido a que yo tengo más poder que ella, así que me ató a una silla con las cadenas que debilitan la energía y el poder que tienes y empezó a quemar mi cabello. No se por qué, a lo mejor porque soy muy poderosa, la parte del pelo que me quemó se quedó blanca. Antes de matarme vino el ángel guardián, él me salvó la vida.
Al oír esas palabras puse cara de asco y seguí con lo que hacía, no quería seguir oyendo hablar a Érica de que el ángel guardián era una buena persona, porque no sabía lo que podía hacer ese ser tan maligno. No quise decir nada más, porque si lo hacía empezaríamos a discutir y era lo único que no quería, ella era la única persona que en aquellos momentos me comprendía. Había estado en todo momento junto a mi para ayudarme a sacar a mis seres queridos de aquella casa que me atormentaba. Esa niña era una amiga de verdad, pero no diferenciaba realmente lo que era el bien del mal.
Y yo, ¿Qué puedo decir sobre mí? Pues bueno, estoy cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo ideando algún plan, pero nada, soy tan cretino y creo que es por eso nadie quiere estar a mi lado. Si mi vida fuera diferente, todo esto no estuviera pasando, sería todo mucho más fácil, pero la vida y el destino me han puesto en este camino. Como siempre decía mi hermano: "hay momentos tristes y momentos felices", cuanto añoraba a mi hermano, me sentía sólo y me preocupaba lo que podría estar pasando en aquella casa, así que fui a ver cómo era por fuera, ya que cuando estuve allí no le di mucha importancia. Aprovechando que había un banco enfrente de la casa me senté y empecé a anotar datos sobre la casa, hasta que de repente noté que alguien me miraba, me di la vuelta y pude ver a Emma.
-¿Qué haces aquí? ¿No tenías que estar con Adrián? -Dije muy bajo para que no me escuchara- como siempre.
-He cambiado de idea y he decidido ayudarte, ya que no te he ayudado en todo este tiempo. -Dijo ella sonriente como siempre.
-Ya, pues no necesito tu ayuda. -Dije volviendo la mirada hacia la hoja de papel en donde administré todos los detalles de la casa.
Estaba enfadado con ella, justo cuando más la necesitaba, justo cuando tenía que estar a mi lado, justo cuando estaba pasando una mala situación no estuvo a mi lado y eso me dolió, porque me traicionó y odio que lo hagan justo las personas que quiero.
-Me da igual, estaré aquí para ti. -Dijo ella sentándose a mi lado y cogiéndome la mano- Somos amigos Daniel y siento no haber estado a tu lado, lo lamento mucho.
-Pero no te arrepientes de haber estados con Adrián ¿verdad? -Dije mirándola muy fijamente- porque has descubierto lo que sientes por él y al mismo tiempo te estás alejando de mi, tranquila, no hace falta que hagas nada, ya me has alejado bastante.-Dije nervioso y sin saber cómo reaccionaría.
No podía soportarlo más, no podía seguir con esto, si mi hermano y Nerea sufrían yo sufriría con ellos, porque él era mi hermano y ella una de mis mejores amigas y sabía que podía confiar en ellos.
-Daniel, no hagas ninguna tontería.
-Tranquila, ya la he hecho confiando en ti, pensaba que eras una buena amiga y que fuera lo que fuera estarías ahí para ayudarme, igual que haría yo contigo, pero confío demasiado en las personas, como dijo Adrián. Ya puedes irte con él, no te necesito, solo necesito a las personas que están dentro de esta casa, por eso me adentraré en ella y ni tú ni nadie me parará.
Me dirigí hacia la puerta dando unos pequeños pasos tras ella, aunque antes de levantarme del banco de madera que había frente de la casa en el que estábamos, dejé los apuntes de la casa allí, para que así Emma los encontrara y me indicara desde la ventana cada sitio de la casa. Antes de nada le escribí "Indícame cada rincón de la casa, me asomaré a la ventana y tú me irás indicando todo...Te veo desde la ventana".
-¡No! -Dijo ella mientras me adentraba a la casa encantada.
Se estaba acercando demasiado a la puerta, iba a pasar hasta que yo se lo impedí.
-No entres, a pesar de todo me importas, estaré bien. -Dije intentando tranquilizar a Emma mientras que ella paró en seco a pensar que hacer.

El precio de enamorarse [#1EEP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora