-Todo-sama...-
La chica entro lloriqueando al cuarto de hospital, tirándose a los brazos de la mujer y abrasándola, tomándola por sorpresa. La mujer albina quito su sorpresa para ser reemplazada por una sonrisa y devolver el abrazo.
-Yuna-chan ¿Qué sucede?- Pregunto tranquilamente la mujer.
Era hermosa. Su aspecto demacrado y triste no podía ocultar la belleza natural de la mujer. Para Yuna era como su madre en aquel lugar, a la que siempre acudía, con la que jugaba, la que le daba concejos, a la que le llevaba obsequios cada vez que podía. Era la madre que nunca tuvo.
-¡Sayu-san quiere tomar más de mi sangre! No quiero, no quiero.- Negó con la cabeza aun lloriqueando en el pecho de la mujer, que soltó una pequeña risita.
Le recordaba tanto a su hijo. Ese hijo al que hirió, al que no había vuelto a ver desde aquel momento donde sus acciones fueron incoherentes e inaceptables, cuando lo lastimo tanto física como sentimentalmente. Se arrepentía tanto.
-¡Yuna-san!- La puerta de la habitación se abrió abruptamente, dejando ver a una enfermera con antenas y piel levemente amarillenta, notablemente enfadada. -¡Yuna debo tomar más sangre para los exámenes!- Tironeaba de las piernas de la menor, mientras esta se sostenía fuertemente del torso de la mujer.
-¡No quiero, no quiero! ¿¡Para que quieren más exámenes!? De todas maneras no me iré de este lugar en un largooo tiempo.- Protestaba a más no poder. Sacudiendo su cabeza de un lado a otro, haciendo revolotear su corto cabello negro azulado. -¡Ya déjame Sayumi!-
-Sayu-chan, Yuna-chan.- La tranquila y melodiosa voz de la oji-gris, las detuvo.
Sayu soltó las piernas de la menor, parándose con el ceño fruncido y los brazos cruzados, fulminando a la de ojos dorados con enfado. Yuna se sentó al lado de Todoroki, abrasándola y haciendo un pequeño puchero, mirando desafiante a la enfermera.
-Yuna-chan, esos exámenes son importantes, sino no los harían.- Miro a la chica, acariciando dulcemente su cabello. -Deben sacarte sangre.-
-¡Pero Todo-sama!...- Protesto, pegando saltitos como manifestación de un pequeño berrinche.
-¿Qué te parece si te sacan sangre aquí? Estaré contigo, no tienes por qué tener miedo.- Propuso con una sonrisa que provoco una nueva sonrisa en la menor y que sus ojos echaran chispas de la felicidad.
-¡Si!- Asintió alegremente con la cabeza. -¡Sayu-san, estoy lista!- Miro a la enfermera, extendiendo su brazo, mientras arremangaba la manga de su piyama.
-Perfecto, comencemos.- La mirada de la enfermera se tornó oscura y sonrió de manera escalofriante, mientras de su espalda sacaba una jeringa enorme con una aguja igual de grande. -Por favor manténgase quieta, Yuna-san.-
-¡Ah!- Salto de la cama tal resorte. -¡Ni de chiste! A tu abuela vas a pinchar con eso, vieja bruja.- Y luego de sacarle la lengua, salió disparando de la habitación rápidamente.
-¿Vieja bruja? ¡Daiki Yuna, no se corre en los pasillos, mocosa!- Grito en respuesta, saliendo tras de ella de la habitación luego de realizar una reverencia hacia la albina, la cual sonrió con amabilidad, para luego dirigir su vista a la ventana.
Yuna continúo corriendo. Sabía que aquella aguja enorme no era de verdad y que la enfermera malvada solo lo hacía para molestarla, pero no le gustaban las agujas. Ni por más pequeñas que fueran. Sabía que era ridículo tener 16 años y temerle a algo tan insignificante, pero estaba harta de ellas. Desde los cinco años su vida había transcurrido en aquel hospital, exámenes tras exámenes, agujas tras agujas. Lo único bueno de aquel lugar era la señora Todoroki, a la cual había comenzado a llamar "Todo-sama".

ESTÁS LEYENDO
Luz y Oscuridad [Todoroki Shouto - BNHA]
Fanfiction>>-Al igual que tu hermano, madre y yo, has nacido sin una particularidad ¿Me entiendes? Nunca, jamas tuviste ni has desarrollado una. Perteneces al 20% de la población que nunca tendrá una. Daiki Yuna no tiene ni tendrá una particularidad ¿Me has e...