prólogo.

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Thomas mira hacia el oscuro cielo de Tokyo, de su mano cuelga la bolsa con la cena. Suspira resignado, hoy tampoco puede ver las estrellas. Quizás debería apuntarse a una de esas excursiones que el inserso japonés hace a los montes más alejados de la ciudad.

Thomas parpadea al sentir la dureza de la pared de un apestoso callejón contra su espalda. Masculla una maldición sorprendido, no se ha dado cuenta de cuándo ha sido acorralado. Está perdiendo facultades, algo inevitable en su nueva vida.

Thomas está a punto de sacar el cuchillo que siempre esconde en la manga de la sudadera cuando un olor a pólvora y a mar se cuela por sus fosas nasales. Gime cuando baja la mirada y unos ojos pardos lo taladran.

Asesino #DylmasNewtmasAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora