primer contacto.

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Dylan mete las manos en los bolsillos de su traje. Es consciente de lo bien que le queda el esmoquin negro por lo que no se inmuta ante las miradas apreciativa que recibe tanto de hombres como de mujeres. El lugar es ridículamente elegante y para poder infiltrarse ha tenido que vestir acorde con la ocasión. Nada nuevo bajo el sol.

- Eh, guapo, ¿quieres compañía?

Una mujer con un vestido rojo se acerca a él y dobla el gesto, desde lo de Britt ninguna mujer ha despertado en él lo suficiente para poder explotar su libido como parte de ser un espía.

- Lo siento, preciosa, esta noche son negocios - así que con una sonrisa la esquiva y va hasta la barra.

Desde allí, la vista del local es prácticamente panorámica. Juguetea en sus manos con la copa cuando el sonido del auricular lo distrae.

- Líder, el objetivo está entrando.

La voz de Hurley lleva sus ojos hasta la puerta justo en el momento en el que Thomas Brodie-Sangster la atraviesa. Dylan no le presta atención al salto que da su corazón cuando el rubio entra vestido con un esmoquin azul marino, quizás por ignorancia o quizás porque no le interesa saber el por qué de esa reacción.

- Localizado - le confirma a Hurley para después darse la vuelta y pedir otra copa.

Thomas se encuentra con un hombre alto y con barba, pero como lleva gafas de sol y está en uno de los sitios más oscuros del local, Dylan no sabría decir nada más de su aspecto. Sabe que ese no es su objetivo e intenta por todos los medios centrarse en el rubio. Trata de omitir un sonido de fastidio, no entiende por qué le colocan con el objetivo más débil.

Sus cavilaciones son interrumpidas cuando ambos objetivos se estrechan la mano. Parpadea. No ha visto en ningún momento un intercambio de maletines. Arquea una ceja. ¿Qué está pasando?

Está a punto de contactar con Hurley para decírselo cuando Thomas se levanta y pone rumbo al baño. Se pone de pie con elegancia y lo sigue.

El baño es un conjunto de negros, grises y dorados tan extravagantes que Dylan por un momento pone los ojos en blanco. Cierra la puerta y pasa la llave, encerrándose con su objetivo.

Está a punto de darse la vuelta para inspeccionar los cubículos uno a uno cuando recibe un toque en la espalda. Se gira rápido, pero no lo suficiente ya que recibe un puñetazo en la mejilla derecha. El siguiente, sin embargo, consigue pararlo y sus ojos pardos chocan con los oscuros de Thomas que lo miran con burla. El rubio da una vuelta sobre sí mismo para safarse de su agarre y golpea su costado con la pierna izquierda. Dylan la atrapa en el aire y lo acerca a su cuerpo con fuerza. Chocando. El moreno trata de obviar el hormigueo de su bajo vientre y le da la vuelta para retenerlo ejerciendo presión sobre su cuello con el antebrazo. Thomas intenta defenderse dándole un codazo en el estómago con toda la fuerza de la que es capaz. Dylan gime por la sorpresa y aunque afloja el agarre no lo suelta, sino que lo empuja contra la pared más cercana y le pone un cuchillo en el cuello y una rodilla en la entrepierna.

Ambos pares de ojos conectan de nuevo y sus respiraciones chocan, mezclándose.

A pesar de lo letal que siempre es con todos sus objetivos, pues ninguno merece otra cosa más que morir, Dylan se da cuenta de que ha hecho todo lo posible por inmovilizarlo y no hacerle demasiado daño. Está repasando la línea de los pálidos pómulos cuando el rubio abre la boca y el hormigueo en su entrepierna crece de forma preocupante.

- ¿Tan poco se fía mi padre de mí que ha enviado un asesino?

Traga saliva de forma imperceptible y arquea una ceja.

- ¿Tiene motivos?

- ¿Él? - el rubio se permite la confianza de sonreír y Dylan, sólo para recordarle su superioridad en la situación, lo aprieta un poco más contra la pared.- Siempre encuentra uno.

- Bueno... - desliza el cuchillo desde el cuello de Thomas hasta el costado, arañando la zona por la que pasa, nota al rubio estremecerse. Ambos tienen los trajes un poco desarreglados.- ¿Qué te parece si me acompañas afuera, subimos a mi coche y me lo cuentas?

- ¿Me lo estás pidiendo?

- También puedo dejarte inconsciente, si quieres. Aunque por lo que veo puedes intentar huir, parece que tienes la formación adecuada - se encoge levemente de hombros.

Thomas relaja el cuerpo.

- No vale la pena, ya no.

Y Dylan no sabe a qué se refiere y tampoco cuánto sueño le va a robar averiguarlo.

Asesino #DylmasNewtmasAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora