5

2.1K 173 2
                                    

Al bajar a la cocina por un vaso de agua me quedé en silencio unos minutos solo mirando la pared blanca con detalles grises frente a mi, ni siquiera escuché la puerta principal abrirse.

— ¿Elsa? — salí de mi trance cuando una voz ronca invadió el silencio de la cocina. — Son más de las once, ¿que haces despierta? — tampoco había notado el tiempo. Baje la mirada un poco apenada.

— Lo siento señor, solo baje por un vaso de agua. — deje el vaso en su lugar después de lavarlo. —Los niños ya están dormidos.

— Okey, eso es bueno. — dejo el saco que traía en la mano sobre una de las sillas del mesón, me sentía rara con su presencia aquí a lo que inmediatamente prosegui hablar.

— ¿Necesita algo más, señor? — limpie mis manos sobre mi falda a pesar de no tener nada.

— No es todo, ya te puedes retirar. Descansa Elsa.

— Descanse, señor.

Camine por un lado de el, el ruido de los tacones lleno la cocina para luego llenar el pasillo hasta las escaleras. Subí tranquilamente y antes de irme a dormir, eche un vistazo a la pequeña Jane para asegurarme de que estuviera dormida.
Después me fui a mi habitación y me quite los tacones sintiendo todo mi cuerpo relajado, entre al baño y me duche, siempre eh tenido esa costumbre de bañarme por la noches ya que por las mañanas no me da tiempo.

Envolvi mi cuerpo con una toalla y salí colocándome la pijama que aún hacía en la maleta, tenía insomnio así que decidí acomodar mi ropa en el closet, no sabía cuánto tiempo estaría aquí, si será temporal o será por un largo tiempo, cuando termine me acosté en la suave cama de sábanas blancas y me deje llevar por el sueño y el cansancio.

°°°°°°°°°°°°°°

Era martes y los niños tenían escuela. Eran las seis y media de la mañana cuando me levanté y me coloque el uniforme de trabajo, arregle mi cabello y me maquillar solo un poco.

Baje a la primera planta y fui a la cocina donde Tiana ya se encontraba haciendo el desayuno.

— Buenos días, Tiana. — dije un poco dormida.

— Buenos días Elsa, ¿Lista para tu segundo día? — Asentí y salí de la cocina para dirigirme a las habitaciones de los niños.

Toque cada una y aunque llevo dos días aquí se cuál es cual, y es muy fácil, cada una dice James, Sarah, Jane, en letras doradas.

— James, ¿Estás listo? — dije en casi susurro, asome la cabeza por la puerta para encontrarme a un James dormido. — James, se te va hacer tarde, vamos despierta.

Me acerque a su cama y lo sacudí un poco. El se quejo y solo dió la vuelta a la cama para quedar a espaldas de mi.

— James, levántate. Es hora de ir a la escuela. — abrí la ventanas de su habitación dejando entrar la luz del día.

— No quiero. Cierra las ventanas.

— ¿Cómo que no quieres? Te daré 10 minutos para que te levantes de esa cama y estés abajo desayunando, cariño.

Salí de su habitación y me dirigí a la de Sarah, quién, naturalmente ya estaba despierta.

—Buenos días, Sarah.

— Buenos días, Elsa. — dijo mientras se peinaba su melena rubia larga en una coleta, que terminó aventando el cepillo de cabello al suelo al no poder hacerla.

La Niñera. JelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora