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Al día siguiente, mire televisión un rato, aprovechando que los niños estaban en la escuela, y Jack en el trabajo. Ya había terminado mis deberes de la mañana. Mi teléfono sonó lo tome era mi hermano Jacob. Contesté y aclare mi garganta antes de hablar.

— ¿Hola? — presione mis labios.

— Hola, Elsa ¿Cómo Estas? — mire mi falda alisándola un poco con mis manos.

— Estoy bien, gracias ¿Y tu? —

— Me alegro, bien. Sólo te llamaba para darte una noticia. — frunci el entrecejo, su voz sonaba alegre.

— ¿Qué paso? —

— ¡Voy a ser papá! — me incorpore de salto al escuchar esa noticia.

— ¿QUÉ? — grité. Después lleve mis manos a mi boca mirando hacia el pasillo esperando a que nadie me hubiera escuchado.

— Si, me acaban de dar la noticia a mi también. — agite la cabeza para reflexionar lo que acababa de escuchar.

— ¿Es enserio? — sonrei. — seré tia.

— Si. —

— ¿Y es de Carolina, verdad? — el río.

— Si tonta, ¿Con quien más estaría si no con ella? —

— Bueno una nunca sabe. —

— Le propondré matrimonio después de que nazca nuestro hijo. —

— Me alegro mucho por ti hermano, espero y logres una gran familia. —

— Gracias, Elsa. —

No sabía que pensar, mi hermano mayor ya será papá. Jamas lo imaginé, bueno si pero no ahorita. Aunque ya era tiempo con 38 años y aun seguía con su novia, pero Dios les dio la bendicion más hermosa de la vida un hijo. Me despedí de mi hermano deseandole mucha suerte, deje el teléfono sobre el sillón y mire hacia la nada. Después me levante y camine a mi habitacion, tome una fotografía de todos juntos, y recorde momento increíbles.

Ya se acercaba mi descanso y estaba dispuesta a ir a ver a mi familia. Baje despacio. La puerta se abrió dejando ver a un Jack feliz junto con sus hijos. Cosa que me sorprendió.

— Papá fue increíble. — escuche a Sarah, junte mis manos y sonrei.

— ¡Elsa! Hola. — hablo James.

— Hola niños. ¿Como les fue? —

— Bien, nos divertimos mucho.

— Que bueno, ¿Tienen hambre?

— Mucha. — respondio Jack mirandome. Yo solo asentí.

Caminamos a la cocina todos y después de que se lavaran las manos les serví la comida, escuche a Jane llorar entonces camine por ella pero Jack me detuvo. Subió por ella y yo serví la comida de la bebe. Terminaron de comer y subieron hacer sus respectivas tareas.

Mi teléfono comenzó a sonar, lo saque de la pequeña bolsa de mi falda, era un numero desconocido pero igual conteste.

— ¿Hola? — dije.

— ¿Elsa? — era una voz masculina un poco ronca que intente reconocer. — Habla Aster, disculpa si te asuste. — una pequeña risa se escucho de parte de el.

— Señor Aster, no se preocupe. — camine hasta uno de los bancos de la cocina para sentarme, los tacones me mataban.

— Por favor, llámame por mi nombre. Espero no te moleste que te llame.

— Claro que no, solo tengo una pregunta, ¿Cómo consiguió mi numero? —trate de sonar amable.

— Te diría que me lo dio Jack, pero se negó y tuve que robárselo. — reí y el también. — Bueno, el punto es hoy es la inauguración de mi restaurant, y pensaba si te gustaría ir conmigo, realmente necesito una acompañante.

Quede en shock, no sabia que responder. Literalmente el hermano de mi jefe me esta invitando a salir o al menos algo parecido.

— ¿Elsa? ¿sigues ahí? — no me había dado cuenta que había quedado muda.

— ¿Ah? si, si. — trague saliva. — Seño...Aster, no se que de decirle.

— No me digas nada ahorita, llegare a la casa de mi hermano en una hora y lo platicamos en persona, ¿te parece? hasta luego Elsa.

La llamada termino y seguí hay sentada mirando a la nada. No sabia que hacer ni como reaccionar.

— Elsa puedes ayudarme... — Sarah entro a la cocina con su cabello suelto. — No puedo trenzarlo.

— Claro cariño, ven.— le trence el cabello mientras pensaba en la llamada.

Termine y Sarah se fue, no se ni en que momento la puerta principal se abrió, era Aster quien llegaba con su traje negro ajustado e impecable, su cabello castaño oscuro muy bien peinado y un perfume que inundaba el aire.

— Hola, elsa.

— Aster.

— Quería hablar contigo, ¿tienes tiempo para un café? — quede muda unos segundos, los niños estaban en sus habitaciones pero de todos modos necesitaba estar aquí. — Puedo pedirle permiso a mi hermano, solo serán unos minutos.

— ¿Y si mejor lo tomamos aquí? — dije nerviosa, el sonrio y asintió.

— Como tu quieras, Elsa. — caminamos a la cocina y yo comencé hacer el café.

Servi en dos tazas el café, y después tomamos asiento en los banquitos de la cocina. Aster me miraba pero no de mala manera, si no simplemente me inspeccionaba con la mirada, buscando algo.

— Bueno Elsa, a lo que vine, creo ya sabrás a que. — sonrió. — Como te mencione en la llamada, abriré un nuevo restaurant aquí en Nueva York. Y, mi familia siempre me molesta con que jamás llevo a ninguna chica conmigo, bueno si eh llevado a varias... — fruncí mi entrecejo, el lo noto y rápidamente cambio la frase y expresión. — hablo, de presentarlas ante la familia, ¿entiendes?. — trago saliva nervioso.

— Si, entiendo. — reí. — Entonces, ¿quieres que yo te acompañe? — mi estomago se revolvió un poco.

— Asi, es. Bueno, si tu aceptas, me ayudarías mucho.

— Solo seria hoy, y ya. — lo pensé muy bien y cuando estaba por decir algo, Jack apareció sin darnos cuenta.

— Ella, tiene que trabajar esta noche, cuidar a mis hijos. Tu restaurante no es familiar, y no permitiré que mis hijos se queden solos. — sentí un gran alivio pero al mismo tiempo me sentía mal. Aster me miro y después miro a Jack, se levanto del banco y se puso delante de Jack, quien obviamente estaba un poco enojado.

— Vamos, hermanito. Solo quiero que me acompañe. — la expresión dura y seria de Jack, era la misma.

— No, aquí yo soy el jefe y Elsa, no irá. A menos que quieras que yo tampoco vaya.

Entonces el ambiente se puso mas tenso, yo no podía permitir eso, se estaban empezando a molestar por algo sin sentido.

— Haber, no, no. Aster, gracias por tu invitación pero el señor tiene razón, yo estoy trabajando y no puedo dejar a mis niños solos. — me coloque en medio de ambos hombres. — Sera en otra ocasión.

— Okey, Elsa. Entonces llámame para salir algún día. — bajo su mirada hasta mi y sonrio, tomo mi mentón y lo elevo un poco, me retire de inmediato y después el se despidió.

Salió por la puerta dejándola abierta, y su silueta desapareció entre la puerta. Mire al señor y después camine para levantar las tazas usadas y lavarlas.

— Esta noche, te quedas. Yo saldré. — asentí y después el salió solo dirigiéndome una mirada fría y seria.

Para ser un señor de 39 años, dios si que tiene humor.

Okey, apenas me di cuenta que puse a Jackson con 39 años, jaja y a Elsa con 29. soy una asaltacunas, suggar daddy!.

La Niñera. JelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora