Jack
Mi madre aparca la camioneta en el estacionamiento. Conduce un carrito de compras color rojo hasta la entrada. Me obligó a ir con ella a el supermercado. Es vergonzoso ir con ella de compras. Está al pendiente de los especiales, descuentos y porcentajes.
Elige unas carnes congeladas que jamás en mi vida había visto. Bueno... cocinadas sí, pero crudas no.
Observó a los compradores aburrida.
-¿No vas a ayudar?- pregunta mi mamá.
-Tu no has pedido ayuda.- empujo el carrito hacia delante tumbando al suelo una montaña de cajas. Abro la boca para hablar, pero mi la mirada amenazante de mi madre es suficiente. Me estrecha una lista extensa y dice:
-Ve por ello y no te demores. - las personas me miran sin cesar. Fue un accidente no vi la montaña de cajas. ¿A caso no le puede pasar a cualquier persona? Al menos agradezco que mi madre me haya enviado a buscar algunos paquetes sola.
Huyo de las miradas constantes deambulando por los estantes llenos de latas de vegetales. Sostengo en mis manos dos latas de maíz de la marca que mi madre exige en la lista. Retomo el camino escuchando por encima de la música de fondo un gemido. Los conozco bien, anoche Matt y ella tuvieron sexo en la habitación. Me dieron náuseas así que decidí salir antes de que tuvieran tiempo para respirar.
Levanto la mirada de la inmensa lista de alimentos. Frente a mí se encuentran dos asquerosos sin vergüenza. Ángela se aleja de Dylan con las mejillas sonrojadas. No puedo creer que Matt sea tan cabeza hueca como para andar babeando por ella.
-¡Wao! Creí que las relaciones amorosas se basan en la fidelidad.- sostengo una caja de macarrones y leo lo siguiente en la lista.
Ángela arregla su diminuta falda dejando atrás a Dylan.
-Si te atreves a decirle algo a Matt sobre esto haré tus días miserables.- me rio entre dientes eligiendo una caja de fideos.
-Relajate Ángela que la única miserable sois vos. Así que todo lo que haces es miserable.- aprieta los puños a sus costados. Ha sido un golpe fuerte para su orgullo.
Si Matt hubiera estado allí podría haber visto con sus propios ojos la clase de chica que es Ángela. Se viste en un disfraz de chica tierna y es una gatúbela.
-Eres una niña malcriada.- me señala. Dylan se escabulle como un niño pequeño. Si cree que no vi la escena viva de ambos besándose está equivocado.
Lo me que enoja es el hecho de que se haga pasar por un tipo bueno frente a Matt. Es más que evidente que todos tienen una máscara en ese personaje de chicos populares.
Mi madre es abogada, gana una gran suma de dinero y nunca he presumido mi hogar, la profesión de mi madre o el dinero. El dinero puede hacer cambiar a las personas. Se vuelven adictas, viciosas, ciegas, sordas e insensibles. No comprendo porqué Matt se empeña en mezclarse con gente de esa índole. Nunca ha tenido la necesidad de alimentarse de ellos. Ahora parece que todo depende de Ángela. Me ignora en los pasillos, en el recreo y en cualquier hora libre. Después en la noche cuando está libre de la enfermedad de popularidad entonces va por mí. Estoy empezando a creer que se avergüenza de mí.
Mi madre pregunta porque no invito a mis amigos a la casa. La respuesta es simple, solo tengo un mejor amigo y ese es Matt. Por consiguiente no permitiré que una bruja como Ángela le lastime.
-Y tú una cualquiera sin escrúpulos. Ten cuidado Ángela no vaya a ser que se te caiga la máscara un día de estos.- paso por su lado con las manos llenas de cajas y latas plateadas con etiquetas coloridas. Agradezco que mi cerebro heroico haya formulado las palabras correctas.
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La Libertad De Un Héroe
Teen FictionAmigos de toda la vida. Un secreto que Jack oculta a las 12:00 a.m. Matt conocerá el verdadero significado de la libertad bajo una cuidad de estrellas. ¿Dos amigos pueden enamorarse?