!Sorpresa! Los problemas han vuelto.

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-¿Qué haces aquí? Te dije que no quería saber nada de ti, lo dejé bien claro.

-Es Ethan.

¿Qué le ha pasado?

-Ha tenido un accidente con el coche.

-¿Ha cogido el coche? Si es menor de edad.

-Iba con Steve y Gary. Se cruzó un perro en la carretera, pegó un volantazo y se estrellaron contra un árbol.

-Oh, madre mía, ¿está bien?

-Está en coma.

Me quedo blanca.

-¿Podemos ir a verle?–digo temblando.

-Claro, está papá esperando en el coche.

-Nunca cambiará ¿no?, sigue siendo un cobarde que no da la cara- digo cabreada.

-Sophie, déjalo–interviene Alice-ahora es tu hermano.

-Alice, te necesito- digo mirándola con ojos tristes y cansados.

Evan me abraza y me quedó parada, Ian no se acerca, y se lo agradezco, no puedo empezar una pelea ahora también con él.

Alice se sienta a mi lado y aprieta fuerte mi mano.

-Todo saldrá bien-me dice en un susurro.

No contesto.

Estamos todo el trayecto callados hasta que llegamos a la puerta del hospital. No podía esperar a que el coche se detuviera, así que abro la puerta y salgo corriendo hacia el mostrador.

Escucho a mi padre decir que iba a buscar aparcamiento.

-Hola, Ethan Smith, soy su hermana. ¿Dónde está?-digo atropellándoseme las palabras.

-Espera que lo mire.

-Vamos señora, no tengo todo el día-digo gritando.

-Baje la voz, por favor, esto es un hospital, tranquilícese.

-¿Qué me tranquilice?

Decido buscar yo misma a mí hermano abriendo todas las puertas.

-Sophie, espera-decían Alice y mi madre, pero yo no podía pararme, no dejaba de correr.

Abro la puerta de la última habitación con la esperanza de que él esté al otro lado.

Ahí está, se ve tan pequeño en esa cama, para su edad era bastante alto y guapo. Nunca lo había visto tan tranquilo, siempre estaba jugando al fútbol y entrando a mi habitación.

Me siento a su lado, agarro su mano y acaricio su mejilla con la otra mano que me queda libre.

-Tranquilo bichito, aquí estoy para protegerte, no dejaré que te pase nada.

No dejaba de mirarlo con lágrimas en los ojos.

-Gnomo, estás aquí, menudo escandalo has armado en el hospital tú solita.

-¿A quién llamas tú gnomo, eh? Aquí fue a hablar la farola con patas.

-Ven aquí pequeña demonio con carita de ángel.

-Te echaba de menos, tío Billy.

-Yo también, ¿me dejas respirar? No me acordaba de tus abrazos.

Lo observo y sigue siendo el mismo, para mí es como el padre que siempre quise tener, me parezco más a él, que a mi propio padre, incluso los dos somos más de campo que de ciudad.

-¿Quieres otro?

-Sabes que nunca rechazo tus abrazos.

Le doy un abrazo aún más fuerte y me despeina.

-¿Tú no estabas en Texas?

-Es verano, tenía que pasar unos días con mi sobrinita querida, que grande que estás. ¿Sigues alejando a los chicos de tu vida?

-Si-digo con una sonrisa orgullosa.

-Esa es mi chica, a mi pequeña nadie la toca.

-¿Entonces te quedarás en mi casa, ahora que por fin tengo casa propia?

-Claro.

-Me parece perfecto. Por ser tú, la entrada a mí humilde morada es gratis.

-Será mejor que nos vayamos a tomar un café, se te ve cansada y tu madre querrá ver a Ethan.

-Hola Billy-dice mi madre cuándo salimos los dos de la habitación.

-Hola Alyssa, ¡cuánto tiempo!, ¿te tiñes ya el pelo?

No puedo evitar reírme, mi tío era el mayor de los dos y le encantaba picar a mi madre.

Mi madre no contesta.

Entramos a la cafetería y vemos a Alice, no estaba sola.

-Hola Alice, ¿has encogido?

-Gracias Billy, tan cariñoso como siempre-dice irónicamente.

-No hay que perder las costumbres-dice con una amplia sonrisa.

Billy aplasta a Alice.

-No sé qué os pasa en esta familia que tenéis que matar a la gente con vuestros abrazos.

-Hola Evan.

-Espero que no te importe que haya venido-dice Alice.

-Claro que no, y quiero pediros perdón por cómo me he puesto antes. ¿No ha venido Don Perfecto?

-Se ha ido a su casa, decía que no quería molestar.

No me busques, nadie me necesitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora