Descuelgo el móvil.
-Hola Alec-digo con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Qué tal estás,pequeña loca?
-No muy bien.
-¿A quién hay que matar?
-De momento a nadie, pero te haré una lista-digo riendo.
-¿La regla cariño?
-En parte sí-vuelvo a reír.
-¿Aunque estés mal harás tonterías hasta por el móvil?
-Sabes que sí.
-Cuenta cielo.
-Es Ethan.
-¿Qué ha hecho el monstruito?
Le cuento todo lo ocurrido y termino con lágrimas en los ojos.
-Ya verás como todo sale bien. Vale, acabas de morderte el labio y ponerme esa mirada de asesina.
-Sigo pensando que has instalado una cámara en algún lugar de mi habitación.
Se ríe.
-Confiesa, eres culpable.
-Soy culpable de querer tanto a una idiota como tú que vive tan lejos de mí.
-Pronto nos veremos Alec.
-Antes de lo que tú te crees.
Le pregunto por su familia y por cómo van las cosas por Madrid y me despido de él.
-Hablamos mañana, te quiero.
-Buenas noches, yo también te quiero.
Cuelgo y miro la hora, las 3 de la mañana. Cuando hablo con Alec se me pasan las horas volando. Teniendo en cuenta que es uno de mis mejores amigos y lo veo muy poco.
Sé que no podré dormir así que bajo a la cocina y cojo una bolsa llena de chuches. Normalmente suelo comer mucho cuándo tengo ansiedad, sí por mí fuera me pasaría el día comiendo.
Entro al salón y encuentro a Zafiro escondido entre los cojines del sofá. Enciendo la luz de la mesita y me siento en el sillón.
Mientras una a una va cayendo la bolsa, miro que solo me quedaba una. Cuándo voy a coger la última, paso la página y me atraganto. No dejo de toser y voy corriendo a beber agua.
Vuelvo al salón y abro el sobre en el que puedo observar que pone en letras gigantes “Para la Señorita Mandona”. Empiezo a leer:
“Querida Sophie, siento haberte molestado este fin de semana con mis impulsos incontrolables y el intentar tener algo contigo. Sinceramente, no me arrepiento de haberte besado, estuvo bien, quitando el hecho de que me apartaste de un empujón, tampoco me arrepiento de haber aparecido en tu casa y comer contigo. Me siento afortunado de que al menos me hayas rechazado, y eso es lo que más me gusta de ti. Tenías razón, puedo tener a todas las tías que quiera con tan solo chasquear los dedos. Por eso te busco a ti, porque tú no eres como las demás. Me encanta el hecho de que me evites, de que me odies...Necesito retos en mi vida, metas, esfuerzo e incluso trabajo, así que siento decirte que posiblemente tú serás el mayor reto de mi vida, pero tarde o temprano te conseguiré. Seguramente destruyas ésta carta, no me importa. Sé que me lo pondrás difícil,Señorita Smith, lo sé muy bien, pero al menos voy a conseguir que sonrías. Solo te pido una oportunidad, si hago algo que te molesta ya sabemos los dos que tú eres la que tiene la fuerza y la inteligencia y no te supondrá trabajo. Así que Sophie Smith solo te pido que seas mi amiga.”
Al terminar de leerla trago saliva repetidas veces. ¿Qué hago? “Sophie, solo quiere ser tu amigo, ¿qué podría pasar? ¿qué te enamorarás de él?, eso es imposible, tú corazón está bien cerrado. ¿Qué pierdes dándole una oportunidad?”
Mi consciencia que siempre estará ahí haciéndome millones de preguntas.
“Ya pensaré que hago mañana”. Vuelvo a mirar el móvil, las 4, es hora de dormir.
No dejo de dar vueltas. Decido leer para que me entre sueño, mala idea, todo lector sabe que cuando empiezas, no puedes parar.
Apago la luz y me pongo los auriculares mientras suena "This" de Ed Sheeran.
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No me busques, nadie me necesita
Novela JuvenilSophie, una chica como otra cualquiera ha perdido la esperanza de ser feliz, y se limita a vivir el día a día. No habla con su familia y su último amor la destrozó. Ahora no quiere saber nada de chicos, pero Ian, un chico de 18 años con ganas de viv...