Querido Lunes, podrías no existir.

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Suena el despertador, son las 8 de la mañana, la cabeza me da vueltas.

-Buenos días, preciosa.

-Hola tío Billy, sigues siendo el madrugador de siempre.

-No hay que perder las costumbres-dice sonriendo.

Al verme la cara borra su sonrisa de golpe, sé que se esfuerza por hacerme olvidar lo que pasa, pero no puedo.

-¿Has dormido bien?-digo disimulando.

-Genial, el viaje me había dejado agotado. ¿Quieres que te prepare el desayuno como en los viejos tiempos?

-¿Tortitas?-digo con los ojos que ponía cuándo era pequeña y quería algo, siempre funcionaba.

-Con miel.

-Mmmm...sí, creo que sí quiero-sonrío.

-¿Crees? Tienes que estar segura.

Mi tío odiaba que siempre dijera expresiones como "a mí me da igual", "lo que tú quieras", "no sé", "creo". Siempre me dice que tengo que ser segura y tomar mis propias decisiones.

-Yo creo, sí creo.

-Eso ha sonado a Peter Pan cuándo le preguntan a Wendy si cree en las hadas.

-Tío, eres un caso perdido, tú y Peter Pan...

Mi tío estaba obsesionado con esa película de siempre, pero lo entiendo, él es como Peter Pan, nunca quiere crecer, por mucho que crezca, siempre será un niño.

Enciendo la tele de la cocina.

"Ayer, el hijo de Christopher Smith tuvo un accidente acompañado de sus dos amigos, Steve y Gary al toparse con..."

Apago la tele. Billy me mira, pero no dice nada. Desayunamos en silencio y al terminar Billy recoge la cocina y yo decido subir a cambiarme.

Me recojo el pelo en un moño, unas mallas grises de chándal, una básica negra de tirantes y mis zapatillas blancas de addidas.

Me lavo la cara y me echo un poco de base porque estoy más blanca de lo que soy normalmente.

Subimos al coche y vamos al hospital.

Conecto los datos y empiezan a llegarme millones de mensajes.

"Sophie, ¿qué tal has dormido?"-decía Alice

"Te echamos de menos"-decía Kate. Desde que Sam y Kate estaban juntos cogían el pronombre "nosotros".

Pero mientras ellos son felices, yo también. Además, yo fui quién los presentó.

Sigo leyendo los mensajes y la gran mayoría eran de grupos, sigo bajando y veo uno de Ian.

"¿Has leído mi carta?"

Decido contestarle.

"¿Cómo tienes mi número?"

"¿La has leído?"

"¿Te lo ha dado Alice?"

"Yo te he escrito una carta expresando lo que siento y tú solo piensas en eso"

"Vale"

No me contesta.

-Hemos llegado.

Entramos al hospital y vamos directos a la habitación.

-Voy a buscar a tu madre.

Le doy un beso a Ethan en la frente y me dejo caer en el sillón que hay al lado.

Me suena el móvil, es Alice.

-¿Te vienes al cine?
-Hola y eso eh. No me apetece, no quiero dejar a Ethan solo.

-Deberías desconectar, además, es una película de miedo.

Me muerdo la lengua, Alice sabe perfectamente mis puntos débiles.

-¿A qué hora?-digo rindiéndome.

Diga lo que diga Alice, con lo cabezona que es, no me dejaría en paz hasta que no le diga que sí.

-A las 8 pasamos a recogerte al hospital.

-¿Pasamos?

-Mi madre dice que nos lleva.

-Vale, hasta luego Alice.

-Te quiero Sophie.

Dejo el móvil en la mesita y me pongo a leer Zafiro.

No me busques, nadie me necesitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora