Me rindo

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Escalofríos. Para papá, por favor papá. Me escondo y muerdo las sábanas intentando no llorar. Vuelvo a ser pequeña, con esa mirada inocente y débil. Voy corriendo a la habitación de Ethan a sacarlo de su cuna, pero él me coge. Frío, miedo, no puedo respirar.

-Sophie.

Grito.

-Estoy aquí, es solo un sueño, tranquila.

Alec me acerca a él y me mece.

-Era tan real…

-Cariño-dice apartándome el pelo de la cara- una vez lo fue.

Me pongo a llorar.

-Lo siento.

-¿Pides perdón por llorar?

-Sí-sorbo la nariz.

-Entonces, yo pido perdón por ser extremadamente perfecto.

-Creído-sonrío.

-Porque puedo-dice con un levantamiento de cejas.

-¿Puedes dormir conmigo?

-Eso no se pregunta. Deja un hueco que tienes toda la cama para ti sola.

Me duermo apoyada en su pecho, mientras mi respiración se asimila a la suya y me quedo dormida.

Noto los rayos de sol que inciden por la ventana y abro los ojos. ¿Qué hora es? Las 8 de la mañana.

-¿Alec?

-Estoy en la ducha.

-Voy a preparar el desayuno.

Bajo las escaleras y me arrepiento de haberlo hecho.

-Antes de que digas nada…solo quería decirte que lo siento, sigo sin saber porque tengo que sentirlo, pero, lo siento, sea lo que sea. ¿Cómo estás?

-Bien. ¿Qué haces aquí?-digo secamente.

-Ya te lo he dicho.

-Bien, pues gracias, ya te puedes ir.

-Al menos dime porque saliste corriendo de mi casa ayer.

-Deberías saberlo-me quedo en el penúltimo escalón y me pongo a su altura.

-Pues no lo sé.

-Ah, ¿no? ¿Y si te digo chica guapa?

-Pues eso me suena a ti.

Le pego en la frente.

-La chica con la que estabas ayer.

-¿Celosa?
-¿Yo celosa?, por favor, no me hagas reír.

-Entonces ¿Por qué te cabreas tanto?

-Yo no estoy cabreada.

-No, que va…

-Sophie, te toca meterte en la ducha.

-¿Quién es ese?

-Ese tiene nombre.

-Es Alec. Alec, este es Ian.

Se estrechan la mano e Ian frunce el ceño.

-¿Celoso?-digo sonriendo triunfante.

Veo como a Ian se le tensa la mandíbula y el cuello.

-Alec, ¿puedes dejarnos un momento a solas?

-Claro cariño. Un placer conocerte, Ian.

Ian ni lo mira cuándo se aleja y no deja de mirarme con expresión furiosa.

Me reía por dentro. Me acerco a él y levanto la vista.

No me busques, nadie me necesitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora