-Sophie, despierta-dice Ian apenas en un susurro.
Las voces se van haciendo más nítidas a medida que mis ojos se van adaptando a la luz. Intento agarrarme a algo y observo que estoy en el suelo del cuarto de baño, frío, húmedo y resbaladizo, las tres claves para tener un accidente asegurado.
-¿Te encuentras bien?-pregunta Alice.
-Sí-o eso creía, hago intento de levantarme pero todo me da vueltas, me duele la cabeza y veo a Ian borroso. ¿Acaso he bebido?
-¿Qué ha pasado?-pregunto.
-Te resbalaste al entrar a maquillarte y te diste un golpe muy fuerte en la cabeza-dice Alice.
-Será mejor que la lleve al hospital-dice Ian.
-A mí no me vas a llevar a ningún sitio, no es tu obligación ahora que ya no somos novios.
-¿Pero qué mosca te ha picado? Eso no tiene que ver nada ahora.
-Sí que tiene que ver. Evan, ¿podrías llevarme?
-Claro.
-Esto es increíble.
-Lo increíble es que siga viva, podría haber muerto por tu culpa.
Antes de que Ian quiera preguntar, se me nubla la vista y pierdo el sentido.
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Me despierto en la camilla, sudando. Otra vez en el hospital, voy a terminar cogiéndole cariño al olor del desinfectante.
-¿Estás mejor, cariño?
-Mamá, ¿qué haces aquí?
-Solo quería ver como estabas, Ethan estaba muy preocupado por ti.
-Pues ahora que ya lo sabes, puedes irte.
-No podemos seguir siempre así.
-Te dije que tendrías que atenerte a las consecuencias y aquí las tienes.
-¡Sophie!
-Hola bicho, ¿cómo estás?
-Mejor que tú, hermanita.
-Ven a darme un abrazo.
-Os dejo solos.
-Me llamó Ian muy preocupado y dijo que te habías hecho daño. Él se preocupa mucho por ti.
-Lo sé-digo con tono cabizbajo, pero me recompongo rápido y añado-no te recordaba tan alto.
-He crecido dos centímetros-dice orgulloso.
-Ahora mismo serás tú quien tenga que llevarme a la cama-digo sonriendo.
Y cuando todo parecía tranquilo aparece una cara conocida por la puerta.
-Sophie, que placer volver a verte, aunque ojalá fuera en otras condiciones.
-Marcus... ¿qué te trae por aquí?
-Estaba revisando los expedientes y he visto tu nombre. Será mejor que examinemos como está tu cabeza.
-Eso es fácil, mi hermana está loca-dice abiertamente.
Le pego un codazo a Ethan y sonrío mientras lo fulmino con la mirada.
Tocan a la puerta.
-¿Se puede?
Aparece Ian con un ramo de rosas rojas.
-Ian.
-Papá.
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No me busques, nadie me necesita
Genç KurguSophie, una chica como otra cualquiera ha perdido la esperanza de ser feliz, y se limita a vivir el día a día. No habla con su familia y su último amor la destrozó. Ahora no quiere saber nada de chicos, pero Ian, un chico de 18 años con ganas de viv...