El partido había comenzado con una pelea entre Matt y Steven, el backliner del otro equipo. Matt usualmente no pierde los estribos, sin embargo, lo que el otro backliner le dijo debió ser muy fuerte para causar una reacción tan violenta de su parte. Neil observó la pelea desenvolverse frente a sus ojos y rápidamente corrió al lado de su amigo. Afortunadamente, la pelea no llegó más lejos que unos puños. Sin embargo, la brusquedad aumentaba con el paso de cada segundo. La tensión era casi palpable en el aire, los golpes eran cada vez más intencionales, los insultos cada vez más audibles. La furia estaba adueñándose de cada uno de los jugadores. Excepto, Andrew Minyard, quien yacía inmovible en el arco.
El juego era entre la Universidad de Palmetto y la Universidad de Binghamton y era un juego definitivo para llegar a las finales. Los foxes estaban ganando únicamente con un punto de diferencia: 7-6. Faltaban 15 minutos de juego y los strikers mostraban su desesperación con cada pase. Kevin y Neil hacían todo lo posible para meter otro gol, mientras que Andrew evitaba el empate, luciendo como si ni siquiera lo intentara.
Neil podía sentir el fuego en sus piernas y el cansancio un paso detrás de la adrenalina recorriendo su sistema. Él sabía que estaba muy cerca de su límite, había jugado todo el partido y la mayor parte pasó corriendo con todas sus fuerzas. Tal vez, fue el cansancio clavando sus garras en todo su cuerpo, tal vez no, pero Neil no vio venir al dealer del otro equipo. En un segundo estaba corriendo y en otro su cuerpo estaba pegado contra la pared. El dolor fue instantáneo e inefable. Se esparció como fuego por todo su cuerpo y se prolongó durante algunos segundos, dejando un zumbido en su cabeza y en sus miembros.
Cuando abrió los ojos, se dio cuenta que estaba acostado en el suelo y había varias personas alrededor de él. Sin embargo, había una sola persona a su lado, tocando su pulso. Andrew. Neil vira lentamente su cabeza para encontrarse con los ojos del rubio, los cuales parecían apáticos, pero tenían una chispa peligrosa. Neil agarra la mano de Andrew y aprieta suavemente. Estoy bien quiere decir. Sin embargo, el gesto no tranquiliza a Andrew, el cual agarra la muñeca de Neil fuertemente, sintiendo su pulso.
Los paramédicos llegan y revisan rápidamente la condición de Neil, al notar que no tiene una lesión en el cuello, sacan lentamente el casco. Neil tuvo suerte de no tener ninguna fractura, ni la dislocación de un hombro, sin embargo, tuvo un golpe bastante fuerte en la cabeza y puede tener una contusión. Neil es sacado de la cancha con Andrew en los talones. Dejando atrás sus ganas de permanecer en la cancha hasta el final del partido y los insultos de Kevin por el abandono de ambos.
Después de unos exámenes más, Neil es dado de alta con la recomendación de máximo descanso. Durante los últimos exámenes que le realizan, Andrew desaparece y vuelve justo cuando Neil está saliendo de la ducha. Neil no tiene que preguntar a donde fue, los ojos de Andrew están perdiendo esa chispa peligrosa que poseía. Neil no quiere saber lo que sucedió con el dealer que le golpeó, le basta saber que no habrá una próxima vez.
Neil es perfectamente capaz de pelear sus batallas, pero Andrew siempre está ahí cuando él se encuentra indispuesto. Ambos se vigilan las espaldas, preferirían recibir el golpe que ver al otro sufrir.
Andrew ayuda a Neil a vestirse, realizando casi todo el trabajo. Andrew nunca lo admitiría, pero le gusta realizar estos pequeños gestos a Neil. Él entra a darse una ducha rápida, mientras Neil es rodeado por los demás foxes, quienes muestran una gran preocupación por su bienestar. Dan, continuamente, está revisando su temperatura, Allison está revisando su pulso, Nicky está contándole los últimos 15 minutos del partido, su victoria y como los foxes se negaron a dar la mano a los otros jugadores, excepto Renee.
Andrew sale de la ducha y sin decir ninguna palabra se dirige hacia la puerta. Neil toma eso como una señal y se despide de los demás rápidamente antes de seguir a Andrew. El camino hacia los dormitorios es silencioso, Andrew no ha dicho ninguna palabra desde el incidente. Neil no sabe cómo interpretar su silencio, la expresión de Andrew no puede ser más desinteresada.
Al llegar a los dormitorios, Neil busca una camiseta deshilachada para ponerse, pero siente un sutil apretón en su muñeca. Andrew le está observando con intensión y Neil capta el mensaje, quedándose sin camiseta. Él observa la expresión del rubio intentando adivinar sus pensamientos. Puede decir que está enojado, pero su enojo no está dirigido hacia Neil. Los ojos mieles de Andrew aún poseen un brillo peligroso, que se apaga un poco cuando la mano de Neil acaricia su barbilla.
"¿Si o no?" pregunta Neil en un susurro. La respuesta de Andrew queda impregnada en los labios del castaño rojizo cuando ambos labios colisionan fuertemente. Es un beso hambriento, con dientes y lenguas, con desesperación y la confirmación de bienestar. Es un beso con enojo hacia otras personas y propio por no llegar a tiempo, un beso apaciguador que extinguió hasta la última chispa de ira en los ojos del rubio. Ambos están sin aliento al separarse. Neil comienza a trazar círculos pequeños en el cuello de Andrew, logrando que la tensión abandone sus hombros.
"En la cama" dice Andrew. Neil se recuesta en la cama y espera a que Andrew se le una. Sin embargo, Andrew no se recuesta, únicamente, se sienta a su lado y saca un frasco blanco. "¿Si o no?" pregunta. Neil lleno de curiosidad dice "Si". Le hace un gesto a Neil para que se retire los shorts y Neil lo hace sin queja alguna. Andrew coloca un poco de loción en su mano y empieza a masajear las pantorrillas de Neil. El dolor muscular empieza a desaparecer lentamente de su cuerpo. Poco a poco va subiendo, hasta llegar a sus piernas de corredor. El rubio se toma su tiempo y para el momento que termina, las piernas de Neil están mucho más relajadas. Andrew sigue subiendo hasta masajear su abdomen, sus costillas derechas que recibieron parte del impacto contra la pared. Masajea sus brazos, poniendo más atención al brazo derecho, en el que está comenzando a formarse un gran morado en la parte que se golpeó con más fuerza. Sube hasta sus hombros y es un poco más delicado cuando masajea su cuello. Neil no puede evitar observar las manos de Andrew mientras trabaja con concentración. Las manos de Andrew están llenas de callos y no son por ningún lado suaves, sin embargo, no hacen nada más que traer paz y relajación a Neil. Andrew trabaja con fuerza, bajando la intensidad en las partes que salieron golpeadas. Las manos del rubio suben y bajan con rapidez y forman círculos, logrando que Neil deje de tener esa sensación de haber sido atropellado por un tráiler.
Para el final del masaje han pasado horas. Hace rato que Nicky y Kevin llegaron al cuarto y sus ronquidos resuenan por todo el lugar. Andrew coloca un pequeño beso en la boca de Neil y se recuesta a su lado. Neil pregunta "¿sí o no?" en un susurro. "Si" responde Andrew, intrigado por lo que Neil va hacer, pero Neil únicamente agarra su mano y comienza a masajear lentamente sus dedos.
Las manos de Andrew son pálidas y callosas y sus dedos son cortos y gorditos. Lentamente traza las líneas de su mano derecha y lleva el dorso de la mano a su boca hasta colocar un pequeño beso ahí. Gracias está susurrado en cada pequeño beso que Neil coloca en la mano de Andrew. Un pequeño beso en su pulgar y un pequeño beso en un lunar que se encuentra en el dedo meñique.
"Primero mi cuello y ahora mis manos. ¿Cuántos fetiches más tengo que soportar?" dice Andrew con un tono apático que es traicionado por sus ojos brillantes. Neil sonríe y dice "Te gusta, me gusta que te guste".
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Mi vida contigo (Andreil)
Short StoryAquí encontrarán historias cortas o one-shots de Andrew Minyard y Neil Josten (Andreil), personajes de la trilogía All for the game de Nora Sakavic. Ninguno de los personajes de estas historias me pertenecen. Las historias no están ordenadas en orde...