Sus ojos

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La felicidad yace en las mañanas como esta, el primer albor de la mañana entrando como un intruso en el cuarto, el bajo sonido del refrigerador, el frío mañanero, las cobijas revueltas apenas cubriendo sus cuerpos, la presencia del otro. Neil se acerca lentamente hasta encontrase lo más cerca posible sin causar contacto. La respiración de Andrew es casi imperceptible, pero ahí está, en su pecho que sube y baja con calma, en el aire que sale de su nariz.

Días como este son muy escasos. Andrew siempre siente cuando Neil está despierto, como si estuvieran sincronizados. Hoy es la excepción, el rubio se encuentra en un profundo sueño y Neil sacará provecho de eso. Su cuerpo se encuentra completamente inmóvil con el fin de no despertar a Andrew. La vista que le recibe es la única de la que no se cansará nunca. Tanto tiempo huyendo ha provocado que él encuentre monótonas a todas las ciudades que ha visitado, una monotonía que él nunca podía tener. Sin embargo, esa fue la realidad de otra persona, una persona que se quedó enterrada junto con la muerte de su padre.

Ahora, Neil puede permitirse estos pequeños placeres. Puede permitirse formar parte de la monotonía, aunque le aburra. Pero, nunca se acostumbrará a despertarse y encontrar semejante vista. La piel pálida de Andrew brillaba con las luces de la mañana que comenzaban a multiplicarse. Sus pestañas largas y doradas abanicaban sus mejillas y el ceño entre sus ojos se encontraba completamente relajado.

Neil escucha el ligero cambio de respiración de Andrew, es el único indicio que tiene de que está a punto de despertar. Rápidamente el castaño rojizo cierra los ojos fingiendo dormir, a pesar de que no lo demuestre, Neil sabe que Andrew odia cuando Neil se despierta primero.

Después de unos minutos, Neil abre lentamente sus ojos y se encuentra con unos ojos mieles mirándolo intensamente. "No puedes despertarme solamente con la mirada" dice Neil, intentando suprimir una sonrisa. "Si puedo" responde Andrew, con una voz ronca por el sueño. Sin mostrar ninguna emoción en su rostro, Andrew acerca a Neil hasta que ambos se encuentran a un suspiro de distancia. Neil espera hasta que Andrew pregunte, pero el rubio se mantiene en silencio. "¿Si o no?" dice Neil, con un deje de frustración por el silencio de Andrew. "No te voy a besar con tu aliento mañanero" dice Andrew como si esa no fuese su intención desde un principio. Traicionando sus propias palabras, Andrew se acerca y colisiona sus labios con los de Neil, hasta que ambos tienen que separarse por oxígeno.

Va a ser un buen día piensa Neil.


Los foxes concordaron en comer el desayuno en la cafetería de la universidad, algo acerca de vinculación de equipo. Andrew se había negado rotundamente, sin embargo, todos sabían que al que debían convencer era a Neil, lo que no fue nada difícil.

Esa es la explicación para que ambos se encuentren parados a las 8 de la mañana afuera de la cafetería. Ambos odiaban la cafetería, al menos, la cafetería a estas horas. El equipo de fútbol siempre desayunaba ahí y Neil los odiaba. Media universidad estaba metida ahí a esas horas y Andrew los odiaba. Justo cuando estaban arrepintiéndose de haber ido, Nicky los ve. "¡Muchachos, por acá!" grita. Andrew estaba seriamente pensando en fingir que no lo escuchó, cuando Neil comienza a caminar hacia Nicky.

Al ingresar en la cafetería, Neil puede sentir la mirada y los susurros de los estudiantes. Intentando ignorar la comezón en su piel que le incita a salir corriendo, se acerca a Andrew y deja que él lidere el paso. Cuando llegan a su mesa, todos los foxes se encuentran sentados, ordenando su comida. En el turno de Andrew, él ordena chocolate caliente y para Neil, un café negro y un sándwich. Neil no intenta suprimir la sonrisa al ver que Andrew sabe sus gustos.

Kevin y Aaron ignoran el pequeño intercambio, Allison, Dan y Matt observan a Andrew como si le hubiese crecido otra cabeza, Renee observa a ambos con una pequeña sonrisa en su boca y Nicky luce como si quisiera hablar, sin embargo, no dice nada, no es como si Andrew o su mano desaparecida tuvieran algo que ver.

El desayuno no fue tan terrible como pensaron. Andrew permaneció en silencio la mayoría del tiempo, solo respondiendo cuando Neil y Renee le dirigían la palabra. Neil conversó con todos los que se encontraban a su alrededor, aunque mayormente, con Andrew y Matt. Al terminar el desayuno, Neil nota que Andrew ha estado hojeando una máquina de helado ubicada junto la puerta de salida.

Neil se levanta y se dirige hacia la máquina que se encontraba sin fila en ese momento. Agarra un vaso y empieza a llenar la mayor cantidad de helado que entre en el vaso sin que se le riegue, cuando escucha una voz. "Eres Neil Josten ¿verdad?" dice un chico de alta estatura que vestía el uniforme del equipo de fútbol. Neil no se molesta en responder, solo lo mira, deseando que el extraño se vaya. Sin embargo, el extraño no se va, aunque si se pone un poco nervioso. "Mira, no estoy buscando problemas. Solo quería decirte que he visto que corres todos los días y he visto tu gran velocidad. Solo quería pedirte que me enseñes. Mira, no nos haremos ningún daño porque, obviamente, jugamos deportes distintos. Solo quiero pedirte si me puedo unir a tus corridas matutinas..." para el final, el chico estaba balbuceando, nervioso porque Neil solo lo observaba con una expresión abierta de desinterés.

A pesar de que Neil apreciaba sus corridas matutinas, no le vio nada de malo en enseñar algunos trucos a aquel desconocido. Además, Neil apreciaba a las personas dedicadas y él parecía ser dedicado. Antes de poder responder, una voz proveniente de atrás del extraño dice "No". El extraño regresa a ver y ve a Andrew Minyard parado atrás suyo, la respuesta, obviamente, era para él, sin embargo, Andrew estaba viendo directamente a Neil.

El chico, entendiendo porque todo el mundo llamaba raros a los foxes y aceptando que Neil Josten sería solamente un flechazo, se alejó rápidamente del lugar.

Neil ni siquiera notó la desaparición del chico, solamente tenía ojos para aquellos ojos mieles que le devolvían la mirada. Probablemente, Neil estaba mintiéndose a sí mismo, pero podía jurar que los ojos de Andrew brillaban más que cuando él hojeaba a la máquina de helados.


Al regresar al dormitorio, después de clases, Neil encuentra a Andrew fumando junto a la ventana. Neil se acerca lentamente, coloca su maleta en el suelo y dice "¿si o no?" Andrew le observa, agarra la cintura de Neil, lo atrae hacia él y dice "si"

Ambos se besan hambrientamente, Andrew agarra el labio inferior de Neil y mordisquea suavemente. Neil enreda sus dedos en el cabello rubio de Andrew y lo atrae más hacia sí. Al separarse ambos están respirando fuertemente. Neil lleva sus labios al punto más sensible de Andrew ubicado entre su cuello y su oreja y comienza a colocar pequeños besos ahí. Puede sentir el estremecimiento de Andrew cada vez que coloca un beso, pero Neil finge ignorarlo para evitar que Andrew se separe. Las manos de Andrew ingresan por la camiseta de Neil y comienzan a subir lentamente, acariciando su espalda.

Ambos escuchan la puerta abrirse y se separan, casi a regañadientes.

Kevin entra en la habitación, los observa, rueda sus ojos porque el aspecto de ambos habla demasiado sobre lo que se encontraban haciendo, deja sus cosas y se dirige de nuevo hacia la puerta. Antes de salir dice "Más les vale que terminen esto antes de que sea hora de práctica"

Cuando Kevin cierra la puerta, Neil se sienta junto a Andrew. "¿Si o no?" pregunta Neil. Andrew rueda los ojos y dice "Si". El castaño rojizo comienza a trazar círculos en la mano de Andrew. Así pasan un tiempo, Andrew observando a Neil y Neil masajeando la mano del rubio.

Al encontrarse con los ojos de Andrew, Neil siente una gran presión en el pecho y no puede encontrar explicación. Tal vez es por la luz que ingresa por la ventana y hace que el cabello de Andrew luzca como oro. Tal vez son sus labios un poco hinchados por los besos que compartieron. Tal vez son sus ojos mieles, ojos que están entrenados para no mostrar ninguna emoción, sin embargo, ojos que mostraban un brillo singular en aquel momento.

Dicen que los ojos son las ventanas del alma. Cuando Neil mira a Andrew, todo lo que ve es brillo y una belleza sublime. 

Mi vida contigo (Andreil)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora