🐕# 15

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Cálido, era la palabra correcta que encontraba para referirme a sus brazos que me rodeaban completamente. Eran tan grandes que me cubrían completamente, y me escondían en el pequeño agujero de su torso y pecho, aspirando su delicioso aroma a frutas.

Despertar ahí era lo mejor que me había pasado en toda la época de invierno y mi vida. Ser cobijada por alguien y no por simples trapos. Poder poner mí rostro en un lugar oscuro y confortante, con cabellos que me hacían cosquillas en las mejillas, con una respiración tranquilizadora, a la par mía que me calmace.

Más perfecto que mi vida defectuosa no podía ser. Él era perfecto y tratar de encajar en mi realista mundo era difícil, pero lo hacia. Encajaba al 100%. Mi corazón se sembraba de nuevos sentimientos cálidos, mi estómago volvía a invitar a las mariposas y elefantes a la fiesta, y mi cabeza volvía a imaginar bonitas situaciones de niña de 13 años.

Dios, Jimin me volvía mi parte, tonta, débil, enamoradiza. El era todo lo que necesitaba para mí desastre de vida y esperaba también ser lo para él -apartando que era su "mami" y novia-.

Incluso el sol que destellaba y penetraba por las cortinas nítidas pálidas no me molestaba, me era reconfortante, cálido y acogedor.
¡Joder esto es un simple sueño! Demasiado bueno para ser real.
Intenté moverme, despertándome de esta tentadora e irreal situación. De seguro y me había quedado dormida en el sofá de la casa, y Jimin dormía hecho ovillo en mi cama.

Pero: ¡Error!

No, no era un sueño, tratar de estirarme como estúpida en un incómodo sofá no era mi realidad. Sus brazos me apretujaron mucho más, protectora y autoritariamente, escachándome y hundiendo su nariz en mi cabello.

Me plantearía hacer un muñeco vudú con mi cabello para que lo abrazara y escachara bastante como lo hacia conmigo.

Pero cómo toda dura realidad. La puerta de casa resonó por el toque del timbre. Jimin gruñó, hincando sus manos donde pudiera, y con eso supe que no me dejaría ir.

— Minie, tocan la puerta— susurré casi inaudible. Mi voz casi era un desastre de ronquedad.

— Estamos durmiendo— dijo, justo ahí en mi oído, con su ronca voz mañanera. Jugaría haber escuchado a Christian Grey demandarme algo.

— No podemos dormir más— me removí con ahínco y salí de entre su calor corporal, chocando con el frío de la habitación. Él se removió boca arriba estirándose, frotando sus ojitos y luego sentándose al igual que yo, con unos lindos ojos casi inexistentes en líneas.— Buenos días — le dije. Su ojo izquierdo me vio y sonrió. Abrazó mi cadera atrayendome a él con fuerza y posando su cabeza en mi espalda, justo más o menos sobre la nuca.

— Buenos días— musitó luego de un bostezo.

— ¿Estás mejor? ¿Ya no te duele el estómago?— pregunté.

— No, me siente mejor.

— Haber, ven acá, dejame comprobar si estas caliente— me giré un poco, aun andaba adormilado con todo aquel cabello hecho un nido de pájaros platino. Sonreí.

Posé mi mano sobre su frente, comprobando la temperatura de su cuerpo. Todo andaba en orden.

— Estás muy bien— le dije y él asintió. Tomó mi mano y entrelazó sus dedos con los míos y posó su frente sobre la mía. Unos puntos rojos comenzaron a florecer en mis mejillas.— ¿Te sientes mal?

— No, sólo quiero estar así— dijo tranquilamente.

Y como nada perdura, el timbre volvió a sonar desesperadamente. Jimin volvió a gruñir y yo resoplé. Me levanté sin antes dejarle un beso sobre el puente de su nariz.

Caminé arreglándole un poco los cabellos enmarañados. Suponía que esa tal vez debía de ser Sofía, con el estrés de no conocer al verdadero Jimin se le podía subir hasta la mongueria a la cabeza.

— ¿Eh?— dije al abrir la puerta. ¿Que hacían Yoon Gi, Jin y x persona aquí?

— Ugh, hasta que al fin abres. Dios, no me digas que Jimin y tú estuvieron jugado a la perra y el perro en la noche?— El paliducho refunfuñón protestó con su mirada intensa cubierta por leves cabellos verde menta.

— Eh, oh... ¿Eh?— definitivente la lengua se me la había comido el gato.

— Yoon Gi dúos, que indeseable— Jin le miró con mala cara— Hola Ned, sentimos despertarte temprano así y sin avisar.— el chico atrás de él asintió. Le miré atenta.¿Quié era?— Ah y el es Nam Joon, mi novio.

— Oh, el chico del que me hablaste. Mucho gusto— dije haciendo una pequeña reverencia— Por favor pasen, disculpen, es que ando un poco dormida aún— me hice a un lado para que pasasen.

— Desde luego la cortesía en las mañanas se te olvida— eso me dolió en lo más profundo. Yoon Gi tenía una confianza de perros y sarcasmo de viejo.

— Descuida cariño.

— ¿Dónde está Jimin?— volvió a hablar Yoon Gi. Quería responderle con su misma medicina pero mejor mantenía mi educación.

— Está en mi habitación, acabamos de despertar.

Los pasitos de Minie se escucharon a nuestras espaldas. Aún despeinado y frotando sus ojitos. No sabía si era la claridad debía mañana o el contrate con su color de piel era fenomenal.

— ¡Hola Minie!— la sonrisa de Yoon Gi sobresalió en la sala.

—  ¿Él es el famoso Jimin?— preguntó esta vez Nam Joon, sobresaliendo de los anchos hombros de Jin.

— Sí, él es Jimin.

— Oh dios pero que cosilla tan preciosa. Mira Nam Joon, no parece ni siquiera un cachorro.— Jin le miraba emocionado. Si le pusieras estrellitas en los ojos estaría perfecto.

— Hola Min Min— dijo Jimin escondiéndose en mi espalda, mientras pasaba sus brazos por mis caderas y apoyaba su cabeza en mi hombro.

— ¿No vas a saludar a tu hyung?— Nñnegó divertido.— Cortamos Jimin— Vñvolvió a hablar el peliverde.

— ¿Me la estás cobrando por lo de ayer Yoon Gi?— le pregunté esta vez yo al paliducho. Asintió con un leve puchero.

— ¿Quiénes son?— preguntó Minie en un susurro junto a mi oreja.

— Vinieron a verte Minie, no tienes porque preocuparte.— asintió.

— No sólo a verte. Vengo a cocinarte que no es lo mismo. Así que es un pequeño con suerte.— dijo Jin con una amplia sonrisa en su rostro. Hoy Minie estaba de suerte.









 Hoy Minie estaba de suerte

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Mo_chu12🎈

𝐏𝐮𝐩𝐩𝐲, 𝐈𝐭'𝐬 𝐓𝐡𝐚𝐭 𝐘𝐨𝐮? • [𝐏.𝐉.𝐌]. 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora