🐕# 11

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La cegadora luz de la mañana me invadió el rostro, la claridad queriendo penetrar por mis ojos cerrados. No pude evitar girarme boca arriba y protestar. Estaba muerta de cansancio y apenas sabía que hora era. Había un poco de frío y no pude evitar meterme acurrucandome mucho más entre las colchas.

Un peso a los costados de mi cuerpo hacen presión, como si no dejara que se movieran. ¿Y ahora qué?

Algo cálido rosó mi mejilla derecha y luego la izquierda. Era delicado y un poco húmedo, como un beso. No pude evitar sonreír mientras abría mis ojos.
Incluso los "Buenos Días" me daba aquella preciosura, con aquellos sedosos cabellos cayendo, con aquel rostro reluciente en fino material de porcelana, aquellos claros ojos y esa sonrisa. Mi pequeño bebé me sonreía.

— Buenos Días— dijo con una meliflua voz que me hizo pensar que era un sueño.

— Buenos días Puppy— sonreí aun envuelta en mi colcha. Era él el que ejercía la presión a los costados.

— ¿No despertarás?

— Ya desperté. ¿Querrás decir levantar?— meditó las palabras y asintió con una sonrisa.

— Ajá, levantar.

— Pues sí, me levantaré, en cuanto te salgas de arriba porque no puedo moverme— salió rápidamente hacia un lado y se sentó de pies cruzados mirándome atentamente.— ¿Cuándo despertaste?

— Jimin está despierto desde temprano. Esperando a que su dueña despertara.

— Me hubieses despertado. Tuviste que esperar.— se encogió de hombros y sonrió. Tan inocente para ser real.— Bueno, vamos a desayunar— Me deshice de las sábanas para poder levantarme.

— A Jimin no le has dado su beso de buenos días— La voz a mis espaldas justo cuando me levanté penetró calurosamente. Me giré para mirarle con sus mofletes inflados.

— Oh, lo siento Jiminie— Me acerqué a él y tomé su rostro, dándole un pequeño beso a su nariz. El sonrió por eso y me devolvió el gesto.

Fuimos juntos a la cocina y preparé el desayuno lo más rápido que pude, hoy tenía clases en la tarde y llegaría un poco retrasada si no me apresuraba.

Hoy Jimin repetía mis acciones cada vez que comía, aprendió al menos a tomar algunas cosas y siempre que le resultaba incómodo miraba sus manos mal.

Le dejé en la cocina mientras me fui a duchar y vestir, solamente me quedaban unos veinte minutos. La puerta sonó y me extrañé, normalmente no me visitaban en las mañanas y que digamos nadie iba a venir a mi casa.

Fui hacia la puerta y detrás de mí Jimin curioso. Abrí la puerta y Ho Seok estaba ahí con su característica sonrisa. Miré a sus manos donde sostenía a Kookie.

— Holiss, vine a dejar a Kookie si no te molesta para que Jimin no se quede solo mientras estamos en el colegio.

— Oh, que detalle Ho Seok, pues pasa, ya termino. Jimin, Kookie vino a jugar contigo— le dije al girarme, Jimin sonrió y quiso ver a mi amigo desesperado. Abrí un poco más la puerta y prácticamente salto sobre Ho Seok contento.

— ¡Kookie, vino a jugar con Jiminie!— dijo al tener al cachorro en sus manos, cual le repartía besos en la nariz.

— ¡Qué amor!— Ho Seok les miró mientras se mimaban juntos.

No pude evitar sonreír. Entré rápidamente a mi habitación, ye cargue el bolso y una pequeña liga de pelo. Tomé una chaqueta y salí a la sala a buscar a Ho Seok.

— Puppy ya nos vamos, cuida bien de Kookie— le señalé y el asintió — Entonces me voy— Me acerqué a él y le di un beso en su frente, el cual me imitó. Le revolví un poco el cabello antes de marcharme.

𝐏𝐮𝐩𝐩𝐲, 𝐈𝐭'𝐬 𝐓𝐡𝐚𝐭 𝐘𝐨𝐮? • [𝐏.𝐉.𝐌]. 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora