Capítulo 7

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Salí corriendo, debía encontrar a Sophia. Las lágrimas mojaban mis mejillas y me sentía desesperada. ¿Acaso esto era algo que haría una persona normal? Me odiaba a mi misma. Todo lo hechaba a perder. Otra de las milésimas veces que arruinaba todo. A lo lejos vi a Sophia, pero esta vez no estaba acompañada, por fin. En zancadas me acerqué a ella y la halé del brazo.

—Vayámonos de aquí, por favor —dije sollozando.

—¿Qué pasó? —preguntó sosteniendo mi brazo.

—Vayámonos, por favor —repetí.

—Espera, Austin me dijo que lo esperara.

—No me importa, vayámonos —la llevé a la salida y subimos al auto. Puse mis manos sobre mi rostro y luego sobre mis piernas y continúe llorando. Sophia no dijo nada en el camino, sabía que no podría hablar en ese momento y se lo agradecí.
Llegamos a mi casa y lo primero que hice fue subir a mi cuarto. Sophia se marchó. Me desvestí, removí todo el maquillaje regado por las lágrimas, entré al baño, me di una buena ducha y me tiré en la cama. Quizá lograría tranquilizarme un poco. No podía dormir, se me hacía difícil conciliar el sueño. Todavía sentía la mirada profunda de Javier en mí. Sentía escalofríos y mucho miedo. Horas y más horas sin poder dormir, hasta que por arte de magia, literal, caí rendida.

***

—¿Cómo les fue ayer? —preguntó mamá mientras desayunábamos.

—Bien —contesté. No quería ni recordar el desastre que había causado.

—Pues... Me alegro —asentí. Mi teléfono comenzó a sonar. Era sophia. Se disculpé con mamá y salí a descolgar la llamada.

—Tonta, tenemos que hablar —dijo.

—Aquí te espero —contesté

—Dame unos minutos —respondió y luego colgó.

Y así como dijo, llegó en minutos y enseguida subimos a mi habitación, Sophia se veía ansiosa.

—Siento mucho lo que pasó anoche. En realidad me esforcé por no arruinar tu noche. Soy un desastre. Entiendo que quieras volver a salir conmigo, yo...

—No tienes nada de que disculparte. Te agradezco que amenos lo intentaste, es un avance —dijo sonriendo.

—Te quiero tanto —dije abrazándola, ella respondió a mi gesto.

—Yo más —contestó.

—¿Y sobre qué querías hablarme? —pregunté curiosa.

—Austin me dijo que encontraron a Javier inconsciente cerca de la puerta trasera de la fiesta. Suerte y ya nos habíamos ido y no lo viste, te daría un infarto.

Al recordar la estupidez que hice, comencé a llorar. Todo por mis malditos miedos, por ser tan tremendo desastre. Todo me salía mal, nunca hacía que una persona se sintiera bien conmigo, ni la mas mínima quisiera o tuviera el interés en verme o estar cerca de mi. Mi vida siempre había estado amarrada a esa monotonía que ya me hacía querer desaparecer. Mis lágrimas se intensificaron más al quedarme pensando. Sophia se acercó a mi y me abrazó.

—No te pongas así, Nathy. Estará bien, sólo fue un pequeño incidente.

—¡Fue por mi culpa! ¡Yo lo hice! Yo le rocié el gas que me diste —grité entre lágrimas. Sophia puso los ojos como platos y se llevó las manos a la boca en forma de asombro.

—Nathalia James Coller. ¿Qué estabas pensando? —preguntó.

—No lo sé. Estaba asustada. Soy una estúpida.

—No digas eso. Sé que no fue tu intención —respondió.

—No lo fue.

—¿Pero que te hizo Javier para que reaccionarias de esa manera?

—Sólo quiso ser cortés conmigo y mira lo que provoqué. Siempre destruyo todo.

—Ya eso pasó Nathalia, ahora sólo debes enfocarte en no volver a provocar otro incidente como ese. Por lo menos, no a Javier.

—Eso espero —respondí.

—Vamos al terapeuta, Nathalia. Si en realidad quieres cambiar, vamos hoy mismo. Ya es hora de que lo intentes. Hazlo por ti misma —no sabía cómo negarme, luego de lo sucedido. Ya era hora.

—Lo haré —dije con firmeza y limpié mis lágrimas. Estaba decidida.

***

—Todo saldrá bien —dijo sophia apretando mis manos para darme seguridad.

—Está bien —contesté y subimos las escaleras.

Al entrar a aquel cuarto ya conocido, el señor no había llegado. Nos sentamos a esperarlo.

—Debes disculparte —dijo Sophia.

—¿De qué hablas? —fruncí el ceño

—Por lo que hiciste anoche —respondió.

—Sabes que no me le acercaría, podría hacerle más daño. Lo sabes —contesté bajando la mirada.

—Si quieres hazlo por teléfono, tienes su número y nunca le haz hablado.

—Tengo miedo, Sophia, no quiero hablar con el.

—El miedo sólo nos estanca, no nos permite ser felices.

El psicológico llegó y me indicó mi asiento. Obedecí.

—Sabía que volverías —dijo. No respondí.

Enseguida empezó el tratamiento, ya no podía volver atrás, ya me había decidido. Supuestamente debía enfrentar mis miedos, era imposible. Comencé a pensar que ese tratamiento era inútil. No le hablaría de Javier a un desconocido. Me entregó un frasco de pastillas. Me dijo que eran para poder dormir. Por fin terminó el día, estaba cansada, si hubiera sabido antes que duraríamos horas ahí, ni pensarlo.

Sophia me dejó en casa y se marchó. Mamá ya se había ido al trabajo. Me tocó quedarme a solas en casa. Decidí leer un libro. Lo busqué en mi cuarto y luego bajé a la sala de estar y me acosté en los muebles. Comencé a leer y me olvidé de todo, la mejor sensación del mundo. Por el rabillo del ojo vi mi celular, cerré el libro y lo tomé. Entré a mensajes y busqué el número de javier. Pensé en hacer lo que Sophia me había dicho pero estaba indecisa. No me imaginaba lo que Javier diría o que pensara. Duré varios minutos antes de escribir el mensaje. Quería disculparme pero no quería hablarle, diría que soy una rara por no hacerlo de frente. Ya era suficiente con la primera impresión que le di en la fiesta, el sólo quería ayudarme y lo arruiné. Pensaba todo lo malo antes de enviar el mensaje, no me decidía, así que pensé en enviarlo cómo número desconocido.

Javier, 5.52 PM:

"Lo siento"

Pensé y pensé, ojalá y sea la decisión correcta. Estaba nerviosa y ansiosa. No sabía que esperar. ¿Y si no respondía? Maldita inseguridad. Me armé de valor y antes de arrepentirme lo envíe. Ya no había marcha atrás.

Desasociego. [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora