Capítulo 14

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SHANA

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SHANA

La luz del mediodía entrando por la ventana hizo que me despertara. Me dolía la frente y las piernas. Tenía agujetas y me había costado mundos volver a casa después de salir de la de Eliot. Me mareaba y sólo quería sentarme, pero tenía que salir de allí, de aquel maldito lugar de locos. Ese chico no era normal y no me convenía estar cerca de él. En unos días empezaría las clases y tendría oportunidad de conocer a algunas chicas de mi edad con las que poder pasar el rato y así no volvería a ver a Eliot.

Me levanté y miré el reloj, eran las dos de la tarde, la comida debía de estar lista. Me levanté de la cama y me cepillé el pelo, luego fui a la cocina. Me senté a la mesa la cual ya estaba puesta, pero el jefe no aparecía. Mientras tanto regresé al armario donde había encontrado la última vez un reloj con las iniciales ''J.M.C''. Lo observé detenidamente, era plateado y pesaba bastante para su pequeño tamaño, los relieves lo hacían todavía más bonito. Cuando el jefe entró por la puerta se lavó las manos y se sentó a comer. Pollo asado con patatas y guarnición. 

-Qué tienes ahí?- Señaló el reloj que me había metido en el bolsillo a toda prisa pensando que no se daría cuenta. 

-Eh... nada, es solo que quería hacerle unas fotos porque es muy bonito.- ''Vaya estupidez acabas de decir Shana''.

-No hace falta que lo escondas, es un reloj que le regalé a mi mujer hace años.

-Y las iniciales?

-Su nombre. Juliette. Ella... Ella falleció

-Vaya, es un nombre muy bonito y lo siento...- No quise preguntarle porque su rostro se convirtió en una mueca de dolor. Pobre jefe, había perdido demasiado, cuál era ahora su motivo para seguir?...

Terminamos y recogí la mesa, mientras el jefe se duchaba y cambiaba de ropa. Era domingo e iba a salir toda la tarde a preparar unos asuntos según dijo él. Bajó al sótano y escuché cómo el chico berreaba, una alarma saltó dentro de mí y quise ayudarle. Sacó al chico, tenía un aspecto horrible. Llevaba los pies y las manos atadas y lo llevaba sobre su hombro. Estaba sumamente delgado, le faltaban algunos dedos,  su cara era triste, cansada y de terror. No volvió a emitir ningún sonido, pero mientras el jefe salía por la puerta, levantó la cabeza y me miró fijamente, derramando una sola lágrima. No dejó de mirarme con esas ojeras y pupilas que tanto daño habían pasado y una sensación de amargura se instaló en mi garganta.Recordaba sus lamentos cada noche, la tristeza con la que lloraba y lo mal que me hacía sentir no poder sacarlo de allí. Ahora el jefe se lo llevaría y yo no sabría qué sería de él ni porque estaba encerrado en el sótano. Pude haber pensado que el chico volvería, pero algo en sus ojos y aquel silencio demostraba rendición, despedida. Cuando el jefe cerró con llave me quedé sola y comencé a llorar. No me había dado cuenta del enorme nudo que se me había formado en la garganta, lloré y grité hasta cansarme. Poco después decidí bajar al sótano, lo abrí con cuidado y bajé. El suelo tenía aún manchas de sangre seca. Apestaba a cerrado y era muy oscuro, incluso me daba claustrofobia. Era bastante grande pero estaba lleno de armarios y cosas viejas, quizás podría aprovechar alguna de ellas. Había una pequeña habitación y un pequeño baño. Me adentré en ella y observé que no había absolutamente nada. Un colchón viejo con sábanas sucias, un pequeño armario vacío, una mesita de noche vacía y la puerta que daba al baño, el cual también estaba vacío, a excepto de una pastilla de jabón, una toalla usada y el papel higiénico. Decidí mirar debajo de la cama, me pareció ver algo negro al fondo así que me deslice y cuando eché la mano solté un enorme grito. Era una cucaracha que comenzó a subir por la pared. Me di un golpe en la cabeza en un intento histérico por salir de allí debajo y una especie de libreta pequeña de cuero cayó al suelo. Debía de estar sujeta al somier. Dentro había dibujos hechos a boligrafo, manchas de sangre, páginas rotas y una foto. La foto era de una preciosa chica morena de ojos verdes, que no debía de tener muchos años más que yo, uno o dos quizás. En el reverso había una firma donde se leía el nombre de Mary y un corazón. Quizás fuese su novia o su hermana, está claro que no podría saberlo a menos que leyera aquel pequeño diario. Decidí llevármelo y que el jefe no se enterara, al fin y al cabo cuando trajo al chico no llevaba nada encima, debía de traer la libreta escondida en algún lugar.

Subí a mi habitación y dejé todo como estaba. Me di una ducha y me puse un vestido con medias negras y las botas nuevas. Me senté en la cama y eché un vistazo a las pocas páginas escritas. Había dedicatorias de amor, garabatos ilegibles y una frase que me llamó la atención, ''cada día es más oscuro que el anterior porque hay veces que no estás en un túnel sino en un pozo''. Decidí dar un largo y tranquilo paseo, así que llené mi mochila con dos manzanas, una botellas de agua, la cámara y el móvil. Me llevé también una chaqueta de lana roja que era del jefe y que me quedaba larga, puesto que el abrigo daba demasiado calor para el tiempo en el que estábamos. Abrí la ventana y salí, sabiendo que me metería en problemas por escabullirme de nuevo.

Seguí el camino que se dirigía a la salida del bosque, es decir, por el que el jefe no me dejaba ir porque si caminaba mucho llegaría a la carretera y cualquiera podría descubrirme. Pero mi plan no era la carretera, sino un camino lleno de hierbajos que había visto el primer día que pasé por allí por el que parecía que nadie había pasado desde hace mucho tiempo. Después de caminar durante lo que me pareció una eternidad, llegué y efectivamente estaba cubierto por plantas. Las aparté con cuidado y me adentré en él. Lo que me pareció extraño tras andar unos cinco minutos haciendo posturas raras para que no se me enganchara la ropa, fue que el camino comenzara a despejarse y a parecer más un sendero donde había huellas muy recientes. Seguí las huellas muy en silencio hasta que llegué a una enorme construcción alargada donde ponía: MATADERO COOKE-CITY. Las hiedras subían por las paredes del matadero y entrar dentro parecía algo complicado. Estaba completamente rodeado por árboles por lo que no mucha gente debía de saber de su existencia. Seguí caminando hasta llegar a la entrada, y esforzándome un poco conseguí entrar sin un solo rasguño. Había sangre por el suelo, sangre húmeda por lo que allí había estado algo o alguien.

-Qué haces aquí?-. Aquella voz me sobresaltó sacándome de mis pensamientos y cuando me di la vuelta y vi su rostro y ropa salpicada en sangre retrocedí varios pasos adentrándome más sin quererlo en el matadero.


 Aquella voz me sobresaltó sacándome de mis pensamientos y cuando me di la vuelta y vi su rostro y ropa salpicada en sangre retrocedí varios pasos adentrándome más sin quererlo en el matadero

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