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-___...-me movieron pero no quería abrir los ojos-___...-escuche que dijeron más alto-¡___!-gritaron, he hizo que me cayera de la cama.
-Oye solo yo te puedo hacer eso-reclame como niña de 5 años.
-Me lo debías, así que aproveche para hacerlo-Nacho sonrió con inocencia.
Cuando a él le toca levantarnos, a mí siempre me habla delicadamente, y agradezco eso, porque a los chicos les pega o les derramaba agua fría encima, pues conmigo era la excepción, siempre dice que porque soy especial, de lo contrario me haría lo mismo que ellos.
Lo abrace, estuvimos un tiempo así, nos separamos lentamente quedamos muy cerca, nos íbamos acercando cuando nos dimos un beso, pero duro poco ya que los dos reaccionamos y nos separamos rápidamente.
-Lo siento...-susurro.
-No te preocupes ya paso-sonreí.
-Yo te dije que esto no pasaría otra vez, pero enserio...-no lo deje terminar.
-Nacho tranquilo, no pasa nada, no estoy enojada contigo, quédate tranquilo-lo abrace y le di un beso en la mejilla-Ve a despertar a los demás-me sonrió y salió, cuando a él le tocaba levantarnos siempre me levantaba primero.
Sí leyeron bien "Otra vez", Nacho y yo ya nos hemos dado otro beso, pero solo fue uno, fue ¿Lindo? Podría decirse, fue para una navidad, porque el estúpido de mi hermano decidió poner un muérdago...
Flashback.
-¿Por qué pones un muérdago?-pregunte, mientras veía a mi hermano poner uno en la puerta de la cocina.
-Para que te hagas novia de Nacho-respondió obvio mientras se bajaba de la silla.
Desde que supo lo de Jos, dijo que no me iba a dejar tener novio y si era posible me iba a mandar a un convento de monjas, pero cuando conoció a Nacho todas esas locuras se esfumaron, dijo que él era el indicado, que me tenía que casar con él y bla, bla, bla...
-Sí Juan ¿Por qué queréis que sean novios?-pregunto Alba.
-Porque están destinados para estar juntos-exclamo-Es eso o el convento de monjas-me amenazo.
-Alba llévatelo antes de que lo mate ahora mismo-bese la mejilla de Alba y golpee el hombro de mi hermano.
-Nos vemos hoy en la noche-salieron.
Me recosté en el sillón y reí por los pensamientos de mi hermano, escuche la puerta abrirse, eran los chicos quienes venían de hacer las compras para la cena y los regalos.
-Bien aquí está todo, solo falta de que cocines-comento Andrés mientras dejaba todo en su lugar.
Me levante y fui a preparar la cena junto con Luis, terminamos todo, el pavo estaba en el horno, así que me dio tiempo de irme a bañar.
