Capítulo 5 ➳ Obra de teatro.

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Maestra Javier Mascherano

Capítulo 5
" Obra de teatro "

— Mmh, vos sos Tom y yo Pablo, ¿Sí?

— Está bien. — acepté tomando el libro y poniéndolo de tal manera que ambos pudiéramos ver los diálogos.

— Dale, empecemos. — otra vez esa hermosa sonrisa.

— Me aburro, llevamos todo el día en casa por culpa de la lluvia. — comencé a actuar casi con la misma presión que un actor de cine.

— Sí, seguro Greta está jugando bajo la lluvia.

— Ella nunca se pierde una tormenta.

Hice un movimiento con mi mano, inconscientemente, girando un poco el libro. Ella no pudo seguir leyendo.

— Sería una gran actriz si tuviera diálogo. — comenzó a reír. Alma también lo hizo.

— Perdón, no me di cuenta. — regresé el libro a su posición original.

— ¿Estará pisando charcos con las botas que le regalamos?

— ¡Sí! ¡Le habían encantado, seguro que sí!

— Es divertido cuando salta de charco en charco y nos salpica, ¿No? — sonrió. No entendí porqué pero igual seguí leyendo.

— ¡A mi me encanta saltar de charco en charco! — hice una pausa leyendo lo siguiente en voz baja, internamente. — Yo no voy a hacer eso, dije que no iba a hacer papelones.

— Estamos actuando, no podes abandonar la obra.

— Hagamos como si esa parte ya pasó...

— ¡No papá! ¡Actúa bien!

Buenísimo. Hasta mi hija me retaba ahora.

— Un artista nunca abandona el escenario. — explicó Mariela — o algo así era la frase.

— Pero no soy artista ni esto un escenario.

— Pero tenemos un público que entretener, dale. — insistió.

Miré a mi hija y ella estaba haciéndome ese típico pucherito irresistible. Volví mi mirada a la maestra y repetía aquella acción.

Ese fue el momento en el que noté que algo no estaba como debía. Las ganas que tenía de besarla me habían dejado lo suficientemente claro que estoy sintiendo cosas por ella.

Dejándome vencer, lo cual no sucedía habitualmente, seguí actuando. Si es que así podía llamarse a lo que estaba haciendo.

Comencé a saltar de un lado al otro, simulando que pisaba charcos. Me sentía tan estúpido... Mariela comenzó a saltar al igual que yo, tal como decía el libro.

Paramos de saltar y seguimos con el diálogo, su sonrisa era cada vez más grande.

— Ojalá estuviera aquí Greta. — fingi tristeza.

— Sí ojala.

Alma apareció detrás nuestro, con su campera blanca tapando la mayor parte de su rostro y cuerpo. "Uhh" dijo mientras se unía a la obra como el fantasma que aparecía.

— ¡Un fantasma! ¡Que miedo!

La miré sorprendido por lo siguiente que debía suceder. No es que no quisiera abrazarla, claro qué no era eso pero me temía qué pudiese incomodarse.

Sin embargo, más allá de mis pensamientos, ella fue quien tomó la iniciativa. Le correspondi el abrazo mientras sonreía.

— No sonrías, es un fantasma se supone que tenemos miedo.

— Perdón, perdón.

— Dale papá, si le digo a mamá que estás sonriendo mientras abrazas a mi seño se va a enojar.

— Estamos actuando, Alma. — la regañe sabiendo que mi hija es muy similar a mi en ese sentido. No se calla absolutamente nada.

Seguimos actuando un rato más, aún abrazados.

Definitivamente este, había sido el mejor momento de mi semana.

Maestra. ➳ Javier Mascherano ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora