Capítulo 14 ➳ Mimos para todo el día.

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Me desperté bastante tarde para lo que acostumbraba. Eran once y media, todo un récord. Por entrenamientos estaba acostumbrado a levantarme temprano pero con todo lo sucedido en aquel bar tomaron la magnífica desicion de suspenderme una semana. No tenía idea que podía hacer una semana entera sin trabajar, ni ver a mis hijos todos los días. Además, debía comprarme alguna casa pronto, no estaba en mis planes ser una carga para Mariela.

- Buen día. - sonrió ella, trayendome el desayuno a la cama. ¿Podía ser más perfecta?

- ¿Y esto? - pregunte sonriente, mientras me incorporaba hasta quedar sentado.

- Un mimo de la mañana, nada raro.

- ¿Mimo de la mañana?

- Hay mimos para todo el día. En la mañana desayunos, en la tarde pueden haber distintos detalles, y en la noche, bueno en la noche creo que es obvio.

Sentí mis mejillas enrojecer al instante. El simple hecho de imaginar aquella situación me ponía así, tenso. No porque no quisiera, justamente todo lo contrario, estaba tan enamorado de la maestra de mis hijas que pensar en estar con ella era hermoso, hacer el amor con la persona que amas. Hace muchísimo no sé que se siente realmente. Con Fernanda las cosas estaban mal hace rato y todo tipo de acto sexual se hacía un trámite, creo que ambos lo hacíamos más por una cuestión de costumbre que de placer.

Pasamos todo el día allí, en su casa. Miramos películas, jugamos a las cartas e incluso cocinamos, parecíamos la típica familia ideal. Esas que te muestran en la tele.

Nos besamos.

Una vez.

Nos besamos.

Dos veces.

Nos besamos.

Tres veces.

Y así estuvimos toda la tarde: besándonos.

Sintiéndonos.

Amandonos.

Podía decirse que todo era perfecto, todo de ella, cada detalle por más insignificante a mi me parecía grandioso. Su pelo rubio, y sus ojitos claros, tan claros que podías sentirlo todo con su mirada. De esas miradas que te hipnotizan, que te hacen sentir vivo cuando todo va mal. Me enamoraba su cuerpo, tan semejante a una escultura que daba miedo se rompiera. Me enamoraba ella con sus actitudes infantiles, y esa sonrisa que no se borraba de su rostro ni por un momento, me enamoraba ese amor que transmitía, esa luz que parecía tener.

- ¿Y mi mimo de la noche? - pregunte divertido sin creer bajo ningún punto de vista que comenzaría a besarme. Sin creer que en pocos minutos estaríamos en la cama...

Maestra. ➳ Javier Mascherano ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora