Maestra. ➳ Javier Mascherano ✔

Capítulo 7 ➳ Viaje.

Maestra. ➳ Javier Mascherano

Capítulo 7
" Viaje "

Abrí la puerta del lado del copiloto, cediéndole el paso a la hermosa mujer que tenía a unos metros míos.

En cuanto me dijo su dirección y la coloqué en el GPS, ya qué a pesar de vivir hace tantos años en España todavía no logro ubicarme, arrancamos rumbo. La música sonaba en la radio, una canción lenta en inglés. No lograba entender ni una palabra de lo que decía pero era bastante relajante.

— Gracias por defenderme.

— Era lo que tenía que hacer, no agradezcas. — sonreí de lado.

Un silencio invadió el auto, de golpe la música se frenó y nuestras voces se apagaron. No sé en realidad que pasó pero su mano en mi pierna me desconcertó. Quizás la música no había parado y yo sólo había creído eso porque no podía pensar en otra cosa que en su gesto, su mano apoyada sobre mi en señal de agradecimiento.

— Contame algo sobre vos. — pidió, sacando un tema de conversación.

— No sé que puedo contarte... mi vida es bastante pública, lamentablemente. Tengo 3 hijos y soy futbolista.

— Sí eso ya lo sé, contame algo que no sepa. Seguro tu vida pasa más allá de esas dos cosas.

— Mmh... es que realmente no hay mucho para contar. Cuando era chiquito no iba a jugar con mis amigos porque tenía partidos en el club y prefería cuidarme, creo que eso demuestra que soy bastante responsable. En la selección me dicen "jefecito" tanto mis compañeros como el cuerpo técnico y los hinchas, el apodo me lo puso el pocho porque según él soy muy estricto. El resto coincide al parecer. Soy bastante tímido hasta que entro en confianza, no me gustan las jodas, el alcohol, ni nada que me pueda hacer perder el control sobre lo que hago. Eso es todo.

— Viste que sí habían cosas por contar. ¿Y tú mujer? ¿Como la conociste?

Pregunta completamente innecesaria pero bueno.

— La conocí cuando éramos más jóvenes, en el secundario. Ella iba a la tarde y yo a la mañana pero siempre buscábamos la forma de vernos.

— Ósea que están juntos hace un montón...

— Sí... — suspire — ahora contame algo vos.

— Me gusta mucho bailar, de hecho estudié danza mucho tiempo. Soy Argentina aunque lo debes haber notado por mi forma de hablar, también soy muy organizada y me gustan mucho los niños. Tengo una hermana, mi familia vive toda en Argentina, tengo pensado volver pero no sé cuándo. Soy un poco tímida a la hora de socializar con las personas pero por como me visto no lo parezco.
— ¿Y tu novio?

— Nos conocimos por unos amigos en común, su trabajo tiene mucho que ver con la música y el hecho que yo baile nos llevó a conocernos mejor.

— Me refiero a si siempre es... bueno, así.

— ¿Desubicado? ¿Un poco machista? No, sólo cuando toma alcohol o se pone celoso. Fuera de eso es todo un caballero, un galán de cine.

Sonreí. No fue forzado aunque odie hablar de él, lo hice porque lo sentí, me alegró que no fuera siempre un pelotudo. Ella no lo merece.

— ¿Alguna vez te imaginaste siendo el futbolista que sos? Tan reconocido y querido por todos, jugando en uno de los mejores clubes y representando a tu país.

— La verdad que no, es un sueño lo que estoy viviendo. Me falta la copa con la selección pero si no llega al menos tengo el privilegio de decir que mi figurita estuvo en distintos álbumes del mundial. Es un honor siempre que me pongo la albiceleste, me da una felicidad inexplicable.

— Debe ser hermoso triunfar en lo que amas...

— No creo que no hayas triunfado en nada, mis hijas te aman.

— Tus hijas son de mis alumnas favoritas, lo admito. — ambos reímos — Mi sueño siempre fue ser una gran bailarina y que me reconozcan por eso, lamentablemente no me pasó.

— Todavía...

— Dudo que me pase algún día, hace muchísimo no bailo.

— ¿Por qué?

— No sé, supongo que me deje estar, siempre me dijeron que era una vocación mediocre y con el tiempo fui abandonando los ensayos, las muestras, todo.

— Nunca puede ser mediocre algo que amas. ¿Qué ritmos te gustan?

— Todos aunque tengo una profunda debilidad por la danza contemporánea. Siempre quise ver ballet, no formar parte pero si ver lo que hacen en un teatro.

— ¿Nunca fuiste?

— No. Por una cosa o la otra nunca puedo ir. — Para cuando quise contestar ya estaba desabrochándose el cinturón y depositando un tierno beso en mi cachete derecho. — Gracias por todo.

— No hay nada que agradecer, cuidate.

Esperé a que entrara a su hogar para asegurarme que nada le pasara y me dirigí a mi casa. Había sido una linda noche después de todo.