Capítulo 12 ➳ Humillante.

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Maestra ➳ Javier Mascherano.

Capítulo 12
"Humillante"

¿Dije que no había algo más humillante que la mujer de la que estás enamorado te rescate de una posible pelea en la que saldrías perdiendo, te vea en un estado de ebriedad total y le confieses todos tus sentimientos como si fueran un problema? Bueno, me equivoqué. Si había algo más humillante y era llegar a la casa de esa mujer dispuesto a pasar la noche allí. Hubiera preferido que no sea así pero no me iría a dormir debajo de un puente por lo que esta opción era la mejor. Y no sólo la mejor para sentirme completamente humillado sino también para mí integridad física.

Pude observar como ella se acercaba a mí, hacia unos segundos había desaparecido por uno de los pasillos de su hogar.

— Vamos, vení. — tomó mi mano y comencé a caminar detrás de ella. — ¿Podes sólo? — preguntó haciéndome entrar en el baño donde la ducha ya estaba abierta.

— S-si sí. — no creía poder en realidad pero todavía me quedaba algo de dignidad. Comencé a desabrochar mi camisa pero mi vista se volvía borrosa con rapidez haciendo que me tambaleara un poco. Mariela notó esto y se acercó a ayudarme. Me negué pero pareció no importarle. Y aunque quería controlar mis impulsos y sentimientos mi entrepierna comenzaba a hacer presión contra mi jean cuando pude sentir su tacto quitándome la camisa. Sus ojos permanecían en mi torso, al parecer sin intención de observar mi rostro. Estaba bien así, mis atributos nunca estuvieron en mi cara de todos modos.

— Permiso. — susurró y desabrochó mi jean haciendo que este bajara. Terminé de quitarlo y me metí en la ducha, aún tambaleándome un poco. El agua fría caía sobre mi cabeza pero no lograba estabilizarme. Mariela sacó un banco de plástico de una habitación y lo coloco dentro del espacio de la ducha, indicándome que me siente en el. La miré sorprendido a lo que sólo contestó "Estuve en tu estado otras veces". Se quedó un rato allí observándome hasta que me extendió un toallon y cerró la ducha. Me sentía un completo inútil. Humillado en su totalidad aunque peor fue cuando vomité. Lo hice en el inodoro al menos pero fui lo suficientemente estúpido que me limpie con la remera que antes llevaba puesta.

— Perdón.

— Tranquilo. Ponete esto y vení al comedor. — dijo extendiéndome un bóxer seco, un pantalón bastante suelto y una remera gris que había tomado de mi valija. Hice caso, ¿que más podría hacer sino?

Para cuando termine fui donde ella dijo y me senté en el sillón aceptando aún avergonzado el café que me había preparado. Mariela se sentó a mi lado ya con su pijama puesto y coloco un hielo en mi cabeza. Estaba hermosa, aún más que cuando la veía maquillada y con ropa elegante, el pijama negro resaltaba el color de sus ojos, un celeste mezclado con un verde llamativo. Todo en ella llamaba mi atención. En su pelo llevaba un rodete y en sus pies un par de medias coloridas. Esa imagen no podía enamorarme más.

No sé exactamente en qué momento tomé el valor de unir nuestros labios pero ella no se había negado. Había seguido el beso son dulzura mientras yo la abrazaba de la cintura.

Y aunque probablemente al día siguiente mi espalda doliera horrores esa era una perfecta forma de dormir.
Yo sentado en una punta del sillón y ella apoyada en mi pecho mientras acariciaba con ternura sus cabellos.

Maestra. ➳ Javier Mascherano ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora