Habíamos pasado la noche juntos, pero no como pueden hacerlo dos desconocidos o dos personas que toman la costumbre de hacerlo, había sido distinto, especial. Cada caricia, cada roce, cada beso, todo momento de esa noche podía considerarse como único e inigualable. El no conocer del todo a una persona pero sentir que sabes - y sabe- todo de vos. El hecho de ver a los ojos de una persona y conectarse. El hecho de entrelazar las manos y dormir abrazados. Piel con piel. Respiraciones que chocan.
Una nueva conexión.
Un nuevo amor. O un amor viejo, de hace tiempo, desde aquella primera vez donde me arrepentí de no haber presenciado anteriormente una reunión de padres.
¿Por qué no me había dado esa oportunidad? ¿Por qué me había sentido tan culpable por meses cuando se trataba de algo natural? Me había pasado los días enojado conmigo mismo por no amar más a la madre de mis hijas, me había pasado los dias tratando de convencerme que la amaba a ella.
Había perdido mi tiempo en intentar remar una relación ya perdida hace rato. Mariela solo fue la gota que rebalso el vaso.
Mis pensamientos se interrumpieron de inmediato cuando la vi abrir sus lindos ojos celestes y sonreír con esos labios que tanta fascinación me causaban. Estaba ante la imagen más linda de todas.
Se desperezo y me abrazo de inmediato, ese fue el momento donde me di cuenta que no necesitaba nada más. A veces me pongo a pensar como mi vida cambio tan rotundamente de un día para el otro, a veces recuerdo con nostalgia el llegar a mi casa con mis hijos y Fernanda pero después llega este momento, donde me veo envuelto en los brazos de la mujer que amo, que me mira con el mismo amor que yo a ella, y me doy cuenta todo lo que tengo y lo inmensamente feliz que soy a su lado. Nunca fui un hombre muy romántico pero al lado suyo siento que hasta podría escribir una canción y dedicársela frente a todo el mundo.
— Te amo. — admiti dejando un corto beso en su frente.
Ella se rió.
— Yo también Javier, como nunca pense que podría amar.
— Viste lo que genero, no? — dije ahora bromeando.
— Ya la cagaste. — rió. — Ahora por eso te toca preparar el desayuno.
Y lo hice sin quejarme. Porque eso era todo lo que quería hacer ahora, tomar una costumbre al lado suyo, pero no esa costumbre monótona que te aburre, una costumbre linda que podríamos construir con el tiempo.
Una familia. Un amor.
Mariela me había cambiado la vida.
Se había vuelto mi vida.
_____________
_____________Fin.
Gracias por bancar mis actualizaciones lentas y seguir apoyando esta historia.
Espero la hayan disfrutado.Aylu2002.
❤
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Maestra. ➳ Javier Mascherano ✔
FanfictionJavier Mascherano es uno de esos papás que odian las reuniones de padres, los actos escolares y los grupos de whatsapp donde según él, sólo hablan boludeces. Sin contar su odio profundo por retirar a sus hijas y tener que esperar en la puerta, oblig...