Sechs

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Me aparté como si LuHan quemara. Las luces se encendieron justo en ese momento. Escuché las fuertes pisadas detrás mío. Espere algún golpe, o gritos de horror. A cambio, sentí el musculoso brazo de mi amigo alrededor de mis hombros. Un fuerte olor a licor me llegó hasta la nariz.

—¿Estás ebrio? —pregunté. Aliviado de que, probablemente, él no se percató de lo que hacía con su bebé.

—¡Claro que no! —gritó demasiado fuerte.

—¿Papá? —LuHan se sentó en la cama, con las colchas hasta la cintura. Sonrió a su padre y le hizo un espacio. —¿Vas a quedarte conmigo? —Chanyeol sonrió medio somnoliento, se sentó junto a LuHan caminando a tropezones.

—Claro, bebé. —dijo, arrastrando las palabras.

Fruncí el ceño. No me parecía buena idea que se quedara con LuHan estando ebrio. Iba a oponerme, hasta que llegó Baek.

—Chanyeol, no molestes a Lu. Tiene que dormir, vamos a la cama. —le ordenó.

Chanyeol negó con un puchero y abrazó a LuHan. Ambos se tumbaron en la cama riendo. LuHan se acurrucó en el pecho de su padre y cerró los ojos con una sonrisa.

—Buenas noches, papi. Buenas noches, mami. Buenas noches, señor Oh. —recitó.

Baek se acercó para darle un beso en la frente y tapar a su esposo con la colcha también. Le quitó los zapatos deportivos a Chanyeol y lo obligó a meterse más en la cama.

—Buenas noches, cariño. —se despidió. —Vamos, SeHun. —técnicamente me ordenó.

Lo seguí afuera y miré por última vez a la cama. Chanyeol ya estaba dormido, con sus brazos alrededor de su hijo. Cerré la puerta con cuidado y me giré hacia Baek.

—¿Lo has llevado a beber? ¿Querías que te compre algo? —cuando éramos jóvenes, Baek siempre llevaba a beber a Chanyeol cuando quería algo. Lo emborrachaba y luego se lo pedía. Chanyeol nunca de negaba.

Baek me fulminó con la mirada —¡Claro que no! Sabes como es. Toma un trago y no para hasta que se lo ordeno. —me explicó.

Asentí y me lo seguí hasta la cocina. Él nos sirvió una taza de café y ambos nos sentamos en la isla de la cocina.

—¿Y? ¿Qué tal estuvo tu día con adolescentes? —preguntó mientras bebía de su taza blanca con flores.

—No estuvo tan mal. —me encogí de hombros y tomé el café —No son los diablos que tú me has hecho creer.

Baek rodó los ojos. —Apenas llevas días con ellos. Yo llevo años,SeHun. No se compara.

—Supongo que tienes razón. —acepté.

Ambos nos quedamos en silencio por un largo rato. Fue un silencio cómodo, por imposible que resulte de creer.

—Mañana es mi primer día en el trabajo. No podré estar aquí con LuHan. —informé.

Baek asintió. —Él lo sabe. —dijo. —Sólo hazle saber cuando te vayas. A él le molesta que no se despidan de él.























A la mañana siguiente, me desperté temprano. Me di una ducha caliente y me vestí con unos cómodos jeans, con una sudadera. No necesitaba ir formal.

Cuando bajé, la familia ya estaba tomando el desayuno. Chanyeol se sostenía la cabeza con una mueca, Baek acomodaba el pelo de LuHan, mientras el pequeño tomaba su leche.

—Papi, ¿Te duele mucho? —preguntó LuHan.

Chanyeol abrió los ojos y trató de sonreír. —No, cariño. No es nada.

Your baby, he's mine. ➡ HunHan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora