Your baby, he's mine. ➡ HunHan

Elf

No pude ver a LuHan la siguiente semana. Mi trabajo me estaba matando, y él tenía deberes con la escuela también. Lastimosamente, estar más tiempo en el trabajo significaba estar más cerca de Irene. No es que me importara... pero sí me importaba. Irene era una buena chica, se merecía lo mejor, pero yo no era su mejor. Después de aquella cita traté de alejarme sigilosamente, pero ella estaba entendiendo todo al revés. Irene era la secretaria de Seungcheol, no mía, pero parecía que me atendía más a mí que a Seungcheol.

El martes por la mañana le pregunté a Seungcheol si no le molestaba, él, con una risa, me dijo que a su novio, JiHoon, le encanta la idea de no tener a Irene cerca. Le pregunté si Irene había tratado de ligar con él alguna vez, él dijo que no, pero que JiHoon era la cosita más celosa que había conocido. Me reí.

El sábado traté de hablar con ella sobre lo que sentía en verdad. No planeaba decirle que me gustaba un menor de edad, hijo de mi mejor amigo, pero sí quería decirle que otra persona se había ganado mi corazón. Quería ser sincero con ella.

— ¡SeHun! Qué bueno que me citaste hoy, tenía algo importante que decirte. — la cité en el Starbucks más cerca de la oficina, lo que quería decir debía ser rápido.

— Hola, Irene. Creo que ambos tenemos que decir cosas.

— Espero que sea lo que estoy pensando — susurró para sí misma, pero pude escucharla.

— Buenos días, ¿desean ordenar ya? — levanté mi vista para pedirle sólo un café simple.

— ¿Señor Oh? — Kyungsoo estaba con una gorra con el logotipo de Starbucks, al igual que un delantal. Parecía un niño trabajando.

— Hola, Kyungsoo. No sabía que trabajabas aquí. — le sonreí porque se veía adorable.

— Sí, desde la anterior... — un chico moreno apareció a su lado, con cara de fastidio.

— Kyungsoo, ponte a trabajar — le interrumpió. Me dirigió una mirada fría y siguió su camino.

— Lo siento, es mejor que les pida la orden ya. — alistó su pequeña libreta y su bolígrafo rosa.

Entonces recordé a Irene, que estaba siendo ignorada por ambos. Me sentí mal. — Supongo que te acuerdas de Irene, Kyungsoo. — aproveché que aún estaba esperando para remediar el problema.

— Claro. ¿Cómo está señorita Irene? — ya no me sorprendía lo educados que todos esos niños eran. Me pregunté si Baekhyun los educaba a todos.

— Hola. — saludó Irene. No se me pasó desapercibido su falta de respuesta a la pregunta del menor y su rostro comprimido por el desinterés.

— Sólo quiero un café simple — pedí. — ¿Y tú Irene? — ella sonrió adorablemente de nuevo.

— Lo mismo, por favor. — Kyungsoo asintió mientras lo anotaba y se fue unos segundos después.

— Bueno, supongo que ya podemos hablar. — me senté recto contra el espaldar. Había llegado la hora. — Tú primero. — ofrecí.

— SeHun, creo que podríamos intentarlo. ¿No lo crees? — ella estiró su brazo sobre la mesa para tomar mi mano.

Me arrepentí de no haber hablado primero. Me aclaré la voz antes de hablar — Irene, tú y yo no nos conocemos lo suficiente para... Salir oficialmente.

Irene quitó su mano como si quemara. — ¿Hablas en serio? Creí... Creí que también querías esto.

Kyungsoo apareció con nuestra orden justo ese momento. Nos sonrió antes de irse. Me recordó a la sonrisa hermosa de LuHan, mi LuHan. Tenía que ir por él a la casa de JongDae después. Era sábado y se habían citado para jugar videojuegos.