Dreizehn

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— Tal vés debería hablar con tus padres. — dije.

LuHan abrió los ojos como si le hubiera confesado que maté a alguien.

— ¿Estás loco? — susurró — ¡Nos matarían!

Después del campamento nos dimos un poco de espacio forzado, sólo para que sus padres no sospecharan nada. Pero algo me decía que Baek lo sabía, o al menos estaba sospechando. Así que decidimos distanciarnos por unos días, la idea era mínimo un mes, pero... Vamos, mis manos cosquillean por tocarlo.

Nos reunimos en un café al otro lado de la ciudad, nos sentamos en la parte de atrás, ansioso por tocarlo, pero sin poder hacerlo. La camarera pensó que era mi hermano menor, era obvio que no podía tocarlo cómo quería.

- Piénsalo bien - le dije - Si hablo con ellos, tal vez lo entenderían.

LuHan negó con la cabeza. — No. Papá me mataría. Él ni siquiera deja que tenga un novio de la escuela, se desmayaría si... — su cuerpo se tensó en la silla — No podemos, está mal. No siquiera deberíamos estar haciendo esto. Tal vez nosotros deberíamos dejar de vernos.

De un abrir y cerrar de ojos ya estaba arrodillado a su lado, sosteniendo su mano. — LuHan, no sabes lo que estás diciendo. — su mano era tan pequeña, que la mía la ocultaba completamente. — Llegamos hasta aquí. Te quiero, lo hago de verdad. No podemos dejarlo, tú no puedes dejarlo. No voy a permitirlo. — pestañeé rápidamente, porque sentía las lágrimas humedecer mis ojos.

LuHan no podía dejarme. Sacrificamos muchas cosas, arriesgamos muchas cosas para llegar aquí. No podría hacerlo sin él. Me he acostumbrado ha su dulce, suave voz. Sus pequeñas manos delgadas, su cuerpo delgado y su piel de leche. Su olor a leche y flores. Era un maldito niño, pero yo amaba a este niño. Amaba su inocencia exagerada, sus grandes ojos cafés, sus juegos infantiles y sus bromas sobre dibujos animados. Lo amaba todo de él, incluso me gustaban sus extraños amigos.

LuHan usó su mano libre para acariciarme la mejilla. — Tranquilo. — dijo — No estoy yendo a ninguna parte. — Literalmente — rió — tú me trajiste, así que...

Me reí. Rodeé su cintura con mi brazo y me elevé para besarle los labios. Él sonrió infantilmente cuando me separé. Me puse de pie y le di un último beso en la cabellera castaña.

— ¿Qué demonios es esto?

Entonces mi sangre se congeló en mis venas. Mis músculos se pusieron tan duros como rocas, y mi primer pensamiento fue cubrir a LuHan de cualquier tipo de peligro.

Di media vuelta, moviendo los pies como si pesaran. LuHan ahogó un grito asustado detrás de mí. Baekhyun estaba ahí, parado frente a mí. Sus ojos se movían entre su hijo y yo. Sus grandes ojos estaban asustados y horrorizados.

— Baek — dije, sin saber cómo seguir.

Baekhyun pareció aceptarlo al fin, porque se llevó la mano a la boca y sus ojos se cristalizaron, su mano temblaba como si tuviera frío. La bolsa que llevaba en la mano cayó con un ruido sordo. Mi amigo dio un paso atrás mientras negaba con la cabeza.

— Baekhyun, escucha — me acerqué un poco, pero él retrocedió.

Creí que se iría, pero en cambio, me esquivó y corrió hacia LuHan. El menor estaba parado detrás mío. Su padre lo rodeó con los brazos y lo alejó de mí.

— Baekhyun, no. — mi voz se puso dura. No, eso si que no. LuHan lejos de mí... Eso no va a pasar.

Me acerqué listo para empujar a Baekhyun si tenía que hacerlo. Baekhyun ocultó a LuHan detrás suyo y me apuntó con el dedo.

Your baby, he's mine. ➡ HunHan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora