capitulo 23

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Luego de un rato de navegar divise tierra y algo me desea que esa isla era de sirenas y no de las que Vivian en el lago de mi colegio sino de la que los marineros cantaban cuando estaban borrachos

-Annabeth despierta a Percy- dije manteniéndome serena

-¿Por qué?

-estaos entrando en territorio de sirena- dije señalando la isla- esa de ahí es su isla

Annabeth no perdió tiempo y fue a ver a Percy mientras yo trataba de recordar su historia

Recordé las historias sobre las sirenas: cantaban de un modo tan dulce que encantaban a los marineros con sus voces y los atraían a una muerte segura. Cuando ellos se acervaron les dije

-No hay problema -le aseguré-. Podemos taparnos los oídos. En la bodega hay un barreño lleno de cera para velas...

-Es que yo quiero oírlas- dijo Annabeth

Percy y yo nos quedamos atónitos

-¿Cómo? –pregunto el

-Dicen que las sirenas cantan la verdad sobre lo que deseas. Te revelan cosas sobre ti mismo de las que ni siquiera te has dado cuenta. Por eso te embelesan. Si sobrevives, te vuelves más sabio.-bueno ella avía perdido la cabeza- Yo quiero oírlas. ¿Cuándo volveré a tener una ocasión como ésta?

-estás loca- dije

-Percy por favor apóyame

- de acuerdo te ayudaremos-respondió el

-algo me dice que me voy a repetir de esto -dije y Annabeth sonrió y nos contó su plan A regañadientes, la ayude a prepararse.

Co ayuda de Percy atamos a Annabeth al palo mayor mientras ella nos decía

-No me desaten-dijo-. Pase lo que pase. Por mucho que suplique. Porque yo desearé saltar sin más, y si lo hago me ahogaré.

-claro, claro

- lo digo enserio

-no lo aremos te lo prometo-dijo el mientras le daba unas velas y me ponía las mías para no escuchar

El silencio era espeluznante. No oía nada, salvo el latido de la sangre en mis sienes. A medida que nos aproximábamos a la isla, iban asomando rocas dentadas entre la niebla. Percy le ordeno al Vengador de la Reina Ana (así se llama el barco) que las sorteara; si nos acercábamos demasiado, aquellas rocas harían trizas nuestro casco como las cuchillas de una licuadora.

Miré a mi espalda. Al principio, Annabeth parecía completamente normal. Luego apareció en su rostro una expresión perpleja. Abrió unos ojos como platos y empezó a forcejear con las cuerdas y luego empezó a llamarlo lo vi en sus labios Percy al mírala parecía afligido como si quisiera liberal yo me acerque a él y le toque el hombro e me miro y yo negué con la cabeza y el compre dio aunque verla era triste no la liberaríamos

Aún no podía ver gran cosa de la isla: sólo niebla y rocas. Pero en el agua flotaban trozos de madera y fibra de vidrio, restos de naufragios, incluso chalecos salvavidas de líneas aéreas comerciales.

Procure no mirar a Annabeth. Lo conseguí durante unos cinco minutos.

Ése fue mi gran error.

Cuando ya no pude resistirlo más, me di media vuelta y vi... un montón de cuerdas cortadas. El mástil vacío. El cuchillo de bronce de Annabeth tirado sobre la cubierta. De algún modo se las había arreglado para colocarlo al alcance de su mano, y a mí se me había olvidado desarmarla y al parecer a mi hermano también

YO SOY ANASTASIA jACKSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora