capitulo 50

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—Chicos, el poder de ese monstruo es considerable. Si los titanes llegaran a capturarlo...

—No podéis, dioses —insistió mi hermano. Mirando a Zeus. Su sola presencia debía intimidarlo, pero le sostuvo la mirada—. Querer controlar las profecías nunca funciona, ¿no es cierto? Además, Bess... digo, el taurofidio es inocente. Matar a alguien así está mal. Tan mal... como que Cronos devorase a sus hijos sólo por algo que tal vez pudieran hacer. ¡Está mal!

Zeus pareció considerar sus palabras. Sus ojos se posaron en su hija Thalia.

—¿Y qué hay del riesgo? —dijo—. Cronos sabe que si uno de vosotros tres sacrificase las entrañas de la bestia, tendría el poder de destruirnos. ¿Crees que podemos permitir que subsista semejante posibilidad? Tú, hija mía, cumplirás dieciséis mañana, tal como augura la profecía.

—Tenéis que confiar en ellos, señor —suplicó Annabeth alzando la voz—. Confiad en ellos.

Zeus torció el gesto y nos dirigió una mirada severa.

—¿Confiar en unos héroes?

—Annabeth tiene razón —dijo Artemisa—. Y ése es el motivo de que deba otorgarle mi recompensa a uno de ellos. Mi leal compañera Zoë Belladona se ha incorporado a las estrellas. Necesito una nueva lugarteniente. Y tengo intención de elegirla ahora. Pero antes, padre Zeus, debo hablarte en privado.

Zeus le hizo una seña para que se acercase. Se inclinó y escuchó lo que le decía al oído.

Me asaltó una sensación de pánico.

—Annabeth —escuche a mi hermano susurrar—. No lo hagas.

Ella frunció el entrecejo.

—¿El qué?

—Escucha, he de decirte una cosa. —Las palabras acudían atropelladamente a sus labios—. No podría soportarlo si... No quiero que tú...

—Percy —dijo ella—, pareces a punto de marearte.

-más parces que le va a dar un ataque de pánico – dije y Percy me miro fastidiado y yo sonreí . Y entonces Artemisa se volvió.

—Voy a nombrar a una nueva lugarteniente —anunció—. Si ella accede.

—No —murmuro mi hermano chico enamorado.

—Thalia, hija de Zeus —dijo Artemisa tendiéndole una mano—. ¿Te unirás a la Cacería?

Un silencio sobrecogedor inundó la estancia. Miré a Thalia sin dar crédito a lo que oía. Annabeth sonrió y le apretó la mano, como si lo hubiera esperado desde hacía mucho mientras que Percy suspiro aliviado.

—Sí —respondió Thalia con firmeza.

Zeus se levantó con expresión preocupada.

—Hija mía, considéralo bien...

—Padre —dijo ella—. No cumpliré los dieciséis mañana. Nunca los cumpliré. No permitiré que la profecía se cumpla conmigo. Permaneceré con mi hermana Artemisa. Cronos no volverá a tentarme de nuevo.

Se arrodilló ante la diosa y empezó a pronunciar las palabras que yo nunca había escuchado.

—Prometo seguir a la diosa Artemisa. Doy la espalda a la compañía de los hombres...

* * *

Tras el juramento, Thalia hizo una cosa que casi me sorprendió tanto como su promesa. Se le acercó a Percy, sonrió y le dio un gran abrazo ante toda la asamblea.

YO SOY ANASTASIA jACKSONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora