Tyson apartó de un guantazo a media docena y los mandó por encima de la barandilla a la bahía de Miami. Pero ya llegaban más guerreros por las escaleras.
-¡Retirada, hermanos! -gritó Quirón.
-¡No te saldrás con la tuya, hombre caballo! -le gritó Luke. Alzó su espada furioso, pero volvió a recibir en plena cara otra flecha con un guante de boxeo y cayó sentado en una tumbona.
Un centauro de pelaje negro me lanzo sobre su lomo.
Y otro alzo a Percy mientras le decía: -¡Llama a tu amigo el grandullón!
-¡Tyson! -grito-. ¡Vamos!
Tyson dejó caer a los dos guerreros que estaba a punto de retorcer en un solo nudo, corrió hacia nosotros y saltó sobre el lomo del centauro.
-¡Ostras, colega! -gruñó el centauro. Las patas casi se le doblaban bajo el peso de Tyson-. ¿No has oído hablar de una cosa llamada "dieta"
Los guerreros de Luke se estaban reorganizando para adoptar una formación de falange. Pero cuando por fin estuvieron preparados para avanzar, los centauros ya galopaban hasta el borde de la cubierta y saltaban la barandilla sin ningún temor, como si aquello fuese la valla de una carrera de obstáculos y no la de un crucero de diez pisos de altura.
Estaba convencido de que no saldríamos vivos de aquélla. Caímos en picado hacia el muelle y pensé que íbamos a estrellarnos. Pero los centauros aterrizaron en el asfalto con una simple sacudida y salieron al galope, dando gritos y soltando pullas contra la Princesa Andrómeda mientras cruzaban corriendo las calles del centro de Miami.
No tengo ni idea de lo que debió de pensar la gente de Miami al vernos pasar galopando.
Las calles y los edificios empezaron a hacerse borrosos a medida que los centauros cobraban velocidad. Parecía como si el espacio se estuviese comprimiendo, como si cada paso de centauro equivaliera a kilómetros y kilómetros. Atravesamos campos pantanosos llenos de hierbas, charcas y árboles raquíticos.
Finalmente, llegamos a un aparcamiento de caravanas al borde de un lago. Todas eran caravanas para caballos, provistas de televisores, mini frigoríficos y mosquiteras. Estábamos en un campamento de centauros.
-¡Colega! -dijo uno de los ponis mientras descargaba los bártulos-. ¿Te has fijado en aquel tipo que parecía un oso? Era como si estuviese diciendo: ― ¡Guau, tengo una flecha en la boca!‖
El centauro que llevaba las gafas con ojos de plástico se echó a reír.
-¡Ha sido impresionante! ¡Choca esa cabeza!
Los dos centauros se embistieron de cabeza con todas sus fuerzas y luego se retiraron tambaleantes, cada uno por su lado, con una sonrisa alelada en la cara.
Quirón dio un suspiro y depositó a Annabeth y Grover a lado de Percy por lo que desmonte y fui, así una manta de picnic.
-Ojalá no tuvieran mis primos esa manía de darse cabezazos. No es que les sobren demasiadas neuronas.
-Quirón –dijo Percy -. Nos has salvado.
Le dirigió una seca sonrisa.
-Bueno, no podía dejarte morir. Sobre todo después de que te ocuparas de dejar a salvo mi buen nombre.
-¿Pero cómo sabías dónde estábamos? –preguntó Annabeth.
-Eso era previsible, querida. Me figuré que acabaríais cerca de Miami si lograbais salir vivos del Mar de los Monstruos. Casi todas las cosas raras acaban yendo a parar a Miami.
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YO SOY ANASTASIA jACKSON
FanfictionHola me llamo anastasia Jackson y les voy a contar mi historia pero para ellos debe advertirles que si son iguales es decir y tienes esas raras o cosas raras de pasa a su alrededor ya no lean este libro puede ser que descubran que soy como yo y...