Capítulo 6. Infierno (JiMin)

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Por un momento pensé que tenía los ojos cerrados pues todo estaba oscuro, estaba haciendo un frio increíble, podía sentir como las lágrimas que tenía ya secas en la cara parecían pequeños cristales, lleve mis manos a la cara cuando me percate que mis manos estaban encadenadas por las muñecas, así que las deje caer pesadamente, parpadee un par de veces para ver si lograba enfocar algo entre toda esa oscuridad, me asuste cuento me topé con un el sonido de un piano, aquella melodía se me hacía conocida, me hacía estremecer, era aún más oscura y fría que el lugar donde estaba, sentía como si las notas pudieras atravesarme, como puñaladas en el pecho, puñaladas sin piedad, como si estuvieran retorciendo el cuchillo dentro de mí y lo tejaran allí clavado – D-detente por favor...– grité, sin poder llevarme las manos a los oídos – ¡Suga detente! – grité, el eco de aquel nombre prohibido, retumbo en la habitación, haciendo que la melodía se detuviera en seco, el pánico se apodero de mi cuerpo cuando podía ver su figura caminar hacia mía -p-perdón- dije con la voz temblorosa, sentí la palma de su mano abierta golpearme en el rostro, tan fuerte que me hizo caer de rodillas – Jamás...vuelvas a llamarme así- su voz era tan terrorífica que me hizo dar un escalofrió, asentí con la cabeza, sin voltearle a ver, el jalo de las cadenas que me apresaban, obligándome a caminar unos centímetros más adentrándome a la oscuridad absoluta, podía divisar algunas, una cama, un escritorio y el piano, el piano era blanco, algunas cosas que vi cuando mis ojos dejaban de doler, el frio, el frio era insoportable, traspasaba mis huesos – de rodillas – me dijo su oscura voz, pateándome por el costado, haciendo otra vez caer al suelo de rodillas, posando su pie en mi hombro, levante la mirada para verlo con enojo, "¿Cómo un demonio puede verse tan angelical?", me pregunte a mí mismo al verlo, su piel era tan blanca, que resaltaba en aquella horrible habitación, su cabello oscuro hacia que sus ojos carmesí resaltaran, era terroríficamente hermoso, podría engañar a cualquiera con esa apariencia, su hermoso rostro... aquel que nunca olvidaría, aquel que nunca he olvidado - ahora eres mío, mi esclavo, por toda la eternidad- sus ojos carmesí brillaron, me tomó fuerte del cuello y se acercó a mi rostro, yo tenía miedo, pero no quería que él lo supiera, aunque la habitación se tiñera de mi temor, jalo mi cabello hacia atrás con fuerza, haciéndome hacer una mueca de dolor y beso mis labios sin mi permiso, era un beso lleno de enojo y rabia, podía sentirlo en su saliva, moví mi rostro para alejarme de él, a lo que reacciono mordiéndome el labio, sentí el sabor amargo de mi sangre y escupí a sus pies -me gusta cuando te resistes- se pintó en sus labios una sonrisa de lado – te haré mío hasta que me cansé – dijo con una voz ronca, para después jalar la cadena y empujarme a la cama, se puso encima de mí, yo intentaba leer sus verdaderas intenciones, pero se me hacía casi imposible, no quería resistirme, porque sabía que eso lo provocaba aún más, él solo me miraba con una cara seria y el ceño fruncido, llevo sus manos a mi cuello y empezó a asfixiarme, puse mis manos en sus muñecas, pero era verdaderamente fuerte, empezaba a necesitar aire, empecé a patalear bajo su cuerpo -S-suéltame- le dije con la poca voz que me quedaba, haciendo una mueca de dolor cerrando mis ojos, hasta que sentí sus labios me quede inmóvil, porque esta vez su beso se sentía dulce, se sentía conocido – S-suga – susurré en sus labios entreabriendo los ojos, él solo se apartó de mi de un golpe, se llevó las manos a la cabeza desesperado – ¡¿qué te dije de llamarme así maldición?! Mi nombre es Agust- gritó y un aura oscura broto de su cuerpo y envolvió la habitación, el frio aumento y la oscuridad también, ya no podía ver su hermoso rostro, solo me llevé las rodillas al pecho y con mucha dificultad abrace mis piernas, cerré los ojos con fuerza – No eres...como te recuerdo Min Yoon Gi- susurré mientras cerraba los ojos con fuerza.

"Lo recuerdo como si hubiera sido ayer, cuando éramos humanos...si ellos dejaron intacta mi memoria, la dejaron intacta para hacerme sufrir, para hacerme morir cada vez que lo recordaba. Min Yoon Gi, recuerdo aquella época donde nos amábamos, donde éramos uno solo, eras mi vida...pero también recuerdo, cuando morí...cuando morí en tus brazos, no me arrepiento de nada, pero dime...¿Por qué tuviste que matarlo?".


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