Parte 11

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Mack

— Eres un estúpido, esa es la realidad — hablo mi mejor amigo Ricardo o como yo le digo Richard.

— Lo sé, pero que querías que hiciera — hable frustrado.

— Mi tarea — tenía que salir con una mamada, el cuando no.

— Te estoy diciendo del pedo de las chicas no de tu tarea tarado — le di un zape.

— ¡Auch! Maldito salvaje — grito haciéndose la víctima.

— Olvídalo, veré quien si me puede ayudar realmente — abrí la puerta e iba a salir pero hablo el.

— Si la amas, buscala — su voz se puso ronca, esta vez iba enserio.

— No será fácil con todo este pedo — voltee a verlo.

— Bien, dices tu que lo tuyo es enamoramiento por ella ¿me equivoco? — pregunto alzando una ceja mientras la otra se encontraba abajo.

— No.. — a que quería llegar.

— Esta bien, te dire los significados que realmente quieres escuchar... amor y sexo están demasiado lejos de parecerse ¿Si? — continuo.

— Eso lo se, tampoco soy idiota, pero no lo había pensado de esa forma — me quede pensando.

— El sexo al fin y al cabo solo es por placer y reproducción. Y el amor no solo son caricias, besos ni abrazos.
Un ejemplo de ello es que...si ella queda ciega, coja, o lo que sea...¿La dejas?
Si tu respuesta es "Si" pues no es amor — me señalo.

— Eso es cierto, muy cierto. No, no, no, nunca la dejaría sola, ni por que este ciega, coja o lo que sea. No la dejaría, seria un acto de cobardismo al dejarla por que le pase algo, eso es lo que yo pienso, así que no, no pienso dejarla así este mal o este a 1000 km de el país — hable con rapidez.

— Entonces amigo mio, lo tuyo si es amor, anda ve a buscarla — me sonrió de lado.

— Si, tienes razón — me eche a correr y me regrese de nuevo recargandome en la puerta mirándolo.

— No sabes donde vive ¿verdad? — se cruzo de brazos.

— Eh... — guarde silencio.

En ese momento Richard guardó sus cosas y me abrazo por el cuello comentándome lo que podía hacer cuando la vea y así fue todo el transcurso. Reíamos y hablamos de las miles de ideas que podíamos hacer cuando estuviera con ella, hasta que me pose en una casa grande de dos pisos color amarillo claro.

— Es aquí guapo — río mi amigo al decir lo ultimo.

— Esta bien, vamos a ver que pasa — camine hacia la puerta y con muchos huevos aunque por dentro estaba que moría de nervios y estaba temblando toque el timbre dos veces.

Ding.. Don.. Ding.. Don..

Voy yo — una voz femenil se escucho detrás de la puerta, de quien era la voz ni nadie menos que "Sasha".

— Hola — al poco rato que abrió, hable y la puerta se cerro en mis narices.

Genial..pensé

Volví a tocar y de enseguida se abrió la puerta.

— ¿Que haces aquí? — Hablo con enojo.

— Te vine a buscar — Sonreí con timidez. 

— Aja.. Ahora dime que quieres — se estaba fastidiando eso era obvio.

— Hablo enserio — me puse enfrente de ella, intimidarla básicamente.

— Ve a buscar a Katia, más seguro ella si quiere algo contigo — se alejo un poco de mi.

— Pero.. — mi voz se empezó a quebrar.

— ¿Quieres llorar? — verga lo noto.

— Ehh.. No ya me tengo que ir — al justo momento que me iba a echar a correr ella me agarro del cabello como si de perro tratase y me volteo poniéndome enfrente de ella.

— Los hombres no lloran — hablo con delicadeza y después me beso.

— Wow.. — dije una vez separándome de ella.

— Eres un estúpido — me beso en la mejilla izquierda y me cerro la puerta en las narices.

Dios fue real o fue solo un sueño — hable conmigo mismo cayendo lentamente al piso recargada en la puerta de ella.

Así mismo con Sasha..

Eres una idiota Agreste — se hablo a si misma, repitiendo la acción de Mack mientras se tocaba los labios y cerraba los ojos para imaginar de nuevo como era sentir sus labios, se había echo su droga favorita y apenas lo había besado.

Enamorando A La HeteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora