17

48.6K 2.4K 50
                                    

Anya

Esto es malo. Muy malo.

Por lo menos 15 hombres notablemente enojados pasan frente a mi mientras se acomodan en la sala. Tensa, veo como Anton y Aleksei intercambian miradas frías.

-Anya- Aleksei voltea para mirarme.-ve a mi oficina y no salgas de ahí; entiendes?

Respiro, conteniendo las ganas de decirle que estoy harta de tantas putas órdenes pero muerdo mi lengua.

Algo me dice que nada bueno saldrá de ahí si abro mi boca.

Miro a los hombre en la sala y ninguno regresa mi mirada; ni siquiera escucho un ruido alguno.

Me volteo y subo las escaleras hacia la oficina de Aleksei; una vez abro la puerta y la cierro con seguro me dejo caer al suelo.

Comienzo a mirar y pasear mis ojos alrededor de la oficina; ya no está el mueble que vi a Aleksei romper noches atrás y hay un vacío en el lugar donde solía estar. Me pongo de pie cuando me doy cuenta de algo.

Definitivamente hay un teléfono en esta oficina o algo que me ayude a llamar a Nas; cosa que estaba a punto de hacer antes de que Aleksei apareciera.

Me dirijo al escritorio y intento abrir todos los cajones que puedo para encontrar que todos tienen cerradura.

Suspiro y aunque podría abrir la cerradura de los cajones no es buena idea porque cuando termine sería obvio que forcé mi entrada a ellos.

Ese siempre fue el fuerte  de Havel, no el mío.

Miro el único cajón que no probé abrir y aunque probablemente también tiene cerradura no pierdo nada intentándolo.

Abro mis ojos sin creérmelo cuando la cerradura cede sin problema y logro abrirla.

Veo la caja que contenía las cartas frente a mi y suspiro antes la tentación de abrirlas y leer su contenido.

Léelas! Que es lo peor que podría pasar? Que Aleksei se enoje? El siempre está enojado! Además; que otra cosa puedes hacer si el no te dice nada?- argumentó mi conciencia.

En ese momento me pareció razón suficiente.

Ariadna;

Aún no puedo creer que esté haciendo esto de escribirnos cartas; jodido infierno, debo estar realmente loco para dejar que me convencieras de esto.

Aunque hablemos siempre te extraño más de mi que crees: mierda no sabía que esto sería tan difícil; ya no puedo pasar frente a la galería sin sentir un sabor amargo en mi boca.

Sé que tú solo te propones seguir tu sueño cueste lo que cueste y admiro su fiereza para defender las cosas en las que crees y lo que admiras, creo esa es la única razón por la que no te impedí irte. Puedo ser un cabron, pero no impediré que tus sueños se cumplan.

Bueno, no alargaré esto porque ayer tuve muchos idiotas con quienes lidiar, ademas que tuve que ayudar a Kasimir a que no se meta en más problemas y por eso creo tener un o dos nudillos rotos; por lo que iré al grano.

Nunca dudes de tu capacidad de realizar tus sueños; y si las cosas se ponen difíciles vas a tener que tomar decisiones y quiero que recuerdes lo mucho que quieres lograr tu sueño, porque las decisiones que vas a tomar serán difíciles y duras, esta en ti tener el valor de tomar la decisión adecuada.


Pensando en ti,

-Aleksei.

Cuando termino de leer suspiro y miro la carta fijamente.

Como dos personas que se querían tanto no pueden estar juntas?

Aleksei

-Quién me va a decir que mierda está pasando aquí?- pregunto cuando todos los hermanos presentes están sentados frente a mi.

Miro cada una de las caras presentes y ninguno me devuelve la mirada. Miro a Anton quien ni siquiera me mira.

-Ni siquiera mi vicepresidente?- pregunto mirándolo fijamente. La mirada de Antón me hace saber que tenemos mierda que hablar después.

-Yo lo haré- Sergei se pone de pie y me mira con los ojos negros y muertos.-quiero que la sentencia de Ivanov se le sea aplicada a Dimitri.

-Cuál es la razón por la que quieres que se le sea aplicada una muerte tan atroz que solo se usa en caso de que nos haya traicionado; si ese es el motivo morirá hoy mismo, pero hermano; si no es esa la razón- suspiro antes de mirar a Sergei y siempre mente decir.-sabes que no puedo aprobar la sanción.

-Secuestro a mi mujer y la vendió a la puta línea de tráfico en Mexico! La vendió como si fuera una maldita cosa! Probablemente esté muerta; o siendo violada, quién sabe! Dime si eso no amerita la sentencia que demando!- grita y yo miro fijamente a Sergei antes de decir;

-Vamos a recuperar a tu mujer; y después según lo que ella nos cuente o diga, tomare mi decisión, me entiendes?

-Les dije que no haría nada, desde que esa mujer entró a su vida ya no piensa en La Hermandad ni en nosotros- escupe.

Inhalo tratando de calmarme, antes lo hubiera enviado al otro lado de la habitación de un puño sin pensarlo dos veces.

Pero no podía hacer eso; por más que no me agradara Sergei.

-Cuidado con tus palabras- advierto.-podrías desear no haberlas dicho en un principio si las repites.

-Acaso me equivoco? Si quiera fuiste a la reunión con Stone?- pregunta y cierro con fuerza los ojos antes de suspirar.

Maldita sea; olvide la reunión por completo, ahora tendría que llamar a Stone, olvidar mi orgullo y disuadirlo de volver a tener otra reunión y solo esperaba que accediera a dármela; ese hijo de puta era un demente que hacía volar edificios por diversión.

-Arreglare esto- digo y justo cuando voy a continuar Sergei vuelve a interrumpir.

-Si tú no vas a hacer justicia por mi mujer o aplicar sanciones necesarias entonces necesitamos un presidente que sí lo haga.

-Y a quien propones poner en mi lugar, hermano?- pregunto entre dientes.-a Kasimir o Yarik? Ninguno de ellos es mayor de 27 y viven en Rusia; y Los Mayores han dictado que los Alkaev seguirán siendo los que estén a la cabeza de la hermandad- les recuerdo.

-Tienes un hermano mayor Aleksei- me recuerda Sergei.-o ya lo olvidaste? Vive en Seattle, a solos dos calles de distancia.

Con Un Mafioso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora