Anya
Veo un poco consternada como Aleksei mira hacia la esquina de la habitación con una expresión vacía mientras mueve su pierna con persistencia.
Algo está mal, se nota a kilómetros de distancia.
Pero estoy segura de que no es algo que pueda preguntar en plena consulta con mi nueva doctora.
Cuando Aleksei dijo que se trataba de una experta me esperaba a una mujer mayor, tal vez incluso con algunas canas en su cabello.
Lo que definitivamente no me esperaba era una alta, hermosa, rubia y notablemente joven doctora en su lugar.
Sí, fue una gran sorpresa.
Mientras ella llenaba unos papeles nuevamente la recorrí con la mirada, su maquillaje era impecable; muy discreto y nada ostentoso, la blusa blanco marfil y los pantalones de vestir negros junto a unos tacones la favorecían absolutamente, y aunque cualquiera se imaginaría lo contrario; la bata blanca que portaba con un Dra. Hazel Cox estaba escrito en una impecable letra corrida color azul marino.
-Voy a necesitar que te cubras con la bata que está sobre la camilla y retires toda ropa de cintura para abajo para que pueda realizar la transvaginal. Volveré en un momento para darte tiempo de prepararte.
Después de darnos una amable sonrisa se puso de pie antes de salir.
Aleksei me mira ponerme de pie y cuando un mareo me golpea y me tambaleo él me atrapa y hace que me apoye en la camilla mientras el remueve mis zapatos y baja mis leggings negras.
Mi respiración se corta cuando pasea sus dedos por mis muslos y después el de inclina y de acerca a los huesos de mi cadera visible a través del pequeño encaje de la ropa interior.
-Aleksei- murmuro porque además de estar tensa por tenerlo prácticamente entre mis piernas y con mis hormonas despertando; aún está esa mirada en sus ojos.
Sus ojos azules se encuentran con los míos antes de que de vuelva a hablar.
-Recuerdo esto Anya; no mentiré nena, no recuerdo mucho de los lugares donde he estado; algunos ni siquiera están en mi jodida memoria. Pero por más que trate, por más que intente; no sales de mi puta mente. Estas jodidamente ahí constantemente. No sé si sea por esto- siento sus dedos subir hasta mi vientre y presiona un poco haciéndome sonreír.-o porque me lanzaste alguna clase de embrujo o esas mierdas pero jodidamente estas ahí. Clavada.
El niega y sus ojos regresan a la esquina de la habitación y me vuelve a mirar.
-Y ni siquiera puedo decir con honestidad que quiero sacarte de ahí.
A continuación siento como baja mis bragas y mi respiración se entrecorta.
-Quiero volver a estar dentro de ti. Y lo estaré; pero primero necesitamos revisar al renacuajo y después tener esa puta charla y no creo que vayas a ceder en lo último, verdad?
Niego y el mueve su cabeza y después dobla mi ropa junto a mis bragas y me cubre.
Respiro con dificultad mientras me siento impotente porque el está a unos centímetros de mi y quiero hacer tantas cosas al mismo tiempo que no puedo decidir cuál va primero.
Agradezco que la doctora entre en ese momento ya que me distrae de como Aleksei visiblemente se tensa y cierra sus ojos con fuerza.
Veo la piel en su cuello sonrojarse y veo como comienza a mover su pierna, luego mis ojos se pasean por sus grandes manos y suben por sus brazos; miro sus venas que están firmemente marcadas lo que me distrae de lo que está haciendo la doctora y solo me percato cuando ella finalmente introduce la sonda por mi entrepierna haciéndome apretar mis labios por incomodidad.
Miro al monitor y aunque no distingo absolutamente nada de lo que veo miro fijamente la pantalla.
Me puedo preocupar por Aleksei después. Primero está esto.
-Bien. Ahí esta; justamente ahí- indica y solo cuando apunta a una pequeña mancha es cuando lo encuentro.
Lagrimas se asomaron mientras y yo solo las deje derramarse porque inevitablemente, estaba feliz. Muy feliz.
Vamos, esto era prácticamente un milagro; muchas mujeres con mi misma condición nunca llegaban a concebir; pero yo lo había logrado.
Y si bien estas no eran las circunstancias que habría querido, podrían ser peor. Siempre podían ser peor.
-Yo cálculo seis semanas, sumando o restando un día.
Miro a Aleksei y el incluso tiene el descaro de sonreír un poco; está pensando lo mismo que yo.
Hace exactamente seis semanas fue la fecha de la fiesta.
-Bien; todo esta perfecto. Les gustaría escuchar los latidos?
-Sí- me apresuro a decir.
No lo puedo evitar cuando las lágrimas de derraman porque realmente estoy feliz. Podrían haberme dado una noticia devastadora y solo por el echo de estar escuchando a mi bebé mi sonrisa no moriría.
-Está callada- escucho murmurar a Aleksei, quien me mira con fiereza.-después de todo este tiempo, finalmente; está callada.
ESTÁS LEYENDO
Con Un Mafioso?
Ficção AdolescenteSexo. Dinero. Drogas. Poder. Esas palabras definitivamente eran las más acertadas para definir su mundo. Un mundo del que él era dueño. Un mundo en él que entre por accidente. Uno al que no pertenezco. Pero del que ahora era inevitablemente par...