Capitulo 17

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   - Marina – pensé que era Mariela, pero era una chica de la que siempre estuvo enamorada de mí en la secundaria.

- Ha pasado mucho tiempo de que no nos vemos – sonrió de oreja a oreja – y de verdad me alegra encontrar a alguien al que conozco, no sé nada de aquí.

Se encogió de hombros.

- No te preocupes, yo te ayudare a conocer el lugar – le ofrecí mi ayuda, tal vez pueda darme una oportunidad con ella, mejor me doy por vencido con Mariela, de igual forma ella no va a dejar al niñato ese – ¿Quieres sentarte?.

- claro

- ¿cuándo llegaste? – pregunte

- Llegue anoche, me costó mucho encontrar un piso cerca del parque – rio – hace un rato termine de arreglar mi departamento y la verdad es que me falta un montón, si acaso solo tengo montada la cama.

- jajaja – reí con ella, se veía tan graciosa con sus caras divertidas, y se veía hermosa – ¿si quieres podría ayudarte?.

- Harías eso por mí – sonrió de oreja a oreja y sus ojos mostraron un lindo brillo

- claro, porque no – sonreí de medio lado – podemos ir ya para no terminar tarde.

- Claro.

Nos levantamos y salimos del local, fuimos en busca de su departamento, lo cual no me lo podía creer que viviera en el mismo piso que el mío casualmente, solo que el de ella estaba dos plantas más arriba que el mío.

Me reí para mi mismo de lo gracioso que parecía, ella lo noto y se poso roja de vergüenza, quien sabe de qué.

- ¿Qué es tan gracioso? – pregunto igual de roja y preocupada.

- no es nada, - tome aire – lo que pasa es que yo vivo en este mismo piso.

- de verdad – abrió los ojos como platos y asombrada por la casualida.

- oh sí, no te parece gracioso ahora – le guiñe el ojo y sonreí de medio lado.

- ya todo tiene sentido – ahora ella rio a carcajadas – y… ¿cuál es tu plata?

- mi plata es la 3 la puerta 15 – arquee la ceja.

- oh, qué cosas de la vida – negó graciosa y tapándose los ojos con su mano de plano.

 Se abrieron las puerta de ascensor y fuimos a su puerta que es la 24, ella abrió la puerta, entro y medio espacio para que yo pasara, de verdad que esto era un desastre, bueno como quien dice o ese programa de niños, Bob el constructor, “manos a la obra”  , ya claro no piensen que veo programas para bebes, pero este es uno de los programas favoritos que me gustaban de niño y nunca se me olvida esa frase, que quede claro eh, comenzamos a acomodar, le ayude con la cocina a poner la, ya que era de armar, proseguí con la sala que consistía de un sofá de cuero café, una mesa de estudio, puse su televisión plasma en la pared y algunas cosillas por lo que no tenía mucho que ver conmigo, ya que la decoración más profunda era de mujeres, pero si me pedían mi opinión todo este o no bien arreglado se vería igual, al final me pidió que le colgara unos cuadros en la pared, para mi gustos eran unos muy raros.

- uf, vaya trabajo – dijo ella echándose en el sofá de cuero.

- créeme, esto no es nada – la imite ante su acción anterior – a mí y mi compañero nos toco subir todo desde abajo y acomodar.

Nos quedamos así por unos largos minutos hasta que ella rompió el silencio.

-¿Quieres cenar? – Pregunto nerviosa – estaba pensando en pedir pizza.

La tortura de mi ex novioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora